sábado, 21 de octubre de 2017

La Real Audiencia, o el arte de saber oír.

   De sobra está volver a decir que en esta vida actual hemos olvidado desarrollar nuestras habilidades naturales: ver, oír, sentir, pensar, etc., la modernidad a través de las cada vez más desarrolladas tecnologías nos dicen que ver, que oír, que sentir... y esa capacidad nuestra la estamos sujetando a que un aparato nos la diga. Antes, tiempos virreinales, había oidores y veedores, el primero oía, el segundo veía, es decir, sabían oír y ver, respectivamente y en lo oído y visto era la base para emitir un juicio. Todo esto viene a colación debido a que estoy estudiando una serie de documentos de un pleito de tierras ocurrido en 1724 y dentro de la documentación aparecen sendas Provisiones Reales que me obligaron a entender la composición de la Real Audiencia. Esto que vemos es una Provisión Real.

     En la parte superior izquierda aparece la firma del Marqués de Casa Fuerte, virrey de la Nueva España, cuyo nombre era Juan Velázquez de Acuña y Bejarano, ocupó el cargo por 12 años, de 1722 a 1734, por ser virrey era también Presidente de la Real Audiencia. "Las reales audiencias estaban compuestas por un presidente, que era por lo general el respectivo virrey o gobernador, y por un número variable de oidores (jueces), más algunos alcaldes del crimen (en España, México y Lima). Además, formaban parte de este tribunal un fiscal y "otros oficiales subalternos", entre ellos: un alguacil mayor, un relator, un escribano de cámara y un portero. Por real decreto del 11 de marzo de 1776 se mandó que las 10 audiencias indianas entonces existentes estuvieran presididas por un regente" (Wikipedia).

Y como el oír era la base de la Real Audiencia, veamos la definición:

REAL ACADEMIA ESPAÑOLA
Diccionario de Autoridades - Tomo I (1726)

AUDIENCIA. s. f. El acto, y la atención de oír, y escuchar, aplicando el oído para entender lo que se habla. Es del Latino Audientia.

   En Nueva España la Real Audiencia de México estaba conformada por un Presidente y ocho Oidores.

REAL ACADEMIA ESPAÑOLA
Diccionario de Autoridades - Tomo V (1737)

OIDOR. s. m. El que oye. Latín. Audiens. Auditor. Auscultator. 

Oidor era la denominación de los jueces miembros de las Reales Audiencias o Cancillerías, tribunales colegiados originarios de Castilla, que se convirtieron en los máximos órganos de justicia dentro del Imperio español. Su nombre proviene de su obligación de escuchar (oír) a las partes en un proceso judicial, particularmente durante la fase de alegatos. (Wikipedia).

 La Recopilación de Leyes de Indias de 1680, en la Ley III (Audiencia y Chancilleria Real de México en la Nueva España) del Título XV (De las Audiencias y Chancillerias Reales de las Indias) del Libro II, recoge los límites y los funcionarios de esta Audiencia

  En la Ciudad de México Tenochtitlan, Cabeça de las Provincias de Nueva España resida otra nuestra Real Audiencia y Chancillería, con un Virrey, Gobernador y Capitán General y Lugar-Teniente nuestro, que sea Presidente: ocho Oidores: quatro Alcaldes del Crimen: y dos Fiscales: vno de los Civil, y otro de lo Criminal: vn Alguazil mayor: vn Teniente de Gran Chanciller: y los demás Ministros y Oficiales necesarios, la cual tenga por distrito las Provincias, que propiamente se llaman de la Nueva España, con las de Yucatán, Cozumel y Tabasco: y por la Costa de la Mar del Norte y Seno Mexicano, hasta el Cabo de la Florida: y por la Mar del Sur, desde donde acaban los términos de la Audiencia de Guatemala, hasta donde comienzan los de la Galicia, según les están señalados por las leyes de este título, partiendolos con ellas por el Levante y Poniente: con el Mar del Norte y Provincia de la Florida por el Septentrion: y con el Mar del Sur por el Mediodía (Wikipedia).

   El que un pleito de tierras llegara hasta la Real Audiencia era cosa grande, pues este pleito que ahora estudio ocurrió en lo que hoy es el norte del municipio de Salamanca e involucraba la posesión de unas 4 o 5 mil hectáreas, aunado a ello que los involucrados eran herederos de dos de las más acaudaladas familias de la región, ambos Bachilleres, es decir, sacerdotes y ambos con cargos elevados, uno Comisario del Santo Oficio de la Inquisición, el otro Abogado de la Real Audiencia de "esta" Nueva España.


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