De las órdenes militares que hubo en Nueva España hemos hablado ya, eran cuatro, la de Santiago, Alcántara, Calatrava y Montesa. También hablamos ya sobre los títulos nobiliarios que comenzaban como Señores y continuaban como Condes, Marqueses y Duques para luego seguir con Infantes y Príncipes y llegar a los más elevados niveles de Reyes y Emperadores. Lo que hoy veremos son los demás títulos que iban acumulando ciertos personajes, teniendo como ejemplo alguno de los sesenta y tantos virreyes que hubo en lo que entonces era México. Quizá has visto la retahíla de cargos que se ponían en los documentos oficiales, eran tantos que mejor escribían el consabido &a. es decir, etcétera, veamos:
La Insigne y Real Orden de San Jenaro es una orden militar de la Real Casa de Borbón de las Dos Sicilias. Lleva el nombre del santo homónimo, patrono de Nápoles; fue fundada por Carlos VII de Nàpoles de Borbón, Rey de Nápoles y Sicilia, posteriormente Carlos III como rey de España, el 3 de julio de 1738 para celebrar su boda con la Princesa María Amalia Walburga de Polonia y Sajonia. (La medalla de San Jenaro en la imagen de abajo.)
La Insigne Orden del Toisón de Oro es una orden de caballería fundada en 1429 por el duque de Borgoña y conde de Flandes, Felipe III de Borgoña. Es una de las órdenes de caballería más prestigiosas y antiguas de Europa, y está muy ligada a la dinastía de los Habsburgo y a las coronas de Austria y España.
Consejo de su majestad. Instituido inicialmente por Fernando I, Juan I lo estableció definitivamente en las cortes de Valladolid de 1385. También asesoraba a los reyes en esa época.
Mayordomo mayor. El advenimiento al trono de España del rey Felipe el Hermoso casado con Juana I de Castilla, hija de los Reyes Católicos, hizo que éste trajera la llamada etiqueta borgoñona de la Corte de su abuelo Maximiliano I de Habsburgo y, por tanto, se instituyera el cargo de mayordomo mayor del rey de España con funciones semejantes a las que antes había desempeñado el mayordomo mayor del rey de Castilla. (En la imagen de abajo aparece el duque de Alba, mayordomo mayor de Carlos V y Felipe II.)
Comendador. El régimen de encomienda español tiene orígenes que se remontan a la Reconquista (722 - 1492). Cada vez que un territorio era conquistado a los musulmanes, quedaba encomendado de por vida a su liberador, el príncipe o caballero que lo recuperaba usando su tropa, quien a partir de la encomienda pasaba a llamarse comendador. La tropa, compuesta por soldados que solían ser miembros de la servidumbre personal, leva o mercenarios, adquirían el derecho a una porción de la tierra recuperada (para ocuparla y en carácter de usufructo vitalicio) dentro de la jurisdicción encomendada por el Rey de Castilla. El Rey conservaba la propiedad de la tierra. A su vez, todos eran vasallos del pontificado de Roma. En el esquema tributario, todos pagaban tributo al comendador, a la Iglesia y al Rey de Castilla.
Capitán general. Un capitán general es un rango, grado o empleo del ejército, como lo son teniente general, coronel, alférez o sargento; de hecho es el grado supremo. Pero también era el mando, función, destino o cargo que se ostentaba, como el más alto de una región militar (también llamada capitanía general).
El empleo de capitán general apareció en España durante el siglo XVI, poseyendo funciones tanto militares como de gobierno. En la América dominada por la corona española este cargo solía corresponder a los virreyes, aunque debido a la extensión de los virreinatos fue necesario nombrar como capitanes generales a los gobernadores, que actuaban en determinadas áreas de menor extensión; en lo militar y gubernativo, sus funciones eran muy similares a las del virrey. (Hasta aquí todas las descripciones las he tomado de Wikipedia.)
Gentilhombre de cámara del rey. Existían otras distinciones honoríficas a las que se hicieron merecedores algunos novohispanos. Entre ellas destaca el cargo honorífico de Gentilhombre de cámara del rey, el cual implicaba que los agraciados, generalmente miembros de la nobleza, tenían llave de entrada a la recámara del rey, pudiendo entrar en cualquier momento y en particular cuando el monarca despertaba. Una llave de oro prendida en la casaca simbolizaba el distinguido oficio.
En Nueva España recibieron tal distinción seis nobles, el marqués de San Miguel de Aguayo, el IV conde de Contramina, los condes de Santiago Calimaya VIII, X y XI y el segundo conde de Regla. Este último notificó “a la nobilísima ciudad” en 1897 que le había concedido la gracia y que había hecho el juramento correspondiente ante el Arzobispo. Asimismo imprimió una tarjeta de visita informando que había recibido tal dignidad. (1)
Ahora, con todos estos datos, podemos entender cuál era la importancia que cada uno tenía, no se trataba de llenar toda una página con títulos, sino que era la forma de mostrar en dónde, dentro de la complicada estructura social venida de España, se ubicaba y, por tanto, el alcance que sus decisiones tenían. La lista incluye apenas seis de los 66 virreyes que hubo en la Nueva España.
Don Joseph Sarmiento Valladares, caballero del orden de Santiago, conde de Moctezuma y de Tula, visconde de Ylucan, señor de Monterrosano de la Peza, del consejo de su majestad, su virrey y lugarteniente, gobernador y capitán general de esta Nueva España y presidente de la real audiencia de ella, etc.
Don Francisco Fernández de la Cueva Enríquez, duque de Alburquerque, marqués de Cuéllar, conde de Ledesma y de Huelma, señor de las villas de Monbeltrán, la Codossera, Lanzahita, Mijares, Pedro Bernardo, aldea de Ávila, san Esteban Villarejo y las Cuevas, comendador de Guadalcanal, en la orden Santiago y de Benfayan en la de Alcántara, gentilhombre de la cámara de su majestad, su virrey lugarteniente, gobernador capitán y general de esta Nueva España y presidente de la real audiencia de ella, etc.
Don Juan de Acuña, marqués de Casa-Fuerte, caballero del orden de Santiago, comendador de Adelfa en la de Alcántara, del consejo de su majestad en el supremo de guerra, capitán general de los ejércitos, virrey, gobernador y capitán general de esta Nueva España y presidente de la real audiencia y chancillería que en ella reside, etc.
Don Juan Antonio de Vizarrón y Eguiarreta, arzobispo de la santa iglesia metropolitana de México, del consejo de su majestad, virrey, gobernador, capitán general de esta Nueva España y presidente de la real audiencia y chancillería que en ella reside, etc.
Don Pedro de Castro Figueroa y Salazar, duque de la conquista y marqués de gracia real, caballero de las órdenes de Santiago y real de San Genaro, comendador de Castilseras en la de Calatrava, capitán general de los ejércitos de su majestad y de su consejo supremo de guerra, teniente coronel de sus reales guardias de infantería española, gentil hombre de la cámara con entrada de su majestad y de su supremo consejo de guerra, virrey, gobernador y capitán general de esta Nueva España y presidente de la real audiencia de ella, etc.
Don Pedro Cebrián y Agustín, conde de Fuenclara, grande de España de primera clase, caballero del insigne orden del toisón de oro, del real de San Genaro, comendador de las pueblas en el de Alcántara, mayordomo mayor del serenísimo señor infante don Phelipe, señor de las varonías de Lucernic, Boquiñén y Maleján, Ribas, de la Villa de Albesa y Pardiña de Alcamin, virrey, gobernador y capitán general de esta Nueva España y presidente de la real audiencia de ella, etc.
Fuente:
1.- Zárate Toscano, Verónica. Los nobles ante la muerte en México. El Colegio de México, 2005, p.90
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