Somos un mundo globalizado, lo hemos sido desde antes de que se acuñara esa palabra. La tradición romana cruzó fronteras y trascendió en el tiempo. Los Arcos Triunfales es una de las tantas cosas que florecieron en México matizadas con los toques clásicos europeos y los tradicionales de nuestra propia idiosincrasia, una manifestación de ello la tenemos cuando buena parte del pueblo de México salió a los caminos y a las calles a vitorear al Emperador que de Europa llegaba, seguramente no era un fervor monárquico el que motivaba estas manifestaciones, sino, más bien la curiosidad de ver a ese nuevo barbado que llegaba para gobernar.
En la ciudad de México fueron varios los arcos monumentales que se colocaron para hacer más fastuosa aun la entrada de Sus Majestades, cuatro de ellos quedaron documentados, aquí su descripción:
.En la ciudad de México fueron varios los arcos monumentales que se colocaron para hacer más fastuosa aun la entrada de Sus Majestades, cuatro de ellos quedaron documentados, aquí su descripción:
"El primero de dichos arcos era el de La Paz, de hermosas proporciones, levantado en la bocacalle de la Mariscala bajo la dirección del hábil pintor escenógrafo Serrano. El orden compuesto fue el adoptado para la construcción de este monumento que descansaba sobre dos pilastras con tableros en que se leían versos y resaltaban esculpidas alegorías de las artes, del comercio, de la música y de la agricultura. Decoraban los lados del arco de medio punto, hacia el frente, los bustos de medio relieve de Napoleón III y de la Emperatriz Eugenia y por la parte opuesta los de Maximiliano y su esposa. entre los triglifos del cornizamiento dórico se leían los nombres de generales mexicanos y franceses y de personajes que más habían contribuido al cambio de las instituciones. La estatua de la Paz daba remate al referido arco.
"En las esquina de Betlemitas se alzaba el gracioso arco llamado de Las Flores, debido igualmente, al genio del escenógrafo Serrano, el arco, tal vez más bello y airoso de los que ha ostentado la ciudad de México en sus festividades. Arco trilobulado propio de la arquitectura ojival y árabe. Cuatro columnitas, descansando respectivamente en las esquinas de las bases rectangulares, sostenían el arco, con espacios vacíos que se adornaron en su parte inferior con hermosos macetones de frondosas plantas y en la superior con festones de follaje y flores que descendían en forma de pabellón y se recogían simétricamente en las columnas; sobre el lóbulo central aparecía en un medallón el busto en relieve de la Princesa Carlota , y a los lados de los lóbulos inferiores, tableros con inscripciones y versos y, por último, la parte superior, que seguía exactamente el contorno del arco estaba coronado por un grupo de las tres gracias, reproducción del inimitable Canova y á los lados, en plano inferior, sobre los paralelepípedos sostenidos por las columnitas, macetones con plantas tropicales. El adorno que más hacía resaltar el gracioso conjunto del arco era un genio, sostenido en el espacio por festones de flores. En el grabado se ven zuavos del ejército francés que formaron valla y un vítor de gente del pueblo.
"En la bocacalle de la tercera de San Francisco y Puente del Espíritu Santo se veía un arco jónico, levantado por los de Tlaxcala, y en la segunda de Plateros, hacia las esquinas de la Palma y la Alcaicería, El Arco de los Potosinos, hecho de follaje, con trofeos en las pilastras y las estatua de San Luis, por remate. En la parte superior, entre dos coronas de flores, había un medallón semielíptico, en el que se leía esta inscripción:
A Maximiliano, Emperador de México y su Augusta Esposa, la Emperatriz Carlota. Fidelidad Eterna Juran los Potosinos.
El Arco del Emperador en la esquina de Plateros y Portal de Mercaderes , era el más artístico. de estilo romano y de justas proporciones. Cuatro columnas de orden compuesto sostenían el hermoso entablamento dórico denticular en cuyo friso se leía este dísitico: 'Por base el trono de justicia tiene, y en la equidad y el orden sostiene'. En los intercolumnios aparecían, de relieve atributos de las ciencias y las artes, y en el cuerpo ático del entablamento, sostenido por el arco, también de relieve, el acta alusivo á la Comisión de Miramar, y por el lado opuesto el de la Junta de Notables. Daban remate al arco, tres estatuas; de Maxímiliano en el centro; de la Equidad á la derecha y de la Justicia a la izquierda. (1)
Un testigo de los hechos, la condesa Paula Klonitz, nos da su punto de vista sobre la entrada triunfal de los Emperadores de México: "El 12 de junio el emperador y la emperatriz entraron solemnemente en México. Nuevamente todos, a caballo o en carrozas, salieron hasta las afueras de la ciudad para rendir homenaje a los augustos soberanos. La ciudad estaba magníficamente engalanada. Las casas aparecían llenas de guirnaldas, de banderas, de flores, de tapices y de inscripciones testimoniándoles la común alegría a Maximiliano y a Carlota. Por todos lados se levantaron arcos de triunfo, las calles estaban atestada de gente; a los miles de balcones de la ciudad se asomaban señoras y niños aplaudiendo. en su mayoría las damas vestían de negro, envueltas en mantilla española.
Nosotros habíamos ido al Palacio de Minería para admirar desde allá el espectáculo de la entrada. No es desde el punto de visa europeo que debemos juzgar esta solemnidad. Aquí falta la belleza de los uniformes y el esplendor de los arreos. Los uniformes de los grandes dignatarios, tanto miliares como civiles, estaban sobrecargados de oro, pero el buen gusto y la elegancia se buscaban inútilmente. Los hombres que sobre sus caballos y con el traje nacional parecían bellos, hacen penosa figura cuando van a pie o cabalgan portando los uniformes . Los equipos mexicanos son lo que el mundo ha visto de peor sin hacer excepción las carrozas de gala que para esta ocasión fueron usadas".
Pero todo lo visto en la ciudad de México sería poco cuando se organizó la entrada triunfal de Carlota en Mérida, sitio en el que se colocaron 64 arcos triunfales:
"Cuando cayó la noche, la plaza lució profusamente iluminada. La Emperatriz salió de nuevo al balcón de su residencia para recibir otros aplausos y escuchar algunas piezas musicales de la retreta que se había preparado en su honor y que concluyó a las 10 de la noche, hora en que S. M. se retiró a sus aposentos para descansar de su travesía.
"Sobre uno de los 64 arcos triunfales de madera que se instalaron al paso de la Emperatriz se leían los siguientes dísticos:
"De tan gran corazón la noble historia
de sencilla ofrenda haga memoria".
"Salud al Soberano a quien el cielo
confió la dicha de tan bello suelo".
"Los hijos de este pueblo con fe pura
de vuestra mano esperan su ventura".
"En vuestra enseña, y con los ojos fijos,
irán a vuestro lado nuestros hijos".
"Por quien supo volver la esperanza
la gratitud de un pueblo a toda alianza". (3)
Quizá alguno de los muebles que actualmente se muestran en el Palacio Cantón de Mérida fueron usados para la estancia de Carlota a Yucatán.
1.- García Cubas, Antonio. El libro de mis recuerdos. Imprenta de Arturo García Cubas, Hermanos Sucesores. México, 1904.
2.- Konitz, Paula. Un viaje a México en 1864. FCE. SEP. Lecturas Mexicanas 41. México, 1984. pp. 90-91
3.- Sánchez Novelo, Faulo. Yucatán durante la Intervención Francesa (1863-1867). Maldonado Editores, Mérida, 1983. p. 109
En esta escena reciente de la ciudad de Mérida vemos uno de los arcos que allí existen. No son los que le levantaron en honor a Carlota, sino los que marcaban la entrada a la ciudad en la época colonial.
2.- Konitz, Paula. Un viaje a México en 1864. FCE. SEP. Lecturas Mexicanas 41. México, 1984. pp. 90-91
3.- Sánchez Novelo, Faulo. Yucatán durante la Intervención Francesa (1863-1867). Maldonado Editores, Mérida, 1983. p. 109
En esta escena reciente de la ciudad de Mérida vemos uno de los arcos que allí existen. No son los que le levantaron en honor a Carlota, sino los que marcaban la entrada a la ciudad en la época colonial.