Esta historia sí que es larga, la de la destrucción en nuestro país. Cosa que no ocurrió en el mundo prehispánico pues la costumbre era levantar un edificio encima del otro, como claro ejemplo tenemos el Templo Mayor de Tenochtitlán, en el cual podemos apreciar esas capas constructivas en una suerte de agrandamiento del edificio. Este y todos los demás fueron destruidos durante la Conquista y la sobreposición que siguió no fue más de edificios, sino de ideas; aunque, en buena parte si se sobrepusieron, claro ejemplo lo tenemos en Cholula con un templo católico encima de un templo prehispánico. (En la foto: Templo Mayor, detalle visto desde la Plaza Gamio.)
Temblores e inundaciones entraron en acción, templos, conventos y, seguramente, la obra civil se vinieron abajo o quedaron imposibles de usar por los efectos naturales. A ello agregamos las envidias y celos, los abusos de unos y otros y, cuando ocurre la expulsión de los jesuitas su nutrido patrimonio entro en deterioro, algunos inmuebles como los templos y colegios, fueron traspasados y mantenidos hasta nuestros días, pero muchas de sus 120 haciendas cayeron en el abandono y poco a poco se desmoronaron, poco quedó de esa riqueza arquitectónica y patrimonial. (Hacienda de San José Cieneguilla)
A esto siguió una larga etapa de inestabilidad política y económica que inicia con la independencia y continúa por varias décadas hasta que, en 1860 se proclaman las Leyes de Reforma con su consecuente secularización, del basto patrimonio que la Iglesia poseía, unos inmuebles entraron en remate, otros derribados, una nueva oleada de pérdida patrimonial se sumó a esta historia. (La poco que queda del Convento Grande de San Francisco en CDMX.)
Entrado el siglo XX ocurrió otra pérdida patrimonial, por un lado los asaltos, saqueos, incendios, entre otras cosas, destruyeron algunos templos y muchas haciendas de campo, la puntillada final llego en la década de los treinta cuando Cárdenas proclama la expropiación de las haciendas y fincas de campo, si bien se estipuló respetar la casa grande y repartir lo que propiamente eran las tierras de labor, muchas fueron invadidas, segmentadas y, ante los costos que implicaba el mantenimiento de esas monumentales construcciones, se fueron desmoronando poco a poco hasta desaparecer o quedar apenas cimientos y alguna que otra pared. (Ex Hacienda Manduano, Apaseo el Alto, Gto.)
Y si el reparto agrario de 1936 provocó la pérdida patrimonial de las fincas de campo, el sismo de 2017 hizo lo propio con el patrimonio que quedaba por los rumbos de los volcanes, el Popo y el Iztla, afectando templos y conventos del rumbo.
"Las condiciones del patrimonio histórico y arqueológico de Morelos, uno de las cinco estados más afectados con el sismo del 19 de septiembre, “son críticas pero recuperables”, afirmó Isabel Campos Goenaga, titular del Centro INAH Morelos, donde se han identificado al menos 300 inmuebles dañados, incluidos los 11 monasterios de la Ruta de los Conventos, que forman parte de la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco desde 1994.
El sismo fue muy fuerte en todo el estado, hemos detectado que la mayoría de monumentos tiene un nivel de afectación que puede variar entre pequeñas grietas, aplanados que se han caído, y son muy aparatosas, pero también daños estructurales, sobre todo en monumentos religiosos, donde hay problemas en campanarios; por el peso de las campanas y el tipo de temblor se cayeron las espadañas o algunas cúpulas, que cayeron todas o alguna se rompió el tambor y se insertaron en la bóveda”, señaló.
En el caso de los conventos reconocidos por la Unesco y que se dañaron, Campos dijo que “todos tienen afectación”. Se trata de un conjunto arquitectónico compartido con Puebla que incluye 11 edificios en territorio morelense: el de San Mateo Atlatlahucan, de La Asunción en Cuernavaca, Santo Domingo Hueyapan, Santo Domingo Oaxtepec, Santiago Apóstol Ocuituco, La Natividad en Tepoztlán, San Juan Bautista en Tetela del Volcán, San Guillermo Totolapan, San Juan Bautista en Yecapixtla, Santo Domingo Tlayacapan y La Inmaculada Concepción en Zacualpan de Amilpas. (Fundación ILAM)
El martes, 18 de Septiembre de 2018, INAH informaba que: “A casi un año de los sismos del 7 y 19 de septiembre, la Secretaría de Cultura, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), ha realizado una titánica labor en la recuperación del patrimonio cultural afectado por estos fenómenos naturales, que se traduce en la restauración y entrega de más de 450 inmuebles.
Actualmente se intervienen más de 747 y la próxima apertura de nuevos frentes de obra en más de mil 240 edificaciones, con proyectos ya elaborados y los expedientes ingresados a las respectivas fuentes de financiamiento. Asimismo, se tiene un avance de 95 por ciento en la atención de las 42 zonas arqueológicas afectadas.
El primer movimiento telúrico, del 7 de septiembre, dañó el patrimonio cultural de Oaxaca, Chiapas y Tabasco, mientras que el del 19 causó daños en Puebla, Estado de México, Morelos, Guerrero, Ciudad de México, Tlaxcala, Hidalgo y Veracruz. El resultado, en ambos caso, fue la afectación de 2 mil 340 inmuebles con daños diversos, así como de más de 5 mil piezas de bienes muebles e inmuebles por destino. (Seguir leyendo.)
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