Celaya seis de marzo [1858], acampado el ejército liberal a la margen izquierda del río de La Laja, y el ejército conservador en Apaseo. Contando ya con cinco mil hombres, cuarenta piezas de artillería; el general Luis Gonzaga Osollo asumió la actitud de la ofensiva, dando cuente a la capital, atacaría a Anastasio Parrodi en sus instalaciones de la Laja, bajo el siguiente plan: Casanova cargaría en masa, vigorosamente sobre el flanco izquierdo del enemigo hasta envolverlo; la brigada Mejía, desde San Miguelito, destacando una nube de tiradores, con sostenes, molestaría al frente, distrayéndolo con sus planes de defensa; en tanto la división de Miguel Miramón marcharía sobre el flanco derecho, siendo de esta manera un ataque simultaneo y con denuedo.
Parrodi que marchaba a San Luis Potosí: advertido de los movimientos de las tropas de la Capital hacia el Bajío se volvió de la hacienda de la Pila, cerca de la ciudad de San Luis, al encuentro del enemigo, y llegó el día catorce a Celaya, donde reunidas las fuerzas de los estados coaligados, contaban con un efectivo de siete mil hombres, con treinta piezas de artillería, siendo los jefes principales, los generales Juan Nepomuceno Rocha, José María Arteaga, Manuel Doblado y Epitacio Herrera.
El ejército liberal contaba si bien con unidades muy buenas de las tropas procedentes de Jalisco y Guanajuato; las demás fuerzas eran soldados bisoños, de movilización reciente y guardia nacional que nunca habían entrado en combate, ni siquiera al servicio de campaña además de estar al servicio de gobernadores de los estados o de agentes nombrados por éstos quienes conservaban soberanía y facultades propias, teniendo cada contingente su administración militar y económica separada faltándoles con esto unidad y cohesión perfectas. En tanto Osollo con tropas veteranas y jefes y oficiales de reconocida competencia desde luego con una solida organización militar.
Parrodi abandona sus puestos que había logrado en las márgenes del río creyendo que Osollo se movía hacia Guanajuato, el día siete para impedir la ocupación de la plaza; pero el movimiento era falso, esto permitió a los conservadores pasar el puente de la Laja -“Tresguerras”- se adelantaron y entraron a Celaya: entonces Parrodi tuvo que replegarse a Salamanca, venciendo gran jornada el ejército liberal, hasta la noche del día ocho. Osollo toma ventaja con los movimientos realizados; al día siguiente Miramón avanza hacia Salamanca por el camino nacional, la división Casanova, siguiendo una línea diagonal a su derecha, a posesionarse de la hacienda de Cerro Gordo, donde estaban acampadas las caballerías liberales y estas al percibirlas se replegaron a Salamanca.
Miramón avistó Salamanca inesperadamente y con precipitación salió el ejército liberal y tomó posesiones al oriente de la población y comienza el cañoneo; a los primeros tiros perece el coronel Solís de los conservadores y en el campo liberal un batallón de la brigada Zacatecas se desbanda, arroja las armas al suelo y trabajosamente se establece el orden, hasta la noche, que pasa en silencio.
La misma noche del día nueve, el general Parrodi proviene al jefe de la caballería del ejército liberal, Mariano Morett, organizar con todas las fuerzas del arma, dos columnas a la misma altura, dos columnas a primera hora poniéndose a la cabeza el mismo Morett y de la otra el coronel José Calderón del primer cuerpo. Con las Caballerías de Guanajuato, Michoacán y Jalisco, el primer cuerpo de Lanceros y el Escuadrón de Cierra Gorda de Querétaro.
Al amanecer del día 10 de marzo, el ejército liberal formaba en orden de batalla en el lado oriental de Salamanca con sus jefes a la cabeza. El enemigo al frente: Miramón, tenía orden de entrar en combate, tan luego que observara el impulso que la división Casanova y la brigada Mejía debían ejecutar bajo la dirección del general Osollo.
Atronaban en el campo de batalla los disparos de las artillerías de uno y otro ejército. En la llanura que hay entre Salamanca y la hacienda de Cerro Gordo, [en la zona del arroyo Feo] formaba en la batalla la división Casanova, amagando el flanco izquierdo del campo liberal: observado esto, Parrodi ordenó a Morett cargara con toda la caballería por la izquierda sobre la división enemiga: muevénse, pues la caballería con sus jefes de columna de cada una , llevando la vanguardia Calderón; avanza en orden, como si se tratara de una parada militar, al paso, con las distancias debidas; luego arrancan al trote y al galope sucesivamente. Osollo observa, con anteojo, no pierde un punto de vista el movimiento.
De los mil ochocientos dragones que se le vienen encima y ordena que todos los fuegos se dirijan en líneas convergentes sobre la intrépida caballería: sigue adelante a pesar de la terrible granizada de balas de cañón, metralla y fusilería; ante el peligro Calderón no se arredró, Morett titubea, retrocede y huye, lo mismo que el sostén de la infantería, mientras la columna de vanguardia alcanza la línea de batalla del enemigo, se precipita sobre el arma blanca, arrolla un batallón de infantería y desconcierta a toda la división de Blancarte; pero sin apoyo, hecha pedazos bien pronto, peleando aún, cae herido de muerte el heroico coronel Calderón, quedando tendido en el campo enemigo y prisioneros o dispersos los restos de sus valientes soldados.
Perdida toda la caballería, se dispersó el batallón Fieles de Guanajuato y siguieron dispersándose cuerpos enteros botando al suelo las armas no quedando firmes más que el l º y 5º de línea ler. Ligero, tiradores de Guerrero, rifleros de policía y restos de la brigada Guanajuato que en número de 2800 hombres se replegaron para Irapuato, salvando 18 piezas de artillería y todos los carros del parque, en cuyo lugar se organizó la gloriosa retirada de Parrodi para Guadalajara.
Al día siguiente Osollo ordenó se tributaran los honores de ordenanza al coronel José Calderón, asistió al funeral del valiente. El general Osollo desde que fue recogido el cadáver de Calderón, ordenó que un sacerdote, el cura de Salamanca, ejerciera ante el heroico despojo los oficios de su ministerio. El sacerdote se negó a ello, alegando que Calderón era un réprobo que estaba fuera de la Iglesia y que no debía darle cristiana sepultura.
Osollo entonces dispuso que se fusilara al sacerdote y fuera enterrado junto con el cadáver de Calderón; ante esto y las suplicas de particulares y jefes aceptó. El ministro de Dios bendijo la tumba de héroe liberal. (Hasta aquí el extracto de los apuntes de Cambre). (1)
Este es el mapa satelital que hoy tenemos de la zona donde ocurrió la Batalla de Salamanca. Algunos la llaman la Batalla de Arroyo Feo debido a que se libró a lo largo del mencionado paso de agua que descarga en el río Lerma. Con tono rojizo marco parte del curso del arroyo, la zona de la batalla, como lo mencionan todos los autores que la han estudiado, va del camino real que entonces había, que es casi el mismo trazo que actualmente tiene la carretera 45, al norte la hacienda de Cerro Gordo, al sur el pueblo de Valtierrilla. El limite poniente sería la planta termoeléctrica, y el sur el río Lerma. Para aquellos buscadores de tesoros el área es una zona que no ha sido explorada adecuadamente y de seguro hay muchos vestigios, por la zona del rancho del Divisador; habrá que tener en cuenta que ese rumbo está altamente contaminado por los residuos tóxicos de la planta Techkem, la misma que fuera la Montrose hace muchos años y, hay, además la zona de aguas residuales de la CFE, esto quiere decir que hay que ir con la debida protección al lugar... y ni que decir de las vías del tren y las plantas químicas que ya no funcionan, como la que fuera de Fertimex.
Fuente:
1.- Mendoza Villagómez, Rodolfo. Cortazar. Comisión del Bicentenario. Guanajuato, 2010. pp. 55-58
Fuente:
1.- Mendoza Villagómez, Rodolfo. Cortazar. Comisión del Bicentenario. Guanajuato, 2010. pp. 55-58
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