lunes, 5 de febrero de 2018

El Palacio de los Condes de Heras Soto, CH, CDMX

   En la Ciudad de los Palacios, como la bautizó el viajero francés Charles Joseph Latrobe (y no el Barón Alejandro de Humboldt, como comúnmente se cree), un palacio en particular, el de los Condes de Heras Soto, ubicado en el Centro Histórico de la Ciudad de México, amerita mención especial, tan sólo fuera porque es una de las joyas más preciadas de nuestros tesoros arquitectónicos.


  Está situado éste magnífico Palacio –informa Magdalena E. de Rangel-  en la esquina de las calles de República de Chile y Donceles, llamadas antiguamente y conocidas hasta hace pocos años con los nombres de Manrique y la Canoa, porque en la primera calle residió el Excelentísimo señor Don Alonso Manrique de Zúñiga, Marqués de Villa Manrique, séptimo virrey de la Nueva España. De la otra calle que hace esquina con la de Manrique y que ocupa el Palacio de Heras Soto, nos dice José Maria Marroquí en su libro La Ciudad de México:

  En los primeros años que siguieron a la conquista, el agua potable para el surtimiento de los vecinos, corría por caños abiertos en las calles y por ésta pasaba uno. En las calles en que el caño tropezaba con acequia, se establecía la continuación del caño colocando sobre la acequia uno de madera, que se llamaba canoa, de los cuales se conservaban todavía algunos en el año de 1725. El caño pues, de madera, o canoa, que hubo sobre la acequia de esta calle, fue el origen de su nombre.


  Así que en esta esquina de las calles de Manrique y la Canoa, en el siglo XVIII se erigió el palacio de Heras y Soto, “… del cual notables historiadores, arquitectos y estudiosos del arte colonial mexicano han hecho los más encomiables elogios –según nos dice Carlos Flores Marini-, considerándolo por su exuberante decoración y la ornamentación de la esquina un ejemplo único en la Ciudad de México”.

  Manuel Romero de Terreros, por ejemplo, dice en elogio de esta esquina: “En ningún otro edificio se esmeró tanto el cincel de los canteros como en la casa del Conde de Heras cuyas afiligranadas jambas de puertas y balcones y el querubín que sostiene la canastilla de frutas en el ángulo de la fachada son verdaderas obras de arte churrigueresco”.

  Toda la historia de México podemos recorrerla siguiendo como guía la de este Palacio; sabemos que su constructor, primer dueño y verdadero fundador fue un  rico artífice de la platería llamado don Adrián  Ximénez de Almendral; al morir éste, su viuda doña Antonia Azorín, casó en segundas nupcias, con José Nicolás Abad Jiménez. Al fallecimiento de doña Antonia,  los hijos de su primer matrimonio (Adrián, Cayetano y José Ignacio) y su segundo marido resultaron herederos del palacio, que finalmente vino a parar a manos del clero, porque José Nicolás, al enviudar, tomó los hábitos. Los religiosos de San Felipe Neri acabaron por subastar el palacio para saldar deudas de la complicada familia Ximénez-Azorín-Abad y fue entonces cuando se dividió en dos casas: en la calle de Manrique N° 4, el palacio principal y en el N° 5, la otra casa de menores dimensiones.

  Después de pasar por varios propietarios, el dividido palacio fue adquirido por don Sebastián de Heras Soto y Noroña quien recibió los títulos de Conde de Heras Soto y vizconde de Queréndaro el 27 de enero de 1811. Don Sebastián adquirió su nobleza y títulos ayudando financieramente con largueza al Rey Fernando VII. El palacio se convirtió entonces en el de Heras Soto y disfrutaron de él sólo dos generaciones, hasta que vino a ser propiedad de la familia Fagoaga Pimentel, cuando se le llamó la casa de los Pimenteles.


  El Palacio de Heras Soto sufrió un periodo de decadencia durante el siglo XX; sólo al decretarse el 11 de abril de 1980 la delimitación del espacio del Centro Histórico de la Ciudad de México, para proteger su patrimonio inmobiliario y quedar comprendido en su perímetro, se hizo posible su restauración y conversión en el magnífico Archivo Histórico del Distrito Federal (AHDF).

Nota: El texto lo tomé del sitio Archivo Histórico del Distrito Federal, aquí su enlace.

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