miércoles, 11 de abril de 2018

La pintura de ánimas y su razón de estar presente en los templos

   En todo templo del novohispano que visitemos, siempre vamos a encontrar en el primer tramo una pintura de ánimas, era regla tenerla. Esta imagen que vemos corresponde al Altar de Ánimas del templo de San Juan de Sahagún del conjunto agustiniano de Salamanca, Guanajuato; las siguientes imágenes corresponden a la pintura de ánimas de la parroquia de San Jerónimo en Aculco, Estado de México. 

  El tema fue obligado ante los ataques que Martín Lutero, que negaba la existencia del purgatorio, la Iglesia católica respondió en el Concilio de Trento, declarando al purgatorio dogma. Fueron los Jesuitas quienes representaron por vez primera un cuadro de ánimas, en su templo de Roma, y después llevaron la devoción a todos los lugares donde se hicieron presentes. A la Nueva España llegaron ya muy avanzado el siglo XVI, razón por la cual los cuadros de ánimas empezaron a aparecer hasta el siglo siguiente.

   Estas pinturas tienen por objeto recordar a los católicos su obligación de orar por las almas de los difuntos que obligatoriamente han de pasar por el purgatorio —que Jacques le Goff llamó el Tercer Lugar— antes de poder ir al Paraíso Estas pinturas se reconocen por presentar dos secciones, una llamada la Iglesia Triunfante, donde se representa a la Trinidad, la Virgen María y Juan el Bautista lo que era llamada la “déesis”, además de los apóstoles y los mártires. Una segunda sección corresponde a la Iglesia Purgante, que es la representación de las almas de los muertos ardiendo en el fuego purificador, entre ellas se ve algún papa, obispos, sacerdotes, monjas, españoles, indios, hombres jóvenes y viejos, mujeres e incluso algún negro, en ocasiones aparece una mujer joven y rubia, por lo general bella y que parece ser un verdadero retrato, pero no en el sentido del “donante”, retrato de la persona que cubría el costo de la pintura. No aparece en la pintura la Iglesia Militante, pues esta tercera iglesia se añade al cuadro con el cristiano vivo, el espectador que se para frente el cuadro para orar por los difuntos.

  Se debe tener cuidado de no confundir este tema con otros que le son afines, como el Juicio Final o los que representan el Infierno. No puede haber error, porque las pinturas de ánimas tienen obligatoriamente las figuras de los patrones, santos y santas que se representan sacando a las almas del fuego. Los patrones, casi obligatorios, son san Miguel Arcángel y san Nicolás de Tolentino, pero hay muchos más. Las órdenes religiosas tienen a sus santos más importantes como patrones, por ello san Francisco de Asís o san Antonio de Padua por los franciscanos, santo Domingo de Guzmán por los dominicos, San Ignacio de Loyola y san Francisco Javier por los jesuitas, los carmelitas a santa Teresa de Ávila y san José. También es frecuente la presencia de la Virgen María, según las órdenes religiosas, los franciscanos representan a la Inmaculada, los dominicos a la Virgen del Rosario, los carmelitas a la Virgen de Carmen (de ella dicen que dio una bula donde promete que sus devotos que portaran el escapulario saldrían del Purgatorio el primer sábado de mes. En muchos cuadros se ve un ángel portando la bula para información de los purgantes carmelitanos).

 Los cuadros de ánimas, a pesar de enorme abundancia, casi no han sido estudiados; como éste, existen otros temas igualmente abundantes que esperan que alguien se ocupe de ellos. En seguida los inventores de estas imágenes existentes en las regiones de México, Puebla y Tlaxcala. (Tomado del texto de Mariano Monterrosa, Historias, No. 56)





 



  Esta se localiza en el templo Expiatorio de Salamanca, Gto.



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