jueves, 12 de mayo de 2011

De cuando existió la industria perlera en La Paz, Baja California Sur.

Llama la atención cuando se visita La Paz, ver que aun quedan reminiscencias de lo que fue el emporio perlero de antaño, el hotel La Perla, el logotipo de un almacén que creo ya desapareció en donde se ve un buzo con escafandra, mismo logotipo que se usa en un supermercado, esto nos da cuenta de lo que fue en algún momento la riqueza de los placeres perleros que abundaron en la región. La fotografía que vemos ahora nos da la sensación, de pronto, de haber sido tomada en el río Nilo, pero no lo es, corresponde a una escena habitual en los años veinte y treinta en la Bahía de La Paz, más específicamente en la cercana isla del Espíritu Santo.


Cuando se habla de perlas en las primeras décadas del siglo XX automáticamente se estará haciendo referencia a don Gastón J. Vives Gourieux. Por su nombre notamos su origen francés, pero fue mexicano, aunque nacido en San Francisco, California; en 1855, a los tres años de edad llegó a La Paz. Hijo de Juan Vives y Marie Anne Gourieux. Para 1975 es enviado a Francia para realizar sus estudios, inició la carrera de medicina no terminándola y cambiándose a la escuela de bioquímica. Es allí donde comienza a aprender sobre los moluscos bivalvos y la idea de realizar una nueva ciencia: la acuacultura. En la fotografía vemos a don Gastón, es el de pelo cano.


En el manuscrito de don Gastón J. Vives, rescatado y publicado por la doctora Cariño Olvera y que atinadamente Vives lo titula: "El porvenir de la Baja California está en sus mares"; la introducción que hace es una profunda irreflexión en torno a una gran realidad que el propio título engloba, eso de explotar racionalmente al mar.


"Muchas personas están en la firme creencia de que el porvenir del territorio sur de la Baja California radica en la explotación de sus minas, en el cultivo de sus tierras y en el aprovechamiento de los demás recurso naturales del suelo. Indudablemente, esa creencia es el exponente de los buenos y sinceros deseos que tienen la generalidad de los californios por el progreso del Territorio. Nosotros somos respetuosos de esta creencia, porque igualmente conceptuamos que si se aprovecharan esos recursos naturales del suelo, se lograría, en el trascurso del tiempo, un mejoramiento notable para esta región. Pero considerando que el progreso así alcanzado sería lento y tardío, y que la situación geográfica de la Baja California -rodeada por mares problados de productos privilegiados y especiales- es excepcional y nos brinda grandiosas perspectivas, aseguramos que la explotación racional, metódica y en gran escala de dichos productos marinos hecha por mexicanos y con recursos nacionales, traería aparejado para este Territorio inmediatas y grandes riquezas que sin duda se traducirían en una franca prosperidad general". (1)


Con estas ideas, vertidas en el manuscrito fechado en mayo de 1935 nos damos idea de lo racional de su pensamiento y de lo avanzado que fue su quehacer para su época. Don Gastón J. Vives logró crear un sistema de producción de perlas que no siendo artificiales, pero sí interviniendo la mano del hombre para su generación. Lamentablemente la ambición de otras personas dieron al traste con todo lo creado por Vives a lo largo de cuatro décadas pues él fue víctima del saqueo que se dio en 1913 una vez cundido el movimiento revolucionario en esta parte del país.


En esta histórica fotografía de la Isla del Espíritu Santo vemos la zona de cultivo, donde se mantenían las madre perlas que producirían luego las afamadas Perlas de La Paz. "En la bahía de San Gabriel, ubicada en la parte suroccidental de Espíritu Santo, aun podemos observar -en total abandono- las ruinas de lo que fue un extraordinario emporio perlero: la Companía Criadora de concha y Perla de Baja California, S.A. (CCCP). Se encuentran vestigios del impresionante sistema de 36 canales y esclusas, un dique de 500 m de largo, una pequeña vía de tren y varios terraplenes donde alguna vez hubo grandes construcciones".


Para bien y para mal, Vives participó activamente en la política regional, más bien dicho, fue elegido continuamente para puestos dada su preparación, comenzó como Diputado de Minas, (hay que recordar que no lejos de La Paz, en El Triunfo, había a finales del XIX, una gran mina de oro y plata); y al paso de los años fue elegido como Jefe Político, título que hoy día lo entendemos como Presidente Municipal, el cargo lo mantuvo durante varios años pues, siendo la época porfiriana en que los cargos públicos eran casi perennes, Vives no fue la excepción, solo que, al igual que en otras regiones del país, al triunfo de la Revolución de 1910, pagaría las consecuencias de su filiación porfirista.


"A finales del siglo XIX, en Baja California era bastante común que los políticos fueran al mismo tiempo hombres de negocios. Así, Antonio Ruffo, el comerciante más prominente de La Paz, fue presidente del Ayuntamiento de ese municipio en 1877. Miguel L. Cornejo y sus hermanos también combinaron la política y los negocios. Francisco Cabezud tenía una tienda de abarrotes, una agencia de transportes y una fábrica de cerilllos. Adrián Valdés, quien durante muchos años fue secretario y tesorero del Ayuntamiento de La Paz, tenía una imprenta. Juan M. Moreno tenía una cristalería. Ser hombre de negocios les permitía dedicarse a la política, aunque, contrariamente a lo que ahora sucede, esta actividad no les redituara ningún beneficio económico directo".


La riqueza de los placeres perleros del Golfo de California fue conocida desde que Hernán Cortés llegó con la intención de conquistar la costa norte de la Nueva España. "Al volver, sus relaciones de una nueva tierra y grandes riquezas de perlas, fueron recibidas por Hernán Cortés, quien comenzó la preparación de una nueva empresa para recuperar su nao de Guzmán y seguir las exploraciones de California... " Se refería a la Isla del Espíritu Santo, la cual la nombró como la Isla de las Perlas, por obvias razones; esto sucedió en 1534. Pero la ambición siempre ha sido grande, en un principio la Corona española era quién controlaba la pesca de perlas, pero, dada la lejanía del Mar de Cortés, era difícil tener un absoluto control. Piratería y contrabando, de todo se daba, así como algo que ahora todos estamos padeciendo sus consecuencias: el abuso hacia la naturaleza.


"En 1900, la concesión otorgada a la Compañía Perlífera de Baja California Sucesores, fue transferida íntegramente a The Mangara Exploration Company, Ltd. de capital inglés. El costo social y ecológico de los 12 años durante los cuales La Mangara explotó los recursos naturales y la mano de obra mexicanos, fue elevado y desfavorable para la región.[...] Por otra parte, la sobreexplotación de los recursos marinos en general, y en particular de las ostras perleras, menguó gravemente el potencial pesquero nacional. La pesca con dinamita, la extracción de crías y la destrucción de fondos marinos fueron una práctica común en La Mangara. Solo el repoblamiento de los bancos de ostras perleras, logrado gracias a las actividades del cultivo de la madreperla que llevó a cago Gastón J. vives en la isla Espíritu Santo desde principios de siglo, explica que el recurso perlero en el Golfo no se hubiera agotado".




Fue entonces que con conocimiento sobre las ostras, su reproducción y la gestación de la perla, Vives creó un campo perlero, logrando obtener la patente de su invento y colocándose como el primer maricultor en México, tal vez en el mundo entero. Su negocio llegó a requerir de 500 personas, lo que equivalía al 6% de la población total del puerto de La Paz. Sus operaciones no se limitaron a la isla del Espíritu Santo sino que también en la de Cerralvo y San José. "Además de la gran capacidad de trabajo y de administración que Vives demostró tener al crear un emporio perlero en solo 11 anios, el éxito en la producción de conchas y perlas que logró la CCCP tuvo como base la innovación tecnológica [por él creada]".


Vinieron luego la inestabilidad creada a raíz del inicio de la Revolución, Vives era el blanco de ataque principal por dos razones, una, la política, el haber sido Jefe Político del presidente Porfirio Díaz y la otra, la económica, porque su negocio estaba cotizado en muchos miles de pesos, que es como decir ahora, millones de pesos. 1814 se convierte el año del desastre para la industria perlera sudcaliforniana, don Gastón J. Vives lo describe en una carta a León Diguet, así:


"Usted no puede imaginarse el desastre del cual he sido víctima! El célebre Cornejo llegó un día a La Paz, a la cabeza de ochocientos feroces yaquis, puso la ciudad a fuego y sangre, y yo pude apenas salvar la vida, en parte nadando y en parte en una canoa para llegar hasta un navío de guerra americano.


Todas mis propiedades fueron incautadas, mi casa saqueada, la caja fuerte abierta con dinamita, mis archivos, muebles, valores, conchas, perlas, mercancías, todo se llevaron.


Mi hermano y mis empleados fueron expulsados, la estación perlífera de San Grabriel, destruida, los bancos de ostras cultivadas, explotados y arruinados. (Muchos millones de conchas, más de la mitad de buen tamaño)".

Fue así como la prospera industria de la maricultura creada por don Gastón J. Vives terminó, pensando que solo por el hecho de poseer sus campos sería suficiente para cobrar más y más riquezas, las madreperlas, simplemente murieron y el que fuera emporio, ejemplo a seguir de tesón y trabajo, aunado al profundo conocimiento en la materia, se desvaneció en pocos días. De la CCCP apenas si nos queda su recuerdo.


Las fotografías que aquí acompañan a este artículo las tomé de distintos libros y revistas que, de modo local, se publicaron en La Paz en los años setenta y ochenta del pasado siglo XX, no tuve la precaución de anotar la referencia, pero casi todas ellas vienen el Archivo Histórico Pablo L. Martínez en La Paz, Baja California Sur.


Con un afectuoso saludo para quienes, aun siguen cultivando la Madreperla en el Mar de Cortés y, más específicamente en Guaymas, Sonora.


Fuente:


Carinio Olvera, Martha Micheline. El porvenir de Baja California está en sus mares. Vida y legado de don Gastón J. Vives, el primer maricultor de América. UABCS-SEP. México, 2000.





4 comentarios:

  1. Sabemos que hubo yaquis en el buceo de perlas. ¿Existirán fotos?

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  2. Excelente publicación Benjamín...y comentandole a Raquel: SI...si hay fotos y leyendas sobre los buzos Yaquis (la de "El Mechudo", que tanto Benjamín ha publicado en su blog como yo en mi página) y fotos son más pocas, pero al menos hay una que es muy famosa de los "buzos de chapuz" y aparece www.perlas.mx (sección de historia).

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  3. ¡Qué interesante artículo! Me puse a buscar datos acerca de la industria de la perla en Baja California Sur ya que mi abuela solía platicarnos que su abuelo, Don Jesus Mendoza, tenía una flotilla de barcos y sacaban perlas del mar de Cortez a mediados del sigo XIX.

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  4. De dónde son las fotos? Son tuyas? Tienes más?

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