Sobre el ambulantaje, siendo que lo tenemos tan integrando en todas nuestras poblaciones, podríamos escribir todo un libro, lo cual no es el caso en este día sino tomando en cuenta el tema, veremos las palabras que están (o estaban) asociadas al tema. Son muchas y a cual más interesante, comenzamos por la que define la mercancía que se vende, normalmente, en el ambulantaje: Barilla o VARILLA. f. Conjunto de mercancías de un buhonero o gorgotero. Así lo definió el Diccionario de Autoridades en 1726.
Así, pues, al identificar la palabra Barilla, esta nos lleva a varios conceptos y, sobre todo, palabras ya en desuso:
BUHONERO. s. m. El tendéro que en una cesta grande, que trahe colgada del pescuezo, anda por las calles vendiendo cosas de poco valór: como son agujas, alfiléres, dedáles, cuchillos, tixeras, y otras semejantes.
GORGOTERO. s. m. El buhonero que anda vendiendo cosas menúdas.
Ojo, no están mal escritas, conservo la ortografía del siglo XVIII, cuando fueron escritas, entre 1726 y 17129.
Y, como en este mundo una cosa nos lleva a la otra, recordamos que, entre otras cosas y, entre otras palabras, si bien la Barilla, se refería a lo que hoy entendemos como mercería, igual nos refería a ciertas chucherías:
CHUCHERIA. s. f. Cosa de poca importáncia, pero pulída, y delicada, que mueve à curiosidad ò gusto. Tambien son chucherías las cosas de comer delicadas y de no mucha costa.
BARRILLA. s. f. Hierba delgada, que apénas sale de la tierra, cuyas hojitas relúcen como plata, las quales se cogen, y quemadas, de su ceniza se forma un género de piedra, que sirve para el vidro, y tambien para el xabón. Háila con abundáncia en el Réino de Murcia.
La otra:
«Y ese prieto que se acaba de sentar, á quien le nombran el barillero, pues con el pretexto de vender chácharas se junta con los caminantes y los introduce bonitamente á las emboscadas que él ó sus aparceros tienen dispuestas» (Astucia, tom. I, cap. 12, p. 225). «Unos versos de mi puño y letra con mi firma, que copié de unos versos que había comprado á un barillero» (Id., tom. II, cap. 1, página 12). «Una tabla entera de botes de pomadas rancias que compraba á los barilleros» (Id., tom. II, cap. 5, p. 129). «D. Jacobo ha sido alternativamente impresor, varillero, ayudante del alcaide de la cárcel, por cierto mal negocio; después jicarero, encargado de pulquería, y últimamente ha sentado plaza de arbitrista» (FACUNDO, Ensalada de Pollos, tomo I, cap. 1). «El surtidor especial de la servidumbre de la casa era un varillero. Este varillero se llamaba Angulo» (Id., Gentes, tomo I, cap. 14).
Nos queda pendiente saber sobre las chácharas...
Los buhoneros surcaban los caminos incesantemente; se trataba de comerciantes más o menos honrados que practicaban, sobre todo, el trueque. Sus mercancías procedían a veces de las ferias de los pueblos y a veces también de robos. Los buhoneros mejor situados contaban con un burro o un caballo y transportaban en él todo tipo de utensilios, tejidos v encajes. Adoptaban siempre los mismos itinerarios, lo que les permitía establecer vínculos entre las familias que les confiaban sus mensajes. En su siguiente paso por el pueblo traían la respuesta que les habían encargado transmitir. (Seguir leyendo, aquí.)
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