Cuando estoy frente a estos portentos arquitectónicos del porfiriato me vienen a la cabeza varias ideas, algunas locales, en el sentido de que en Salamanca (lugar de que soy originario) se instaló una Prisión Modelo en los primeros tiempos del mencionado periodo; no se construyó una obra ex profeso, se adaptó el ex convento de San Agustín, en su claustro mayor, para tal fin. Al paso del tiempo, más de un siglo, el recinto se convirtió en el Centro de las Artes del Estado de Guanajuato. Aquí en la ciudad de San Luis Potosí igual ocurrió: la antigua prisión paso a ser el Centro de las Artes.
Otra de las ideas que se me viene a la cabeza es la Prisión de Lecumberri, en la CDMX, que desde hace algún tiempo aloja al Archivo General de la Nación y es esta construcción la que más paralelismos tiene con la de San Luis Potosí, ya que ambas fueron creados bajo el concepto panóptico.
Fue en 2005 que el proyecto presentado por el arquitecto Alejandro Sánchez García es elegido para hacerse cargo del proyecto de restauración de la prisión potosina para ser restaurada y convertida en el Centro de las Artes Centenario.
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