Es un poco difícil saber quién fue el primer mexicano que viajó, en calidad de turista, al extranjero. Hay varios registros de muchos mexicanos que en el siglo XIX salieron del país rumbo a distintos puntos del mundo, especialmente a Europa pero ninguno de ellos salió específicamente a "conocer el mundo". Por motivos varios tuvieron la oportunidad de salir de México y luego de muchos días de viaje llegar al viejo mundo pero todos ellos lo hacían por una comisión diplomática del gobierno mexicano o por verse obligados al asilo. Varios son los casos perfectamente documentados, como el del hijo de José María Morelos y Pavón, don Juan Nepomuceno Almonete que en 1824 salió rumbo a Londres a la firma de un tratado comercial con el Reino Unido, volvería después a cruzar el océano en 1867, esta vez rumbo a París, en aquél célebre viaje en donde muchos piensan que fue aprovechado para tirar las cenizas de su padre en el Atlántico. En la foto vemos un hacendado que, lo que menos le preocupaba era conocer el mundo, en la toma él simplemente se está cambiando de casa llevando sus muebles a lomo de humano.
Dentro de los exiliados tenemos a fray Servando Teresa de Mier, que luego del sermón en donde negaba la aparición guadalupana fue enviado 10 años a España en 1794. En 1823 el consumador de la independencia, Agustín de Iturbide salió, rumbo a Livorno, Italia. Santa Anna tuvo que salir del país en 1843 y pasó un tiempo en Cuba. Y ni que decir de la delegación de una docena de mexicanos que fueron en búsqueda de un emperador europeo para México. En todos ellos hay un motivo totalmente ajeno al puramente turístico para su viaje, a ellos no lo podemos calificar de turistas. Pero hay datos de un viaje que sí podemos considerar totalmente turístico; éste lo hace don José Mariano Michelena, ministro plenipotenciario del gobierno mexicano ante el Reino Unido, establecido en Londres entre 1822 y 1824, una vez concluida su labor, decide hacer un viaje a la Tierra Santa, convirtiéndose en buena medida en el primer mexicano que hace un viaje de placer, es decir, como "turista", varios antes de que se acuñara el término. En la fotografía tomada en Egipto en 1885, vemos a un personaje que salió de México rumbo a Francia para realizar allá sus estudios en escultura y, como todo becado en la actualidad, -el lo iba por el gobierno de Porfirio Díaz-, aprovechó para conocer algo de esos enigmáticos países. Se trata del escultor Jesús Fructuoso Contreras, el que hizo, entre otras, el monumento a Cuahutémoc.
Del primero que tengo noticia que sí salió de México para visitar Europa en calidad de turista es del guanajuatense Ramón Alcázar, en el siguiente texto podemos comprobar lo que significaban los viajes a Europa a finales del siglo XIX, en pleno auge del porfiriato. "A pesar de no interesarse por la escuela en su juventud, Ramón Alcázar era un hombre culto; ha de haber comenzado su biblioteca hacia los mismos años que su colección de antiguedades y aprovechó la prosperidad que lo acompañaba para hacer lo que todo hombre de aquella época que se preciara de culto y refinado debía hacer: un viaje a Europa. Acompañado de su socio Stallforth, recorrió, según lo indican los sellos de su pasaporte y una larga carta que envió desde allá, lo que ahora conocemos como Alemania, Austria, Turquía, Grecia, Italia, Francia e Inglaterra..." (1)
Uno de los viajes por Europa más documentados es, creo, el de Porfirio Díaz, esto se dio ya en el siglo XX y fue con el mismo motivo: el exilio. Fijó su lugar de residencia en París y desde allí realizó varios viajes, uno de ellos con fines médicos a Suiza, otros bajo invitación de sus gobernantes, como a España y Alemania. En la fotografía aparece paseando por la "ciudad luz".
Biarritz fue uno de los lugares en donde pasó el verano. En la escena de época vemos el tan particular modo de pasar las vacaciones en un lugar de playa, recibiendo tan solo la brisa marina, seguramente los más avanzados nadarían en estas playas. Se dice que don Porfirio era un buen atleta, pero no sé si también practicaba la natación.
Otro de los lugares donde pasaría algunos días veraniegos era en San Juan de la Luz, también en la costa norte de Francia, afamado por el casino que allí existía.
En esta fotografía lo vemos junto a una de sus hijas en algún punto de los alpes. Y la que sigue es, seguramente, una de las fotografías que ofrece mayor sorpresa, la de don Porfirio posando junto a la Pirámide de Keops, en El Cairo Egipto, lugar que seguramente tenía en mente dado que era una de las metas a llegar por todo turista pudiente en la época.
Pero la pregunta sigue, ¿quiénes habrán sido los primeros mexicanos que llegaron a Europa? En este caso, hay datos que nos dicen de los primeros seis mexicanos que llegaron a España, esto en 1519, estos iban como parte de la muestra que Cortés enviaba a Carlos V de lo encontrado por su avanzada en tierras desconocidas y que poco más tarde conquistaría.
"Formó el primero de los seis indios llegados a España, en noviembre de 1519, como parte de la embajada que Hernán Cortés envió a Carlos I, desde Veracruz, con Gonzalo Hernández Portocarrero y Francisco Montejo.
Dichos mexicanos estuvieron 17 meses en España, la mayor parte en Sevilla. Su estancia en la península constituyó una gran aventura pues recorrieron un largo camino para llegar donde estaba el Rey y su corte, en esas fechas itinerante. Desde la capital andaluza fueron a Córdoba y, valle del Guadalquivir arriba, hasta Santisteban del Puerto (Jaén). De aquí se cambió la ruta entrando en La Mancha por el puerto de Muradal. Subieron por Toledo hasta Valladolid y de esta ciudad pasaron a Tordecillas, desde la que regresaron de nuevo a Sevilla.
Caravana insólita por nuestra península en que los indios iban vestidos a la usanza española, algunos ricamente, como si se tratara de personajes importantes. Una cualidad que no poseían ya que, según Bernal Díaz, al menos cuatro de ellos eran indios tomados en Cempoala, donde los tenían en jaulas de engorde para ser sacrificados y comidos luego. Particularidad a la que también se refiere el cronista López de Gómara, quien precisa que eran cuatro indios y dos indias dedicados al sacrificio. Según él, se trataba de mancebos bien dispuestos que andaban allí muy emplumados, bailando y pidiendo limosna para el acto del sacrificio y muerte. También refiere que llevaban en las orejas arracadas de oro con turquesas y unos gordos sortijones de lo mismo en los labios bajos, que le descubrían los dientes "cosas feas para España pero hermosas para aquellas tierras".
Cuando llegaron a nuestra península, el Rey, pensando que vendrían desnudos, ordenó que dos de ellos se vistieran lujosamente con sayos de terciopelo de buen color, capas de grana, jubones de raso y ricas camisas y calzas. Para los demás, vestidos de buen paño. Se les proporcionarían cabalgaduras y todo lo necesario para el viaje". (2)
Don Porfirio Díaz entando a uno de los centros turísticos más prestigiados de Alemania y de Europa en general, los baños de aguas salinas de Bad Nauheim.
Estas dos últimas imágenes son extractos del libro de don Manuel Payno "Memorias e impresiones de un viaje a Inglaterra y Escocia". publicado en 1853, y trata de cuando él visitó la Exposición Universal de Londres en 1851 en el Cristal Palace.
Fuentes:
1.- Macías Cervantes, César Federico. Ramón Alcázar, una aproximación a las élites del porfiriato. Ediciones La Rana, Guanajuato. 1999
2.- Gil, Juana - Bermejo García. Indígenas americanos en Andalucía. Universidad Internacional de Andalucía. http://dspace.unia.es/
Muy buen tema, texto, fotos, investigación, todo, como siempre, para dejarnos cautivados.
ResponderEliminarHola, me ha servido mucho la información que aquí se presenta. Estoy haciendo una investigación sobre esto. ¿Me podría decir, por favor, de dónde sacó la información referente al viaje de José Mariano Michelena a Tierra Santa y de Jesús Fructuoso Contreras a Egipto? Se lo agradecería mucho.
ResponderEliminarSobre Michelena hay mucha bibliografía, ya que él fue de los Diputados de Cortes en Cádiz, creo tiene un libro de memorias de sus viajes. Esos los puedes leer en la Biblioteca de la UANL, están digitalizados, en cuanto a lo de Contreras, apareció en una de las revistas (casi libros) del Bicentenario.
Eliminar