La llegada de Cristóbal Colón al Nuevo Mundo es, para la historiografía, la línea divisoria entre la Edad Media y la Moderna. Si bien tradicionalmente se ha considerado el anhelo de riqueza como el principal motor de la conquista, es decir, una visión mercantilista del mundo ya propia del Renacimiento, subsiste el espíritu medieval de la cruzada religiosa y social. Parte de la iglesia defendía el ideal evangélico de la pobreza, inspirado en el comunismo cristiano primigenio, y algunos trataron de crear en el Nuevo Mundo comunidades sin propiedad privada, utopías prácticas inspiradas a menudo en la de Tomás Moro. Él mismo localizó la suya en América, inspirado no por Colón, quien nunca fue consciente de haber llegado a un continente nuevo, sino por la epístola Mundus Novus de Américo Vespucio. Esta comenzó a circular a partir de 1503 y, gracias a su difusión, el Nuevo Mundo tomaría para Europa la forma de una tierra prometida, apta para el desarrollo de la utopía. (Tomado de: La utopía en la Edad Moderna)
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