El valle de Santiago (valle con v chica) fue y sigue siendo de las regiones más feraces (fértiles) del Bajío, de eso se dieron cuenta desde que la villa de Salamanca fue fundada en 1603, pues, seis años luego, decidieron fundar otra población que fue, precisamente Valle de Santiago (ahora si con V mayúscula). El tiempo pasó y Valle se convirtió en una población rica, pues la abundancia de sus cosechas trajo consigo la riqueza en pesos y reales que volvió el lugar en un excepcional sito en el que si algo se manifestó fue la mejor arquitectura vernácula de la región. De ello quedan buenos ejemplos, no tantos como nos gustaría ver, pero los suficientes para comprobar que, de haberse conservado todo lo que allí había, en términos arquitectónicos, sin lugar a dudas este sería un Pueblo Mágico.
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