domingo, 8 de marzo de 2020

Haciendas de Querétaro, primera parte.


   Interesante y curiosa es la información que encuentro esta vez en el libro de estadísticas del estado de Querétaro que se publicó a mediados del siglo XIX cuando no se tenía confianza alguna con los números que se proporcionaban al gobierno y regularmente no se daban o se daban en cantidades muy bajas pues se temía un cobro excesivo de impuestos. Esto ya lo habíamos visto cuando se trató de hacer la primera estadística en tiempos de Santa Anna, cosa que no se logró hasta la presidencia de Comonfort y el entonces ministro de Fomento y Colonización se quejaba de lo mismo, eso de que no se podía obtener información exacta por el temor de la gente.

   Lo que a continuación comparto son datos de 1855, en los que veremos una serie de detalles por demás interesantes que nos dejarán ver cuánto ha cambiado el campo y la industria mexicana, unas cosas para bien, otras para mal.

   "En el Estado de Querétaro se cuentan 107 haciendas y 226 ranchos, á saber: 

   Nada me ha costado más afanes que la reunión de las noticias sobre fincas rústicas, porque alarmados algunos propietarios con la idea de nuevos impuestos, conformes otros con el estado actual de atraso en que se hallan entre nosotros aun los conocimientos más importantes, y ensimismados muchos en sus negocios ú ocupaciones, se han negado constantemente á darme esas noticias, salvo algunas pocas excepciones, haciéndome una resistencia pasiva tanto más invencible, cuanto que no alcanzaba medios humanos para contrastarla. Desde mediados de Diciembre del año próximo pasado les puse una atenta circular á todos los propietarios de predios rústicos, en la que incluí el menor número de noticias que debían darme y yo necesitaba para un mes después, como se los hacía presente, sobre todas las fincas de que no había adquirido aún ningún conocimiento.

   Se pasaron dos meses, en cuyo tiempo solo dos señores tuvieron el comedimiento de dármelas, y viendo tal demora por parte de los demás, di paso á mandarles atentos recados con mis auxiliares á los que estaban á mi alcance, y nuevos oficios á los que se hallaban lejos: así pude recoger algunas noticias, pero siempre el mayor número se me atrancaba y entretenía con decir á los auxiliares que volviesen mañana, pasado mañana, dentro de ocho días, al día siguiente.

   En tal estado, y acortándoseme mucho el tiempo con estas demoras, di cuenta de lo que me pasaba al Exmo. Sr. Gobernador, adjuntándole una lista de los más renuentes, lista que inmediatamente mandó tras, escribir S. E. á los señores Prefectos que correspondía, para que exigiesen las noticias que yo les tenía pedidas; aun pude recoger algunas otras por este medio, viéndome en el caso de mandar á mis auxiliares que fuesen á recoger las que me faltaban á las mismas haciendas, como hice al principio en el Distrito de San Juan del Rio. Debe suponerse que con tan malas disposiciones por parte de los señores propietarios para darme dichas noticias, como tuve la honra de manifestar verbalmente al Exmo. Sr Ministro del ramo de Fomento, Colonización, Industria y Comercio, y antes bien con un empeño decidido en ocultar los valores de sus fincas, reconocimientos, cosechas, muebles, extensión de terrenos, etc., era imposible de todo punto sacar la verdad para marcar los resultados ciertos de todas las circunstancias que ellas abrazan. Sin embargo, valiéndome de vanos medios, sobre todo de la vista de ojos, para hacer las indagaciones convenientes, y trabajando cien veces más de lo que hubiera sido necesario en circunstancias menos desfavorables, como las que por desgracia se halla envuelto nuestro país, he logrado acercarme á lo cierto en cuanto me ha sido posible.

   Pues que para la mayor exactitud es indispensable la medición de los terrenos y levantamiento de planos, para determinar lo que á cada uno corresponde de extensión según sus títulos, avaluarlos conforme a las circunstancias locales, evitar los litis que se suscitan á cada instante entre los pueblos y los hacendados, ó entre estos y aquellos sobre propiedad, y sacar de una vez esos terrenos baldíos de que tanto habla y que yo no pude encontrar en ninguna parte, aun viéndome de las indagaciones más exquisitas.

   Me he visto obligado á hacer esta relación, para que se vea lo difícil que es adquirir estas y otras noticias estadísticas, aun cuando se tengan á la mano todos los recursos y auxilios necesarios, por la sola razón de que dependen de la voluntad de muchas personas que no tienen disposición para darlas. De la calidad de las tierras, su extensión y cereales que producen anualmente, se hablará en el lugar que corresponda (1).

   Aunque tengo reunidas las noticias de todas las fincas rústicas y comunidades de los pueblos del Estado, empleando los medios de que hice mérito en al explicación del Cuadro anterior al hablar sobre haciendas y ranchos, debo añadir que para rectificar la extensión y clasificación de los terrenos, y los valores que de ellos aparecen en las recaudaciones de contribuciones directas, he tenido á la vista muchos avalúos de esas mismas fincas, hechos por peritos agrimensores, en los Distritos, principalmente del centro y de San Juan del Rio. En esta virtud, resultan de extensión total á los predios rústicos, incluidas las tierras de comunidades, 20,060 caballerías, 10 fanegas, en la forma siguiente:

   La reunión de las cantidades que representan las tierras labrantías, forman las cultivadas y si A cultivo y sumando á estas los bosques, resulta la extensión total enunciada. Mas como para llegar á las 876 leguas cuadradas que tiene el Estado, faltan 15,855 caballerías, 2 fanegas, quitaré 366 caballerías que resultan de 111 ¾ de fundos de los pueblos y 254 ¼ de caminos públicos, y aún quedan sin aplicación 15,489 caballerías, 2 fanegas, que no pueden ser otra cosa sino baldíos nacionales, cuya mayor cantidad existe evidentemente en el Distrito de Jalpan, que ocupa en el mapa una tercera parte del terreno del Estado, pero que es muy expuesto determinar por cálculos aventurados, y solo se lograría este objeto poniendo en práctica los medios de que ya he hablado en otro lugar.

   En las tierras cultivadas se hace la siembra y cosecha de los cereales y frutos anotados en el Cuadro, en las proporciones que expresan, como también de los valores que estos tienen en tiempos normales.

   Hablaré en particular de algunas circunstancias notables de estos productos, y de los puntos en que tienen lugar. La alfalfa se produce en esta capital especialmente, en San Juan del Rio, y poca en el Distrito de Tolimán. La siembra del algodón hasta ahora no pasa de ensayos muy pequeños; hay en una huerta de esta capital 70 plantas de la clase de arbustos, alguna siembra en San Juan del Rio y hacienda de Chichimequillas. El alverjón solo se siembra en corta cantidad en la hacienda de la Torre, Distrito de Amealco. La caña dulce ó cañaveral, según se llama por estos pueblos, se produce especialmente y de muy buena calidad en el pueblo de Peñamiller y misión de Palmas en el Distrito de San Pedro Tolimán, y alguna en la villa de este nombre que es la cabecera. También se produce en el pueblo de Concá y otros del Distrito de Jalpam, pero tienen mucha fibra y poco jugo á causa de la feracidad del terreno, pues hay años que levantan del suelo más de cuatro varas. La cebada se produce en casi todas las haciendas del Estado que tienen riego; y el chile, de que no se siembra más que una clase, que es el ancho, en algunas de estas. El frijol en casi todas, en número de cuatro clases, que son las siguientes: el parraleño, el gamboa ó pardo chiquito, bayo grande y bayo chiquito. El garbanzo se produce en las haciendas de Jacal Grande, Junca, Chichimequillas, Atongo, la Griega y algunas otras. Habas y papas en la citada hacienda de la Torre, y la lenteja en la de Carrillo. También se siembran cosa de 10 fanegas de alpiste en la hacienda de Junca, las que producen al año de 180 á 200, y su valor se considera á razón de 20 pesos carga. El maíz se produce en casi todas las fincas rústicas del Estado en mas ó menos abundancia, según la calidad de H, tierras; porque hay algunas tan resecas, como en el Distrito de Cadereita, que pocas veces llueve, y hace siete años que no se levanta una cosecha ni siquiera mediana que cubra los gastos de la labranza. Sin embargo, como hay tierras muy fértiles en el Distrito del centro, San Juan del Río, Tolimán y Jalpam he fijado por término medio el 100 por 1 al producto anual de esta semilla. La planta de maguey es muy abundante en los Distritos de Tolimán, Cadereita y Amealco, y poco en los de San Juan del Río y centro; su número asciende á 393.750 plantas en estado de producir, cuyo valor es de 51,596 pesos.

En Amealco se hace el más rico pulque del Estado, tan blanco, gustoso y de tanto cuerpo, que se puede comparar con ventaja al de los Llanos de Apam: el maguey produce además aguamiel, pita común ó ixtle blanco, quiote, mezcal y vino de este nombre, más ó menos rectificado: del jugo de sus pencas se hace un jarabe eminentemente pectoral. El trigo se produce también en todos los Distritos, excepto Jalpam, en los enlamados de los bordos y presas adonde tienen la costumbre de sembrarlo, y en las haciendas que tienen bastante riego, como Bravo, la Llave, Chichimequillas, Atongo y Balvanera. Es de buena calidad, y su producto anual está calculado de 25 por 1. El número de árboles frutales que se ha calculado haber en las huertas del Estado, contándolos materialmente en muchas de esta capital y de San Juan del Rio, es de 55,761, cuya mayor parte se compone de aguacates, limares, manzanos, duraznos, limones y naranjos. —Las clases y nombres de sus frutos son los siguientes: Limas de dos clases, dulces y agridulces; limones de dos clases, agrios y dulces; perones ó manzanas de tres clases, dulces, agridulces y cristalinos; chabacanos de dos clases damascos y chabacanos propiamente dichos; peras de tres clases, de San Juan, bergamotas y chinches; chirimoyas, aguacates, papayas, ciruelas, injertos de ciruela y chabacano, granadas corrientes, granadas de china; duraznos de tres clases, priscos, amarillos y melocotones; naranjas de dos clases, agrias y de china; tejocote, higos de dos clases, blancos y negros; cidras, guayabas de dos clases, amarillas y color de rosa; limones reales de dos clases, agrios y dulces; capulines, moras, zapote blanco, toronjas, membrillos de dos clases, agrios y dulces. (2)

Fuente:

1.- Balbontín, Juan María. Estadística del Estado de Querétaro en los años 1854 y 1855. Imprenta de Torres, México, 1857; pp. 37-40

2.- ibid pp. 48-53

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