miércoles, 31 de julio de 2019

Celebrando el X Aniversario de El Bable al estilo El Bable

  Seguramente sabes (si es que sigues El Bable) que el décimo aniversario fue el 31 de diciembre de 2018. Y también es seguro que coincidas con la idea de que esa fecha de celebración mundial no es precisamente la más adecuada para hacer un evento en el que convoque para partir el pastel de mi aniversario, es por eso que el festejo lo desplacé siete meses y esto ocurrió el 31 de julio de 2019.

  Y la razón por la cual el título de esta nota dice que "al estilo El Bable" es debido a que, más que celebración del aniversario, fue la presentación del libro en el que venía trabajando por dos años, sobre un personaje medianamente conocido, o conocido tan solo por su nombre pero que en realidad poco se sabe (se sabía) sobre su vida. Esa fue la tarea que me dí, escudriñar en archivos de Salamanca, Guanajuato, Ciudad de México y, virtualmente, en Sevilla y Málaga, para seguir sus pasos.

  Y la presentación la hice ligando las cosas que nos son familiares en Salamanca con las cosas que durante diez años le fueron familiares a Diego Rul, pues fue ese espacio de tiempo el que vivió en esta población cuando aún tenía título de Villa, de 1784 a 1794... y él aún no tenía ni título de Coronel ni título de Conde.

   La presentación fu muy bien recibida, estuvo salpicada de palabras del español antiguo, del que se hablaba en la segunda mitad del siglo XVIII, con sus respectivas explicaciones y una serie de datos interesantes que plasmo con mayor abundancia en el libro.

   Libro de edición limitada, libro hecho artesanalmente, como el anterior que publiqué de Haciendas de Salamanca, esta vez mejoró en mucho la calidad de la presentación de cada ejemplar, por cierto, quedan algunos ejemplares disponibles, vía correo electrónico podemos acordar detalles, la dirección es: oficina.utt@hotmail.com



lunes, 29 de julio de 2019

Presentación de mi nuevo libro: Diego Rul, su paso por Salamanca.

  Lo más seguro es que aquellos que estudiaron la carrera de Arquitectura sean quienes conozcan, al menos por su nombre, a Diego Rul, dado que la construcción civil más representativa de los primeros años del siglo XIX tiene precisamente el nombre del personaje: La casa Rul.

  La casa de Diego Rul es uno de los iconos de la ciudad de Guanajuato, pero, más allá de la referencia arquitectónica, de su persona poco conocemos. El personaje atrajo mi atención hace algunos años cuando, al revisar una de las Gazetas de México, publicaciones equiparables al actual Diario Oficial; en la de octubre de 1793, anotaba que Diego Rul era el Alcalde Ordinario de la villa de Salamanca y colaboraba con 500 pesos anuales durante el tiempo que durara la guerra de España con Inglaterra.

  Mi sorpresa fue grande, saber que uno de los destacados personajes de Guanajuato, el que había casado con la hija del Conde de La Valenciana, había vivido en Salamanca, además, ocupando el cargo más importante que había me hizo pensar en el qué, cómo, cuándo… quedó entonces sembrada la inquietud de investigar sobre su vida, la tarea no fue nada fácil.

 Fueron muchos los Archivos Históricos que consulté, en el de Salamanca, por desgracia, la documentación del siglo XVIII no existe, hace tiempo fue perdida. En el de Guanajuato hay abundante información dado que Diego Rul ocupó la regiduría en el Real de Minas de Santa Fe y sus muchos negocios mineros y mercantiles quedaron registrados. Al llegar al Archivo Histórico de la Ciudad de México la información que contaba se fue aclarando más y más pues allí, en la sección del “Nobiliario” concentra muchos datos de él y de su esposa… en general de ambas familias, tanto en México como en España. Para ese momento tenía toda la idea completa, había rastreado sus huellas, cosa difícil de seguir pues si algo caracterizó a Diego Rul es su constante movilidad, podría decir que (usando un término por demás coloquial) “andaba del tingo al tango” continuamente.

  Veracruz, Ciudad de México, Salamanca, Guanajuato, San Juan de los Lagos, Valladolid, Xalapa fueron algunas de las poblaciones por las que el personaje se desplazaba continuamente, de todas ellas fue Salamanca en donde permaneció más tiempo: diez años.

  En el primer episodio que en Acámbaro se registra al comienzo de la Guerra de Independencia es justo cuando los insurgentes detienen a Diego Rul, de este modo se convierte en testigo de los tres primeros meses de guerra. Estuvo presente, en calidad de rehén en la Batalla del Monte de las Cruces, también es testigo de la primera gran derrota de Hidalgo y sus seguidores en Aculco, ahí es liberado y comienza su participación activa en el bando realista… sus días terminarán en campaña, justo al comenzar el primer día del Sitio de Cuautla.

  Si bien la vida de Diego Rul termina en 1812, su huella sigue por varias décadas más, pues su viuda se ve forzada a tomar las riendas de la fortuna familiar, fortuna que con la visión de su marido acrecentó grandemente. Esto me llevó al interesantísimo Archivo Histórico del Colegio de las Vizcaínas en la Ciudad de México para consultar un enorme, monumental expediente que contiene todas las vicisitudes que María Ignacia Obregón, hija del Conde de La Valenciana y viuda del Conde de Casa Rul tiene que atravesar a fin de salvaguardar los bienes y asegurar el futuro de sus hijos. Con ello comprobé la veracidad que tiene una frase, por demás conocida: “detrás de todo hombre hay una gran mujer”. 

  El colofón de la historia que logro rescatar es un pasaje, por demás curioso que ocurre precisamente en Salamanca, poco antes de finalizar el siglo XIX cuando, cien años después, los descendientes del que fuera el mentor de Diego Rul en Salamanca y los descendentes del conde se enfrascan en un pleito (por dinero, claro es) que no tiene solución alguna.

  El fin que persigo con esta publicación es el de documentar debidamente la mucha historia que hay en Salamanca y que no había sido cabalmente estudiada en fuentes primarias, incluir a todos los personajes que dejaron huella en su tiempo, que vivieron en nuestra población y que por diversos motivos cayeron en el olvido. Justo es rescatarlos para ser agregados en el abultado elenco de salmantinos distinguidos.


domingo, 28 de julio de 2019

Las cruces griegas en algunos templos de Oaxaca marcando los Misterios

  Algo más que llamó mi atención en Oaxaca fueron las cruces que marcan los Misterios en algunos templos pues no es la forma habitual de marcarlos. Normalmente vemos una escena asociada a algún pasaje de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor, además del número romano correspondiente al Misterio, pero, en este caso específico en la Catedral de la ciudad de Oaxaca vemos en la cala, que desde un principio se marcó con una Cruz Griega y esa tradición se mantuvo.  Crux Immissa Quadrata.

  La Cruz Griega es la simétrica, la que cruza justo en el centro y cada parte mide exactamente lo mismo. Además de haberlo visto en la Catedral, también estaban en el templo de La Soledad y en el Oratorio. ¿Por qué precisamente usaron la Cruz Griega? No lo sé.

  Lo que sí recuerdo fue haber visto hace algunos meses, en el Archivo General de la Nación, algunos documentos procedentes precisamente de Oaxaca, los cuales decían que no estaban autorizados "los griegos" a pedir limosnas en ese obispado. Creo que cuando mencionan esos "griegos" se refieren a algunas personas que profesaban el rito antiguo en la iglesia católica, no estoy del todo seguro. Lo que sí ocurrió fue que al ver una cruz de este tipo, de inmediato recordé la documentación que mencionaba a esos "griegos" en Oaxaca.