El desaparecido Centro Cultural Arte Contemporaneo en Polanco, Ciudad de México.

   La década de los ochenta en México fue de altos y bajos, los recuerdo todos, el primero la devaluación terrible que vivimos en 1982 cuando, de pronto, todo se volvió extremadamente caro, especialmente lo venido del extranjero y, como yo trabajaba en una agencia de viajes cuyos productos se vendían en dólares, luego del aviso de que los pesos de a 12.50 amanecían a 25, el caos fue grande y durante más de una semana mi jornada laboral se enfocaba a cancelar todo lo reservado en hoteles, excursiones, paseos, cruceros y cualquier cosa que era pagada con la divisa verde. Luego ocurrió la erupción del Chichonal, y luego más y más desastres, todos económicos. Tres años después ocurriría otro desastre, aun mayor, el sismo de 1985 el cual, aunque yo ya no vivía en la ciudad de México lo padecí pues, de pronto no hubo comunicaciones al exterior. Incluso de Cancún tuve que irme a los Estados Unidos para recabar allá toda la información de reservaciones para los siguientes meses pues la línea de telex (tiempos del telex) no funcionaba.

   Al poco se hizo el aviso de que, ante la imposibilidad de que Colombia pudiera organizar el XIII Campeonato Mundial de Futbol, México lo organizaría, el Estadio Azteca se convertiría en sede, por segunda ocasión, luego de 16 años, de otro mundial. Mi interés por el futbol es más bien poco, pero algo sucedió luego de que concluyó el torneo en el que el equipo de Argentina se coronó campeón. Fue un milagro, un verdadero milagro que vino a bendecir a muchos, especialmente a los que estamos interesados en el arte, en la creatividad, en la museografía...

  Y ese "quasi" milagro fue que, el espléndido edificio, creo que de cuatro pisos, diseñado por el afamado despacho del arquitecto Sordo Madaleno, para albergar allí la sala de prensa del Mundial, fue reutilizado como espacio de las magníficas exhibiciones que, la Fundación Cultural Televisa comenzó a organizar cada trimestre o cuatrimestre a partir de su apertura en noviembre de 1986. El mundial fue del 31 de mayo al 29 de junio, en cuatro meses el recinto fue transformado en museo. Un museo magnífico que me atraía tanto al grado que, religiosamente iba a la ciudad de México cada cuatro meses para admirar las exposiciones que, con una tendencia muy bien definida y una serie abundante de temas novedosos, nos ofrecía regularmente.

   Fueron muchas las exposiciones que vi, de algunas conservo aun los folletos introductorios, que eran verdaderas piezas de colección, como lo eran, más aun los pósters que, en ocasiones, se volvían imposibles de encontrar, absolutas maravillas, reproducciones de obras artistas que, en ocasiones, no eran del todo conocidos o, en todo caso, apenas comenzaban a ser difundidos. Allí fue donde conocí la obra de María Iquierdo, la de Covarrubias, la de Martín Ramírez y ni que decir, era la época en que la obra de Frida Kalho se volvía tan popular y tan colectiva que fue, creo, cuando hizo su irrupción en la memoria y gusto de todos.

   En base a folletos y postales que conservo puedo recordar mejor lo allí exhibido, por ejemplo, el recinto inauguró con la exposición "Los antiguos reinos de México", de noviembre de 1986 a febrero de 1987. El "Homenaje a Miguel Covarrubias", de febrero a mayo de 1987. Las "Imágenes Guadalupanas Cuatro Siglos" de noviembre de 1987 a marzo de 1988. Una que llegó de la NASA: "Fotografía Espacial", de julio a octubre de 1988. "Tejidos Navajos: Diseños Indígenas" de julio a octubre de 1988. "Martín Ramírez: Pintor Mexicano 1885-1960". En total fueron 172 las exposiciones allí exhibidas.

   Otras de las exposiciones que hubo allí fueron las de la pintora jalisciense María Izquierdo; una llamada Presencia del Museo del Prado en México; una de Roy Linchstenstein; otra más llamada Obras Maestras de la Pintura China de la Ciudad Prohibida; una muy mexicana llamada: El Arte de la Platería Mexicana: 500 Años; una magnífica: Los Dalís de Dalí. Otra llamada La Colección de Pintura Mexicana de Jacques y Natasha Gelman y otra más: Odisea: El Arte de la Fotografía en National Geographic.

   Y todo esto de pronto desapareció. En 1998 el Centro Cultural Arte Contemporaneo cerró sus puertas, luego el edificio fue demolido, ahora se construye (¿o ya se construyó?) un edificio allí. 

Recuerdo que cuando se exhibió la obra de Ángel Zárraga, esta pintura la imprimieron como póster que se volvió casi objeto de culto.

  Saber Ver era la revista que el Centro Cultural Arte Contemporaneo y la Fundación Televisa editaban. Una de las mejores publicaciones que había en México.