Así como en nuestros días todos ansiamos un título universitario, el cual dista mucho ser egresado de la Universidad Nacional, que de la Ibero, Lasalle, o alguna de las varias Autónomas que existen, que de las llamadas "Patito", en tiempos virreinales, se podría ser un Don, que un Señor, incluso llegar a ostentar un título nobiliario de Duque, Marqués o Conde, para engalanarlo aun más había, como los hay en nuestros días el Post grado, la Maestría y el Doctorado, aquellos encumbrados del virreinato buscaban algo que les daría aun más nobleza: pertenecer a una Orden Militar y ser nombrado Caballero de la misma.
Eran cuatro estas Ordenes: la de Santiago, Calatrava, Alcántara y Santa María de Montesa. En el documento que ahora vemos se marcan los requisitos indispensables que había para su obtención, para ello se tenía que hacer una serie de pruebas en las que lo que se pretendía probar era la pureza o limpieza de sangre de cuatro generación que eran la del solicitante, sus padres, sus abuelos y sus bisabuelos. Por limpieza de sangre se entendía que fueran españoles por los cuatro costados (en este caso los ocho costados) y que no hubieran antepasados de sangre judía o musulmana, recordando que ambos pueblos habitaron la península Ibérica durante varios siglos.
En la Nueva España esa "limpieza" de sangre era aun más estricta pues se verificaba no hubiera sangre indígena, negra o china. Pero de eso hablaremos en otra ocasión, lo que hoy nos interesa es saber un poco (te recomiendo entrar a los enlaces) sobre las cuatro órdenes a las que muy pocos podían aspirar.
Todas eran importantes, pero, como suele ocurrir, hay siempre algo más importante que lo otro. En este caso era la Orden de Santiago, identificada con un Cruz de Santiago, como la que porta el pintor Velázquez en su célebre retrato en una de sus pinturas más conocidas: Las Meninas.
Esta pintura me parece extraordinaria, y lo que vemos ahí es la Cruz de Alcántara, tanto la que cuelga del cuello del personaje, como el listón y su respectivo moño que lleva en su brazo derecho, se trata de Don Diego de Villamayor; es un retrato del pintor Pantoja de la Cruz, realizado en 1605, que se encuentra en el Museo del Hermitage de San Petersburgo, Rusia.
Ahora vemos a Don Pedro de Barberana y Aparregui, Caballero de Calatrava luciendo la cruz propia de la orden, la pintura es de Diego Velázquez y se encuentra en el Kimbell Art Museum, Fort Worth.
Los Caballeros de la Orden de Montesa se identificaban con su propia cruz, que es ligeramente parecida a otras dos, pero si las vemos con mucha atención (en la primera imagen) notaremos sus diferencia entre tres de ellas. El personaje del retrato es Don Federico Corbí Orellana, comandante de caballería en el Ejército Español, no tengo los datos del pintor.
Hubo quien llegó a ostentar las cuatro Órdenes, como es el caso de Alfonso XIII, rey de España. Y si te preguntas que ésto qué tiene que ver con México, pues mucho, en tiempos del Virreinato, que era indispensable pertenecer a una de las Órdenes para llevar cabalmente el título de Caballero, que no era precisamente el que andaba arriba de un caballo... mucho menos aquel que todo mesero bien educado refiere a su comensal... el Caballero de entonces era aquel que pertenecía a una de esas cuatro órdenes. En otra ocasión veremos quienes en Nueva España llevaron tal honor.
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