viernes, 4 de octubre de 2019

De haciendas y hacendados en el Valle de Santiago, Gto. en el Porfiriato: El Laborío

   Nos seguimos nutriendo de información relativa a las haciendas de Valle de Santiago, estado de Guanajuato. Esta vez parte de un interesante texto que nos ubica en la región del antiguo Brazo de Moreno, antigua obra hidráulica del XVII que fue el detonador para que se convirtiera en la zona de mayor producción de todo el Bajío.

Los notables de Valle.

   El presente capítulo trata sobre la confrontación por el control de las instituciones políticas en el distrito de Valle de Santiago. A diferencia de lo observado en Allende, la confrontación por el control de las instituciones políticas en el distrito de Valle de Santiago asume la forma de una competencia entre “la figura más prominente” de la ciudad y un grupo de jóvenes que detonaron en la insurrección maderista la oportunidad de disputarle el poder.
   El distrito donde se desarrolló esta confrontación se halla situado al centro-sur de la región de El Bajío, formada por fértiles valles que comienzan al este en Apaseo y terminan la oeste de León. La fecundidad de sus suelos deriva de que están cubiertos por tierra negra de origen vegetal. Además esta zona cuenta con lluvias suficientes y con el agua de los ríos que, naciendo en las montañas del norte, corren hacia el sur a desembocar en el Lerma y riegan, junto con éste, las tierras abajeñas. Las principales actividades de Valle de Santiago eran la agricultura y la ganadería a las que se agregaba el comercio.
   El distrito estaba integrado por dos municipios. Valle de Santiago y Jaral. Durante el porfiriato, el dominio político del lugar había descansado alternadamente en manos de la gente influyente de uno y otro municipio.

  Entre 1873 y 1899 el caudillo del distrito había sido el general Francisco Franco, nació en la hacienda de Burras en Guanajuato, en 1830. A los 27 años inició su carrera militar como alférez en su estado natal. Participó entre los liberales en la batalla de Salamanca y luego combatió contra la intervención francesa en el Bajío. 
   En 1872 se le ascendió a general. Una vez instalado en Valle, aproximadamente en 1873, se dedicó a acumular dinero y poder, convirtiéndose así en un importante personaje de la política local. Ocupó la jefatura de Valle de Santiago durante veinte años (en tres ocasiones) en el periodo 1873-1899, a la vez fue comandante del regimiento del estado.
   En esos años un conjunto de negocios acertados lo llevaron a convertirse en hacendado; para ello, fue comprando terrenos, fracción tras fracción, hasta lograr obtener una propiedad entera.
   El general Franco compró tres haciendas con este procedimiento. Su adquisición más importante fue Villadiego, finca que contaba con merced de agua para 9.6 caballerías de tierra, o sea, unas 410 hectáreas. La hacienda se había dividido entre los herederos de Fortino González en 1875, en 1888 Franco había logrado reunir las 4 partes de la finca, 2 adquiridas a doña Guadalupe Noriega, otra a Ernesto Vallejo y otra a Francisco Arroyo.
   En 1899, el reparto de aguas de riego produjo un conflicto que ocasionó la renuncia de Franco a la jefatura política. A principios de marzo de dicho año, el gobernador Joaquín Obregón González “trae a nuestro seno… antiguos e irreconciliables pendientes a nuestros derechos; litigantes vencidos en juicio constantemente por nosotros”. Lo dicho por Franco hace pensar que se trataba de un conjunto de agricultores que desde tiempo atrás pugnaba por entrar al reparto de agua. Resultado plausible que en una región agrícola muy dinámica, surgieron constantemente interesados en obtener o aumentar su cota de agua. 
   Obregón se defenedió públicamente diciendo que los “verdaderos labradores” lo apoyaban. Pocos días después apareció en la prensa un comunicado firmado por numerosas personas entre quienes estaban varios agricultores y comerciantes, por ejemplo: Rafael Abascal, el doctor Pedro Hernández, Moisés R. González, y Crescencio Saavedra. Agradecían al gobernador us participación en la solución del conflicto, así como el nombramiento de Pedro González como jefe político de Valle. Con no poca ironía señalaban que ya hacía falta que Franco renunciara, pues seguramente estaba muy cansado, luego de 20 años de ocupar el puesto.
   El grupo que suplantó al general Franco mantuvo una presencia constante en el ayuntamiento entre 19000 y 1911. Durante este periodo tuvieron casi permanente mente en sus manos el cargo de regidor primero, el principal puesto del cuerpo municipal. Crescencio Saavedra lo ocupó en 1900, Eduardo Guerrero en 1901, Heliodoro Cortés en 1902 y 1903, Crescencio Saavedra nuevamente en 1905 y desde 1907 fue ocupado por Fidencio Hernández, un caudillo regional.

 Contaban con unas de esas personalidades fuertes  que gozaban de una gran autoridad en su medio, y estaba integrado a una sólida red de relaciones familiares, profesionales y económicas. Su poder para repartir prebendas y brindar protección hacía que lo siguiera gran cantidad de personas, tanto de la clase acomodada como de los ranchos y pueblos. En efecto, don Fidencio reunía varios cargos que lo hacían poderoso. Como acabamos de mencionar, era regidor primero del municipio. En calidad de dueño de la hacienda de Terán era presidente de El Laborío. Esta era una sociedad formada por los agricultores para decidir sobre el reparto de aguas de riego. 
   El Laborío era una institución muy antigua. Desde sus orígenes, a principios del siglo XVII, fue dividida en 3 padrones, situación que se mantenía en 1911. El desarrollo de la riqueza agrícola de Valle de Santiago está indisolublemente ligados a la existencia de un sistema de riego de los más importantes de México. Las fuentes acuíferas del mismo eran el río Lerma y la laguna de Yuriria. Dado el peso que la agricultura tenía en la zona, la administración del riego convertía al presidente del Laborío en la figura más importante del distrito.
  Igual que en otras regiones del estado de Guanajuato la insurrección maderista había agitado la escena política local. El 22 de febrero de 1911 se reunieron en la sala de acuerdos del ayuntamiento de Valle de Santiago los agricultores del lugar.
   El jefe político del distrito, Juan José Rocha, los convocó para proponerles la organización de un cuerpo rural a fin de garantizar la seguridad de las fincas rústicas y de la ciudad. Tal proposición (según el propio Rocha) se justificaba por “la anipatriótica rebelión que había aparecido en algunos puntos de la República y que en la localidad podía servir de pretexto para el pillaje”. La idea fue aceptada con entusiasmo por los presentes. Respecto a la distribución de los gastos, se acordó que cada finca equipara y sostuviera a un hombre (con la aclaración de que las fincas más pequeñas se reunieran en grupos de dos o más para sostener un soldado). A fin de organizar la fuerza rural, que quedaría a las órdenes del jefe político; los agricultores nombraron una comisión integrada por José Isusi, Armando olivares, Manuel Gutiérrez y el licenciado Fidencio Hernández.
   En la junta estaba presente el hijo mayor del finado general Franco, también llamado Francisco, quien tenía a su cargo la administración de los bienes familiares en su carácter de albacea de la herencia. Igual que su padre, era un empresario agrícola de ideología liberal. No obstante su asistencia a la reunión, éste no integró la comisión organizadora de la fuerza rural de Valle. Su participación de la política distrital tonaría forma dentro de otro grupo asentado en la cabecera del municipio de Jaral. Las ambiciones políticas de los integrantes de este grupo, abrigaban intenciones que habrían un nuevo capítulo en la disputa entre jaral y Valle de Santiago por la jefatura política del distrito. Reeeditándose aquella vieja confrontación en la que el padre de Franco acabó siendo desplazado por el grupo de Fidencio Hernández. 


Fuente.

Mónica Blanco. Revolución y contienda política en Guanajuato 1909-1913. El Colegio de México. México, 1995, pp. 71-76 (Para leer el texto completo, entra aquí.)


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