Desde que comencé mi celebración del Bicentenario, bien lo sabes, apareció en la red mi blog llamado Cabezas de Águila, de eso en una buena cantidad de ocasiones te fui contando de como iba el desarrollo del mismo. Todo eso comenzó el 1 de abril de 2010. Según lo imaginé, al principio, esto me llevaría 9 meses, considerando que son 260 estelas las que se fueron plantando a lo largo de la Ruta de Hidalgo. Mientras más camino recorría más cosas encontraba y me di cuenta de que esos nueve meses con un artículo diario no me bastarían para hacer el recorrido e ir dando cuenta poco a poco de lo que fueron los primeros meses de la guerra por la Independencia. De lo que me sucedió a lo largo del camino te he ido contando. Quizá no te dije que, dadas las circunstancias que todos vivimos, (-$), desde San Luis Potosí me fue imposible seguir el recorrido físicamente, como quiera, unas veces ayudado por el Cronista de Moctezuma, SLP, otras por el Google Earth, hace pocos días terminé con la visita a la estela 260, una de las que está en Chihuahua. Al final Pitágoras me falló y nos quedamos cortos con 2, como quiera, considerando como suceden las cosas en nuestro país (me refiero que aun siguen desperdigadas por algunos sitios las Cabezas de Águila) creo que completamos la ruta.
Ahora, viendo este extraordinario dibujo, claro es, de Leonardo da Vinci, te comento que el recorrido no termina allí, el recorrido sigue pues, si una cosa pude constatar a lo largo de los casi 3,500 kilómetros [número que imagino es la distancia recorrida], si algo pude constatar es que la figura de Hidalgo sigue tan viva que se sigue moviendo. Me explico. Hace justo un año (casi) el 30 de este mes, pero del 2010, estaba en la ciudad de México, emocionado en el Paseo de la Reforma, viendo pasar el marcial y preciso cortejo que llevaba las calaveras de los héroes de la Columna de la Independencia al Castillo de Chapultepec. Esa especie de Tzompantli pasó frente a mí y frente a miles de gentes que se apostaron en las aceras de la calle más emblemática de la capital de la república para verlos pasar, eran los cráneos que, una vez más nos confirma ese gusto macabro que tenemos y esas ideas de Panteón de los héroes que tanto disfrutamos (lo digo en plural porque creo que tenemos las mismas ideas).
En ese recorrido que de nueve meses pasó a ser más de un año, pude comprobar que los recuerdos de Hidalgo se siguen moviendo, es decir, sus monumentos no están quietos, se mueven. Unos muy célebres como el primero que se le levantó en Tenancingo, Estado de México, o el de Toluca de Lerdo, o el de Salamanca (Guanajuato), y así como esos tres, en otros lugares también se siguen movimiento los monumentos levantados en su memoria: el cura sigue vivo. Lo que vemos en la fotografía es la Cabeza de Hidalgo en la Alhóndiga de Granaditas.
Pues bien, de todos es sabido que esa primera etapa de la guerra por la Independencia de México termina en Chihuahua cuando, luego de tres meses de espera, el 30 de julio, Hidalgo es fusilado, luego será decapitado y su cabeza, por órdenes de Calleja, deberá se cortada y trasladada a Guanajuato para ser exhibida, no solo allí sino a lo largo del trayecto, esto para el escarmiento de la población. A doscientos años de distancia lo que yo veo es que la figura de Hidalgo no paró, siguió viva y debió recorrer unos buenos mil kilómetros desde el Templo de San Antonio en el Convento de San Francisco en Chihuahua hasta su tétrico destino en uno de los ángulos de la Alhóndiga de Granaditas. De Chihuahua salió el 5 de agosto, a Guanajuato llegó el 14 de octubre, al cura Hidalgo le esperarían otros tres largos meses de cabalgar por el país que imaginó libre.
Bueno, ahora conoces cual es la siguiente etapa del recorrido que vamos haciendo en el sitio hermano de El Balble http://cabezasdeaguila.blogspot.com pues, una vez que logre encontrar la información completa o lo más completa posible, seguiremos el recorrido ya no de las Cabezas de Águila, sino, esta vez, el recorrido de la Cabeza de Hidalgo. Ojala te interese el tema y me sigas por allí. Y te aseguro que si, a ratos, dar con el recorrido de la Ruta de Hidalgo fue complicado, estas honduras en las que nos metimos, son aun peor...
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