martes, 22 de diciembre de 2009

La Plaza de las Tres Culturas en Santiago Tlatelolco

No se tú, pero a mi estos son los graffiti que más me molestan, todos son detestables, pero los pintados sobre edificios históricos son, sencillamente, abominables.


Esta vez enfilé rumbo a la ciudad de México, la intención que llevaba era un poco distinta a los demás recorridos que hago, ahora llevaba la intención de recabar información sobre la leyenda y recorrido del Cristo Negro venerado en Salamanca, El Señor del Hospital, y como es en Tlatelolco el lugar donde inicia el relato, hasta allá llegué. Lo primero que topo es un cierto ambiente que se ha quedado registrado en el lugar por lo sucedido en aquella fecha ya mítica para muchos de nuestra generación, la cual se dice “no se olvida”, en efecto, me refiero al 2 de octubre y la Plaza de las Tres Culturas.

Tanto se ha dicho sobre lo sucedido en la Plaza de las Tres Culturas que hay un cierto sobrecogimiento cuando se llega a ella. Al menos eso fue lo que experimenté.


Tlatelolco tiene una historia antigua, fue, en cierta medida, la rival de la Gran Tenochtitlán, era allí en donde se desarrollaba el mercado más grande ese que sorprendió a Hernán Cortés por sus dimensiones y organización. Su nombre viene del náhuatl, se interpreta como Tlatelli, “terraza" o Xaltilolli, “punto arenoso”.


El folleto explicativo de la zona arqueológica que entregan por parte del INAH al entrar en la zona dice que “algunos documentos antiguos mencionan la fundación de Tlatelolco anterior a la de Tenochtitlan y otros como posterior; lo cierto es que ambas ciudades nacieron y compartieron el mismo destino. Tenochtitlan controló el poder ideológico, político y económico, mientras que Tlatelolco participó en todas las campañas militares de conquista hacia otras poblaciones del México prehispánico y dirigió el comercio a partir de 1428, cuando los mexicas se liberaron del señorío de Azcapotzalco y trasladaron a Tlatelolco su mercado, el más importante hasta la llegada de los europeos”.


En esta foto vemos un detalle del Templo Calendárico. “Se le conoce como Templo Calendárico ya que sus fachadas secundarias están decoradas con tableros que contienen 13 glifos cada uno, los cuales corresponden a las tres primeras trecenas del calendario ritual o Tonalpohualli”. Si consideras 13 glifos por cada lado, es decir, 13 x 4 nos da 52, que es la medida de un siglo. Medidas asombrosas y de precisión en la cuenta del tiempo encontramos aquí.


Cuando la celebración de Santiago Apóstol te comentaba que fue el nombre más difundido en la fundación de pueblos al inicio del período Colonial debido a que es el Santo Patrono de España. En la placa ubicada en la puerta lateral leemos que “la primera iglesia dedicada al Apóstol Santiago fue edificada en Tlatelolco inmediatamente después de la conquista militar. Algunos españoles afirmaron que durante las batallas, la aparición del Santo Santiago fue determinante para alcanzar la victoria”.


“Después de dos primeras construcciones, el edificio actual del Templo de Santiago fue inaugurado por Fray Juan de Torquemada en 1610. Como resultado de la guerra de la Reforma, el templo sufrió enormes saqueos. Posteriormente en el Porfiriato se convirtió en almacén de explosivos de los Ferrocarriles Nacionales. En 1948 fue rehabilitado como templo católico y puesto en funciones bajo las orden de sus fundadores, los Franciscanos”.


Y es aquí en donde nos pega. El ver los remanentes de magníficos edificios y frente a esos restos ver surgir uno que se vino a imponer encima del otro causa un cierto malestar, pero, eso ha sucedido siempre en la historia, los vencidos y los triunfadores… creo que el concepto anotado en la placa es más que rotundo.


Y rotunda es esta otra placa que nos muestra el lugar de la derrota en la fecha que cayó la gran Tenochtitlán, por ende cayó también Tlatelolco, 13 de Agosto de 1521.


Y siguiendo el recorrido por la Plaza de las Tres Culturas nos encontramos con otra placa más, ésta, la que nos hace recordar la tragedia del 2 de octubre de 1968.


Lo he comentado siempre, especialmente con mis amigos originarios del Distrito Federal, definitivamente la Ciudad de México es el lugar más sorprendente en todo el país. Pensar que tan solo en Tlatelolco viven actualmente más de 300 mil personas, la misma población de una ciudad media en cualquier parte del país, concentrada en esos edificios es tan solo una pequeña muestra de las mil cosas sorprendentes que encierra la “ciudad de los palacios”, “la región más transparente”, la Gran Tenochtitlán!




Y aquí la primera muestra de las cosas extrañas que se observan en la Ciudad de México, saliendo de Tlatelolco, luego de cruzar el puente peatonal me encuentro este extraño árbol de muñecas… un poco misterioso, ¿Qué más encontré? Eso lo verás mañana y los próximos días en que te llevaré a la que dicen es la ciudad más grande del mundo. Ojalá hubiera paseado con mi recordada Beatriz, ella si que se conoce todo el "defectuoso".


1 comentario:

  1. Gracias por el post. Un amigo y yo estuvimos discutiendo si fuera en Tlateloclo o cercana al Zócalo donde se habían construido una iglesia con las piedras mismas del templo mayor. Pero resulta que pasó en ambos lados. Sólo que la iglesia contruida por Cortés con las piedras del templo mayor de Tenochtitlan al norte del Zócalo ya no está allí sino que fue reembplazada con la catedral metropolitana.

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