Cuando comparas los mapas que muestran el trazo anterior a lo que ahora conocemos como Carretera Transpeninsular hay puntos que destacan como escalas importantes, es decir, lugares en donde había algunos servicios y aprovisionamientos para continuar el largo camino entre Cabo San Lucas y Tijuana, uno de ellos es justo arriba del paralelo 28, el que separa a la Baja California (norte) de la Baja California Sur. Ese punto fue próspero poblado que albergó a varias centenas de personas ya que allí se ubicó una mina de oro; misma que fue explotada a finales del siglo XIX, en pleno porfiriato, luego abandonada y vuelta a explotar a mediados de los años treinta del siglo XX por espacio de dos décadas, luego abandonada nuevamente y ahora, se quiere retomar el sitio del que se dice sería la mina de cobre, no de oro, más grande del mundo, lo cual implicaría hacer un agujero de ocho kilómetros de largo, pues la mina sería del tipo "a cielo abierto". La fotografía que vemos es de Howard E. Gulick, tomada en 1956 justo en El Arco.
"En el sur del territorio (se refiere al estado de Baja California -Norte-), la compañía Ibarra siguió trabajando sus minas, habiéndose aumentado el número de mineros contratados a unos 200 ó 300. En 1890, muy cerca de Calmallí, se abrió otro campo, el llamado Campo Alemán, con una pequeña comunidad de más de 100 habitantes y, a principios del siglo XX, se abrió todavía otro, El Arco, que fue un importante centro productor de oro, con una comunidad de varios miles y que operó hasta los años treinta, cuando, debido a problemas laborales, sus propietarios cerraron las minas. (...) Los tres campos -Calimallí, Campo Alemán y El Arco, llegaron a considerarse uno mismo bajo el nombre e Calimallí". (1) La foto que vemos es la mina del Arco en 2007.
En 1960 este era el trazo de la Carretera Transpeninsular, estaba pavimentado de Tijuana a Ensenada y de allí hasta San Quintín, luego seguía la terracería hasta llegar a El Rosario, sitio a donde se ubica esa mole que en el artículo anterior vimos: El Castillo. Seguía al sur adentrándose al centro de la península por otro enigmático lugar, Laguna Chapala, para de allí continuar rumbo a El Arco. Unos 80 kilómetros antes de llegar está la misión jesuita de San Francisco Borja, es la que vemos en la siguiente fotografía y quizá iba a ser la más grande de las misiones o, en todo caso, una de las más grandes ya que estaba dedicada al santo en cuyo haber se encontraban linajes depurados: nieto del papa Alejandro VI, que antes del pontificado llevaba el nombre de Rodrigo Borja, nieto por el lado materno de Fernando V de Aragón, primo de Carlos V y Duque de Gandia, además virrey de Cataluña; esto en la vida civil pues en lo religioso llegó a ser el Superior General de la Compañía de Jesús. Por si no fuera suficiente todo esto, habrá que anotar que el Fondo Piadoso de las Californias, que era el sustento económico para la evangelización de la Baja California estaba auspiciado, entre otros, por su descendiente, la Duquesa consorte de Béjar y Gandia.
Leemos en el periódico El Tucsonense del martes 5 de abril de 1932: "El Sr. Arnulfo Liera, naviero a quien pertenece e barco "La Placita", que está siendo utilizado según la prensa para transportar elementos de Guaymas a la Baja California par dar principio a trabajos de explotación minera en la región de Calimallí me acaba de confirmar plenamente la noticia: La famosa mina de oro "El Arco" que perteneció a la sucesión del acaudalado Don José R. Villavicencio, que había sido adquirida por los capitalistas norteamericanos Rosenberg y Gillette (el de las navajas de dicha marca) fue cedida por ellos a su vez a una compañía norteamericana que ha dado ya los pasos para reanudar en breve y en gran escala los trabajos en dicha mina, donde se ocupará, según se sabe, gran cantidad de gente. La mina de El Arco está situada en la región de Calmallí y Pozo Alemán, región famosa pues ya en otra época ha tenido también como California, su "fiebre de oro".
A pocos kilómetros, rumbo al este, de El Arco, se encuentra otra de las misiones jesuitas, la de Santa Gertrudis. Y es precisamente en esa zona, la del Desierto Central, que la empresa minera Grupo México anunció, en 2007 que para 2012 entraría en operación nuevamente la mina El Arco, la más grande, dicen, del mundo en extracción de cobre. "La joya en esa cartera es El Arco, en Baja California, considerado uno de los mayores yacimientos en superficie de cobre del mundo; sus reservas se calculan en 1,200 millones de toneladas y una vida de 25 años a un ritmo de 190,000 toneladas por año, más una cantidad por determinar en las capas subterráneas. Desarrollar El Arco cuesta unos 1,800 MDD (que no entran en el plan de 6,000 MDD), pues necesita instalar plantas para la explotación y tratamiento del mineral. Aparte, la compañía trata de convencer a la CFE para invertir, conjuntamente, en el tendido de un cable submarino que conecte Sonora con Baja California. "Está totalmente probada la reserva -dice García de Quevedo-. (Pero) Como consejo decidimos dar prioridad a los proyectos de más rentabilidad y lo más rentable es una mina que ya está en operación". (2)
Las consecuencias de este megaproyecto serían que habría la necesidad de crear una ciudad para dar abasto a la mina, esto es, una población de al rededor de 20 mil personas, y luego de 25 años que dejara de ser productiva la mina sería, claro es, abandonada y la población allí asentada seguramente crecería en ese lapso de tiempo y se quedarían sin fuentes de empleo. A esto hay que agregar las necesidades casi monumentales de agua, la cual, sencillamente, no existe en la zona. Según leí en un artículo del periódico El Vigía de Ensenada, el proyecto fue cancelado pues la minera prefiere desarrollar al máximo Cananea. El Arco la volvió a librar...
Fuentes:
1.- Heath, Hilarie J. Noroeste Minero, la minería en Sonora, Baja California y Baja California Sur durante el porfiriato. Plaza y Valdés. México, 2002.
2.- CNN-Expansión. 26 de septiembre de 2011. Cuando el cobre se vuelve oro.
http://www.cnnexpansion.com/expansion/2011/11/14/cuando-el-cobre-se-vuelve-oro
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