viernes, 15 de mayo de 2020

Algo sobre el Real, la moneda, el camino y las minas...

 Bien sabes la afición que tengo (entre varias otras) a las palabras, sus significados, sus orígenes y, en ocasiones, su decadencia… o desuso en todo caso. Esta vez le corresponde a la “real”, y para ello me sustento, me soporto, y hago referencia a algo real, la Real Academia de la Lengua. Para comenzar vemos lo que allá en el 1737 en el Diccionario de Autoridades se definía por real:

REAL. Lo que tiene física y verdadera existencia. Se dice también lo que toca y pertenece al Rey. Vale asimismo, ingenuo en el trato, y que no usa cautelas ni reservas. Equivale también a generoso y noble, con semejanza al porte de los Reyes: como pensamiento reales. Se llama la principal galera de testas coronadas y Reinos independientes. El campo donde está acampado un Ejército: y rigurosamente se entiende del sitio, en que está la tienda de la Persona Real, o del General. Se toma también por el cuerpo del Ejército”. 

Si por acaso te ha surgido la duda del ¿por qué al camino se le decía Real?, aquí está, del mismo diccionario, la razón:

CAMINO REAL. Se llama el más ancho, principal, fácil y cursado de los pasajeros, y el más público: y por eso tienen obligación las Justicias de tenerle llano, y compuesto, y en partes empedrado. Llamase Real, porque es público, o guía a parajes grandes, y se camina por él con más conveniencia”.

   Seguramente has leído la historia de ciudades mineras como Guanajuato, Pachuca, Taxco, o cualquier otra, y has visto que se le referenciaba también con la palabra real, esto debido a que era la manera en que entonces se les llamaba a los distritos mineros, claro lo tenemos con Real del Monte o Real de Catorce:

“Junto con la villa, la provincia, la misión y el presidio, instituciones españolas, existió otro importante establecimiento llamado real de minas. Se trataba esencialmente de un distrito minero en donde las autoridades, además de ejercer las funciones de gobierno, judiciales, fiscales y militares, debían aplicar las medidas conducentes al incremento de la producción de metales. Las autoridades superiores habían elaborado unas ordenanzas que los administradores del real de minas debían aplicar con firmeza y sagacidad. Con frecuencia, el administrador era el mismo alcalde mayor de la provincia, ya que aquí se podían obtener las mayores ventajas económicas”. (Breve historia de Sinaloa, Sergio Ortega Noriega. Colegio de México, 1999)

 Y ni que decir de la moneda, que se llamaba, precisamente, Real:

REAL ACADEMIA ESPAÑOLA
Diccionario de Autoridades - Tomo V (1737)

REAL. Moneda del valor de treinta y cuatro maravedís, que es la que hoy se llama real de vellón; pero no la hay efectiva. En algunas partes de España se entiende por real, el real de plata.

REAL DE A CINCUENTA. Moneda de plata del peso y valor de cincuenta reales de plata doble, de los cuales hay muy pocos, por no ser moneda usual.

REAL DE A DOS. Moneda de plata del valor de la cuarta parte del real de a ocho, o mitad del real de a cuatro.

REAL DE A OCHO. Moneda de plata que contiene el peso y valor de ocho reales de plata. El que contenía ocho reales de plata corriente, o del valor de real y medio de vellón, valía por consiguiente doce reales de vellón. El que contenía ocho reales de plata doble, valía quince reales y dos maravedís de vellón: y este por la última Pragmática ha subido al valor de diez y ocho reales y veinte y ocho maravedís de vellón, que corresponde a diez reales de plata doble.

REAL DE A OCHO DE MARIA. Moneda de plata que se fabricó en el año de mil seiscientos y ochenta y seis, de menor peso que el del real de a ocho común, y correspondiente al valor de doce reales de vellón. Diósele este nombre por tener gravado en la cara principal el Dulcísimo Nombre de María con una cruz encima.

REAL DE A QUATRO. Moneda de plata del valor de la mitad del real de a ocho.

REAL DE PLATA. Moneda que en lo antiguo valía lo mismo que el real de vellón; pero después que se le dio a la plata el premio de veinte y cinco por ciento, valió real y cuartillo de vellón, que es el real que se regula en la limosna de la Bula. Después se le dio a la plata el premio de cincuenta por ciento, por lo que subió al valor de real y medio de vellón, y hoy se llama real de plata corriente. Últimamente subió al valor de diez y seis cuartos, que es el que hoy se mantiene con el nombre de real de plata doble.

Ya para terminar vemos que el Real, como moneda, tomó carta de naturalización en México:

  “El real fue una denominación de moneda en México que se mantuvo vigente hasta 1863 por Benito Juárez, siguiendo la ordenanza de la Constitución de 1857 que implantaba de jure un decimal sin embargo de facto se seguía usando el antiguo sistema de fracciones en octavos. Las equivalencias eran de 1 escudo de oro por 16 reales de plata o 128 tlacos. El peso se convirtió, en 1897, en la única unidad monetaria vigente en México, con una tasa de cambio de 8 reales por 1 peso.

  Las monedas valuadas en reales emitidas por primera vez en México pertenecían al real colonial español. En 1822 se comenzaron a emitir monedas del real de México. En 1863, México comenzó a emitir monedas valuadas en centavos, la fracción del peso mexicano, pero las monedas denominadas en reales (en particular, las monedas de 8 reales) siguieron siendo acuñadas hasta 1897.” (Wikipedia)

No hay comentarios:

Publicar un comentario