Dentro de los tantos Bicentenarios y Centenarios que hemos vivido en los últimos años, uno de ellos fue el 2014 cuando se celebró el centenario de la Soberana Convención, a consecuencia de ello se creó un espacio por demás interesante en ambos costados del Teatro Morelos, sitio en el que ocurrió la tal Convención y que, luego de la debida adecuación de los espacios surgió esto que ahora vemos en las imágenes siguientes:
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sábado, 14 de abril de 2018
miércoles, 19 de julio de 2017
Una placa Centenaria, la de la Calle Benito Juárez
Hacía rato no topaba con una de estas placas, te cuento su historia. En pleno Porfiriato, comenzado el siglo XX, se comenzaron a trazar los eventos que ocurrirían durante las Fiestas del Centenario de la Independencia. Una fecha ocurría poco antes del 16 de Septiembre, se trataba del 21 de Marzo de 1906, año del Centenario del Natalicio de Benito Juárez y, a manera de experimento de organización, se mandaron hacer una buena cantidad de placas que conmemoraran el suceso. El Gobierno de la República las mandó a cada una de las cabeceras municipales con la idea de que fueran colocadas en la primera calle que si ya tenía el nombre de Benito Juárez, se colocara ahí y si todavía guardaban la tradición de darle a las calles los nombres de lo que ahí ocurría, de lo que ahí se comerciaba o del templo que ahí se localizaba, se cambiara por el del Beneméirto de las Américas.
Ahora que paseamos por las calles de San Miguel topamos con una de esas placas, justo donde comienza una corta calle, de apenas una cuadra pero que, en algún momento llevó el nombre de Juárez. Esto se repite por toda la geografía nacional, solo que, normalmente, pasa desapercibido. Quizá en el lugar que vives, aun se conserva esta placa que es ya histórica.
martes, 15 de septiembre de 2015
La vida en el Bajío en 1811 en base a lo escrito por el conde Diego de la Casa de Rul
Mucho se ha escrito sobre el inicio de la guerra de Independencia, mucho se ha desvirutado a la vez. No caeré en juicios. Las cosas que sucedieron en los primeros meses del movimiento se han discutido lo suficiente. El primer altercado entre Hidalgo y Allende se da justo en la tarde del 16 de septiembre en San Miguel, vendrá luego la toma de Granaditas a la que debemos agregar los calificativos de sanguinaria, devastadora y agresiva, más allá de los tintes de heroicidad que se le han dado. La batalla de Monte de las Cruces y ese inexplicable recular de Hidalgo seguirá en interrogante la razón que tuvo para hacerlo. Luego viene el descalabro y la ruptura al perder la batalla en Aculco y el final de esta primera parte concluye con una derrota catalogada como el “desastre” en Puente de Calderón.
Uno de los personajes activos desde el inicio de la insurrección es el conde Diego de Casa de Rul, personaje que me atrae sobremanera debido a que fue, entre otras cosas Alcalde de la villa de Salamanca en 1793 (1), dato poco conocido por cierto. Era justo aquí, en Salamanca, en donde el que aún no conseguía el título nobiliario pues todavía no casaba con la rica heredera de la mina de Valenciana –lo haría en 1794-, que Diego Rul Calero mantenía un negocio que declara al año siguiente de su matrimonio como “casa mercantil” valuada en 40 000 pesos según consta en documentos del Archivo de Indias del que hace referencia David A. Brading. (2)
Poderoso caballero es don dinero, reza el dicho, y eso lo vemos manifiesto en la vida de Rul Calero que, al casar con María Ignacia Obregón Barrera, heredera del condado de la Valenciana y su enorme fortuna, quizá la más grande de Nueva España adquiere el condado de la Casa Rul el 26 de agosto de 1804, ya antes, en 1795, había obtenido el grado de Capitán de Caballería del Príncipe en el Batallón de Guanajuato mediante el donativo de 4 000 pesos (3). Era dueño de la única mina que producía durante los primeros años de la guerra de Independencia, la de Mellado; además de tres enormes haciendas: Santa Rita Tetillas en Zacatecas, San Jacinto de Ciénega Grande y Cieneguilla en Aguascalientes. Vale mencionar que esta última, la de Cieneguilla, está dentro del catálogo del Patrimonio de la Humanidad en el programa Camino Real de Tierra Adentro.
La fortuna del conde Casa de Rul le permitió, el 29 de abril de 1811, adquirir (más que recibir) el título de Coronel luego de un “generoso donativo” a la causa de la Corona se dice que fueron 40 000 pesos los ofrecidos para habilitar a su tropa (4). Es así como, en los primeros meses de la guerra el Conde Casa de Rul participa como Capitán, ya en abril de 1811 lo hará como Coronel.
En el estudio que hace Liborio Villagómez de la correspondencia del conde vamos viendo lo que era la vida cotidiana en la zona del Bajío en el año de 1811, cuando el movimiento encabezado por Hidalgo y Allende había sido ya detenido, pero enfrentaban ahora los levantamientos de Albino García en el Bajío y José María Morelos por el Sur de lo que hoy es México. Lo primero que me llama la atención es la mención de las mujeres que acompañaban al ejército Insurgente:
Enero 15, 1811, Tepatitlán.- “Se está trabajando con empeño y en breve saldremos para Zacatecas donde dicen tienen mucha gente y 40 cañones, pero nada se nos da ya a la vista de lo ganado. La hija del cura que la tenía vestida de hombre que tenía 14 años, está escondida aquí, la mujer de Abasolo y hermanas de Allende se están buscando con empeño, y no le quede a usted duda que caen y se asegurarán bien” (5). Hace aquí referencia al enigmático personaje de La Fernandito, que ha caído en muchas conjeturas y más consejas, achacándole al Padre de la Patria la paternidad de Mariana Gamba. Hay la versión de que era la hija del que fue cocinero de Hidalgo cuando estuvo en Colima y, comenzada la guerra, pide su auxilio para salvar a su familia que estaba viviendo en Valladolid, razón por la cual es en Guadalajara cuando aparece el enigmático personaje.
Enero 29, 1811, Guanajuato.- “Aquí iba cuando he recibido noticias de que a unos voluntarios que mandé a prender a ciertos revoltosos más allá de Santa Rosa, me han muerto parte y parte preso: que una partida numerosa de insurgentes comandada por el padre García de Salamanca y el hijo de Gonzáles del Valle asaltaron antes de ayer, saquearon y robaron aquella villa, pusieron en libertad los presos, maltrataron al padre Incapie y se llevaron a Carrasco y al administrador de alcabalas García: que con sola esta noticia la plebe de Irapuato se sublevó anoche, ha incendiado la casa de Carrasco, libertado a los presos, robado, etcétera. Considere usted cual estará mi corazón y cuáles serán las aflicciones de mi espíritu al ver tantos daños y no tener medios suficientes para remediarlos. El fuego cada día crece, y…” (6). Los personajes que se mencionan son, muchos de ellos, de Salamanca, el padre García es mejor conocido como Garcilita que se uniría con el padre Torres y al movimiento de Morelos. El González es de Valle de Santiago, hijo del que diera hospedaje al cura Hidalgo en esa población. El padre Incapié era cura de Salamanca; Carrasco era el regidor y Alférez Real de la villa de Salamanca, Manuel Gómez Carrasco. En las siguientes notas veremos cuál era el día a día en la zona:
Marzo 2, 1811, Valle de San Francisco.- “No sirven indultos a esta maldita gente y particularmente a los indios, la experiencia nos ha enseñado que los pueblos y parajes que hemos ahorcado muchos no se han vuelto a menear y antes se han defendido cuando han querido ser sorprendidos por insurgentes y así no sirven indultos ni perdones, sino ahorcar sin mirar visiones. Estos malditos así lo hacen, pues ya no reservan ni sacerdotes ni criollos, ni rico, ni pobre, el asunto es robar porque la casa de los europeos. El corazón de todos en estos pueblos está corrompido y solo les hace aquietar el miedo y la fuerza, esto mismo he dicho en todas mis cartas y han de ver que al fin es necesario hacerlo así, y si no, esto no se acabará en muchos días”. (7)
Marzo 2, 1811, Querétaro, “Mi amado compadre mío. Ayer llegué a esta su casa muy malo de la pierna, pues con haber andado a caballo se me inflamó mucho y me imposibilitó continuar con la expedición, pues solo pude de Salvatierra ir al pueblo de Amoles y Guaje, y después volverme, en cuyos pueblos se colgaron las cabecillas; en el primero el gobernador y dos alcaldes, y quemadas sus casas, y en el segundo seis, con muchos desorejados, y he sentido no poder seguir la expedición. Que ya estuviera todo conducido sino hubieran ido tantas órdenes del comandante de brigadas, con las que perdimos una porción de días. Pedro Telmo Primo”. (8) Pedro Telmo era el asistente del Conde Casa de Rul. Amoles es el actual Cortazar, Guaje actual Villagrán, ambos en el estado de Guanajuato.
Abril 2, 1811, Guanajuato. “Fue grande y muy entusiasmada la alegría que esto nos causó. Mandamos luego repicar y volar cohetes y bombas; la gente estaba en éxtasis de alegría y todos hemos creído que era el fin de nuestras desgracias. Habrá iluminación de tres días, y misa de gracias en la que yo predicaré verdades que convenzan e intimiden al pueblo. Pero este gustó se nos aguó, como suelen decir, con la noticia que anoche nos vino de Silao, de que habiéndose enviado de León diez soldados del ejército del señor Callejas, bajo el comando del cabo Cayetano, para que se reunieron al señor campos, mataron a 10 soldados 80 insurgentes, entre Irapuato y Salamanca, no habiendo escapado más que el cabo que llevó la noticia. Asegura el Justicia de Silao que dichos insurgentes, con otros amenazaban incursión en Silao y Guanajuato, y que en Pénjamo se habían replegado muchos con el mismo intento. Esto me aflige no por lo que ello es en sí, pues con 200 hombres se dispersan esas gavillas, sino porque da indicio de que esos malditos indios, mulatos, coyotes y demonios están obcecados a pesar de los castigos y en cualesquiera tiempo que no falten las armas del rey se volverán a levantar y repetirán las tristes escenas pasadas. ¡ho Amigo, cuanto tiento y habilidad se necesita para tranquilizar el reyno!; solo el señor Calleja es capaz de estos, porque es el único que conoce a sus habitantes, tiene valor, prudencia y arte de gobernar a los hombres. Dios quisiera que le encomienden esta grande obra, porque si no somos perdidos".
"Ya supe las luteras que le jugó a usted el bueno de Alamán, lo he sentido y confirmándome su ingratitud. Haga usted en México de modo que no logre sus ideas. El tal Alamancito a título de filósofo es un rígido egoísta; es un hombre anfibio, es decir ni es criollo ni es gachupín, juega siempre con la baraja de canela. Labarrieta”. (9) Vemos que ya los ánimos se han caldeado, se les cataloga ya como malditos, como endemoniados a los insurrectos y aparece algo que será un comentario continuo hasta nuestros días en torno a los decires de Lucas Alamán, ese que más que como político, pasó a la Historia precisamente como historiador.
Julio 3, 1811. Querétaro. “Esta ciudad con la mayor facilidad se ha limpiado de muchos zánganos que han estado viniendo de afuera; el comandante de brigada ha comisionado a tres sujetos que conocen muy bien esta clase de gente, cada uno con una partida de infantería, y cogen los que le parece, pero por uno que cogen se van cientos, los hacen trabajar ocho días en obras públicas, se les dan 2 reales diarios y después se les hecha fuera de la ciudad amonestados, que si vuelven serán castigados con más rigor; este es el orden que se ha seguido en esto. Pedro Telmo Primo”. (10) En este testimonio lo que vemos era el problema de asaltos, robos y bandolerismo que se había desatado por todo el rumbo del Bajío y en el siguiente vemos cómo era común el degüello, y la exhibición pública de cadáveres para el escarmiento de todos.
Julio 15, 1811. León. “De hoy a mañana esperamos la división de Viña que se vuelve sin haber alcanzado a los insurgentes de la Piedad; pero Negrete los perseguía y ellos huían como corsos; única cosa que hacen bien en su táctica militar. Ya habrán vuestras mercedes sabido es esa la derrota y mortandad que hizo los insurgentes de San Luis de la Paz nuestro amigo (Francisco) Guizarnotegui, dejando para escarmiento de pícaros centenares de árboles colgados con ellos. Rendón” (11).
El Bajío fue asolado todo el tiempo que duró la guerra, haciendas saqueadas, luego incendiadas, mucha gente huyó de ellas, dejándolas en el abandono, en la villa de Salamanca había la consigna de repicar campanas cuando entraba la tropa insurgente, cosa que se hacía igual cuando entraban los realistas, esto para evitar la quema y saqueo de la población. El panorama no cambió en mucho comenzado el siguiente año pues el 24 de enero de 1812 se le reporta al Conde lo que ocurría por el rumbo de Celaya: “Lo que ahora nos tiene con cuidado es el maldito manco de Albino, que está reuniendo gente en el valle y tiene siete cañones y los caminos con bastantes partidillas que juntos con los de los Amoles no han dejado ganados en las hacienda…” (12).
Esta sería una de las últimas comunicaciones que recibía pues el Coronel Conde de Casa de Rul, él envía continuos comunicados a sus asistentes, hasta tres en un día cuando estaba en Toluca, ya eran los primeros días de febrero de 1812, insistía mucho sobre las medallas que había mandado hacer y que requería se le entregaran, seguramente para condecorar a los más sobresalientes de su batallón. Pedía, además un barril de "buen vino" y algunas botellas de aguardiente. Eso ya no lo recibió pues sería asesinado durante el episodio que conocemos como Sitio de Cuautla el 12 de febrero. Aclaro que la medalla que vemos en la imagen corresponde a las que se hicieron en las Fiestas del Centenario de 1910.
El cadáver del conde de Casa de Rul y vizconde de las Tetillas fue llevado a México debido al reclamo que su esposa, María Ignacia de Obregón y Barrera, tercera condesa de Valenciana, hizo y lo mandó enterrar en el templo de San Fernando. Ellos no vivían juntos debido a las infidelidades del conde, la condesa vivía en el convento de Regina en la ciudad de México, la mansión que había mandado construir en Guanajuato se mantuvo siempre vacía.
Fuentes:
1.- Gazeta de México. Tomo V. Núm. 57. Del Martes 8 de Octubre de 1793. p. 556
2.- Brading, David. Mineros y comerciantes en el México borbónico (1763-1810). Fondo de Cultura Económica. México, 2012, p. 410
3.- Villagómez, Liborio. Diego Rul. Aventuras y desventuras de un noble realista. Summa Mexicana. Conaculta. México, 2012, pp.16-17
4.- Brading, op. cit. p. 430
5.- Villagómez, op, cit, p.86
6.- Ibid, p. 93
7.- Ibid. p. 96
8.- Ibid. p. 100
9.- Ibid. p.119-121
10.- Ibid. p. 140
11.- Ibid. p. 144
12.- Ibid. p. 201
lunes, 14 de septiembre de 2015
Antes y ahora: La cena del Grito
México, 1910.- Espléndida fue la cena del Centenario, aunque el calificativo de espléndido queda corto, pues la celebración fue un poco más allá de lo magnífico. El menú, a pesar de estar en México y conmemorar los cien años del inicio de la independencia y que Don Porfirio era conocido como el "Héroe del 2 de Abril" fecha que se considera el inicio de la caída del Segundo Imperio y la invasión francesa, el menú fue francés, los vinos franceses, la champaña, ni se diga, fue traída de Francia. Sale de sobra decir que el chef era francés Sylvain Daumonty se llamaba. Lo servido fue: Consommé Riche, Petits Patés á la Russe, Escaloppes de Dorades á la Parisienne, Noisettes de Chevreuil Purée de Champignons, Foie Gras de Strabourg en Croutes, Filets de Drinde en Chaud Froid, Paupiettes de Veau a l’Ambassadrice, Salade Charbonniére, Brioches Mousselines Sauces Groseilles et Abricots Glace Dame Blanche; los vinos, entre otros el Mouton Rothchild 1889, la champaña G.G. Mumm & Co. Cordon Rouge. El tipo de cambio estaba a la par del dolar. La población del país era de 15.2 millones de habitantes.
México, 2015.- Pues no habrá cena. El tipo de cambio se dice se mantendrá en 16.50 pesos por dolar y la población es de 115 millones de habitantes. Del futuro ni hablamos.
En el Museo de Historia del Castillo de Chapultepec se exhibe la que fuera la vajilla del evento de 1910.
lunes, 10 de agosto de 2015
Antes y ahora: La conmemoración del inicio de la Independencia en Guanajuato.
Guanajuato, 1985. Ese año se conmemoró el 175 Aniversario de la Independencia, larga discusión no en ese momento sino desde mucho antes cuando se cuestionó si era el 16 de septiembre de 1810 o el 27 de septiembre de 1821 el día que tendía como título el de la Independencia de México. Pretender cambiar el 16 de septiembre por cualquier otra fecha es cosa un poco más que imposible, como imposible será cambiar el 12 de diciembre por el 21 de diciembre en la celebración de Tonantzin - Guadalupe. Como quiera, los festejos se dieron un poco ensombrecidos pues ese año el peso estaba por los suelos, la inflación estaba en ascenso y, apenas cuatro días luego del triste "Grito de los 175 Años" ocurrió la catástrofe que fue el Terremoto del 19 de septiembre. En Guanajuato, como en algunos otros estados del país, se formó la Comisión para las Celebraciones, dentro de lo publicado estuvo esta biografía de Ignacio Allende, al lado derecho vemos el logotipo de la celebración.
Debemos anotar que en los créditos del libro aparece correctamente al decir que es el inicio: Celebraciones del 175 Aniversario de la iniciación de la Independencia Nacional y el 75 Aniversario del comienzo de la Revolución Mexicana. Comisión Estatal: Lic. Agustín Téllez Cruces, Gobernador del Estado de Guanajuato. Lic. Luis Monem Stéfano, Presidente de la Gran Comisión del Congreso del Estado. Lic. Eugeio Trueba Olivares, Presidente del Supremo Tribunal de Justicia. Lic. Salvador Rocha Díaz, Secretario General de Gobierno. Maestro Antonio Pompa y Pompa, Coordinador en el Estado de Guanajuato. Maestro Isauro Rionda Arreguín, Subcoordinador.
Debemos anotar que en los créditos del libro aparece correctamente al decir que es el inicio: Celebraciones del 175 Aniversario de la iniciación de la Independencia Nacional y el 75 Aniversario del comienzo de la Revolución Mexicana. Comisión Estatal: Lic. Agustín Téllez Cruces, Gobernador del Estado de Guanajuato. Lic. Luis Monem Stéfano, Presidente de la Gran Comisión del Congreso del Estado. Lic. Eugeio Trueba Olivares, Presidente del Supremo Tribunal de Justicia. Lic. Salvador Rocha Díaz, Secretario General de Gobierno. Maestro Antonio Pompa y Pompa, Coordinador en el Estado de Guanajuato. Maestro Isauro Rionda Arreguín, Subcoordinador.
Guanajuato 2010.- Año del Bicentenario, las cosas no habían mejorado en mucho, aunque había una estabilidad en el tipo de cambio ya no era la galopante inflación de 25 años atrás, como quiera, la sombra de la llamada Guerra del Narcotráfico ensombreció las celebraciones. En Guanajuato, como en todo el país se organizó la Comisión Estatal para la Organización de la Conmemoración del Bicentenario del inicio del Movimiento de Independencia Nacional y del Centenario del inicio de la Revolución Mexicana. Largo era el título de la Comisión, la cual hizo la puntual aclaración que, efectivamente, lo que se conmemoraba era el inicio del movimiento insurgente y no la Independencia propiamente.
La Comisión estaba formada por: Juan Manuel Oliva Ramírez: Presidente. José Gerardo Moqueada Martínez: Coordinador General. Raúl Herrera Vega: Secretario Técnico. Eugenio Trueba Olivares: Presidente del Consejo Consultivo. Juan Carlos Muñoz Márquez: Presidente del Comité Técnico del Fibicentenario. Ismael Pérez Ordaz: Presidente del Patronato.
martes, 9 de diciembre de 2014
La Revolución explicada a través de una foto: La del 6 de diciembre de 1914.
Confieso que el tema de la Revolución de 1910 no es muy de mi agrado, nunca lo ha sido, el ver que uno asesina al otro y el siguiente al que viene, el empobrecimiento de unos y el enriquecimiento de otros no acaba de atraerme, razón por la cual ese episodio de la Historia de México no lo conozco del todo. Como quiera he consumido muchas fotos de esos tiempos, por consumido quiero decir que he visto con atención las imágenes, y ocurrió que este sábado, por azares de la vida, el único periódico de la ciudad de México que conseguí por Salamanca fue La Jornada, eran ya las 5 de la tarde, El Universal y Reforma estaban ya agotados. Lo compré y lo leí, su portada llamó enormemente mi atención cuando la vi con detenimiento, era una fotorgrafía de la entrada de los ejércitos villistas, por un lado, y zapatistas por el otro a la ciudad de México un día como ese, 6 de diciembre, de 1914, esto significa en nuestro calendario festivo del cual somos tan asiduos, un Centenario más para recordar. En el interior venía un artículo sumamente interesante en el que, sirviéndose de varios textos de distintos autores, nos deja ver lo que ocurrió ese día. Al final aparece un extracto, poco menos de una cuartilla de lo que Paco Ignacio Taibo II escribió en referencia a esa fecha. El texto me parece intenso, preciso, toda una lección breve y concisa de lo ocurrido ese día. La forma en que el escritor cierra el párrafo me parece una delicia: "Nadie podrá explicarse la Revolución Mexicana si no se explica esta foto".
"Y al fin los hombres de la Convención, zapatistas, villistas y lo que comenzó a llamarse la tercera posición, entrarán juntos a la ciudad de México el domingo 6 de diciembre. Los zapatistas salieron de Tlalpan, de los cuarteles de San Lázaro, de San Ángel; los villistas de Tacuba y la hacienda de los Morales. Se concentran en la Calzada de la Verónica (hoy Melchor Ocampo). […] Millares de pañuelos, millares de mirones. Villa dirá: Como nunca se había visto.
Gracias a una foto, supuestamente de Casasola, el autor de este libro ha podido identificar a los generales que abren la descubierta sobre la avenida San Francisco. Tras dos cornetas zapatistas en pequeños caballos, Lucio Blanco, mirando un reloj que marca las 12:10. En un segundo plano Otilio Montaño observando los balcones del lado izquierdo, aún con la venda de la última herida en la frente. El jovencísimo Rafael Buelna. Urbina, mirada fiera, al frente con salacot. Zapata, Villa (que va conversando con Emiliano), entre ellos Everardo González y a su derecha Rodolfo Fierro en un caballo blanco, con un puro en la mano y la mirada retadora. Y en la esquina de la derecha el secretario de Villa, Luis Aguirre Benavides (a la derecha y fuera de cuadro, en muchas versiones de la foto, Madinaveytia y Pérez Rul). Los ocho generales que abren la marcha eran hace cinco años un campesino, un maestro rural, un estudiante, un cuatrero, un caballerango, un bandolero, un campesino y un maquinista de tren. Nadie podrá explicarse la Revolución Mexicana si no se explica esta foto.
* Paco Ignacio Taibo II - Pancho Villa – Una biografía narrativa, México, Planeta, 2006, p. 451.
Y esta otra fotografía capturó mi atención. Nunca había visto una escena revolucionaria en la que apareciera la imagen guadalupana... en buena medida concentra la esencia espiritual de nuestro país, la había ubicado en todos los movimientos sociales que han habido en México (no en los del siglo XXI ni en lo de la última década del XX, aunque creo haber visto una foto de una marcha de zapatistas, del EZLN), enarbolando el consabido estandarte.
Para leer el artículo completo, entra aquí.
lunes, 15 de septiembre de 2014
El recuento de las obras del Centenario: 15 de Septiembre de 1910.
Tenemos un 15 de Septiembre más, uno más en el que celebraremos, que recordaremos con la Ceremonia del Grito, el inicio de la guerra de Independencia. Una vez más recordaremos que, también hoy, 15 de Septiembre, es la fecha que el calendario litúrgico de la Iglesia Católica establece éste como el día de San Porfirio y, por azares de la vida las fechas coincidieron y, dicen por ahí, que fue ese el pretexto, el de San Porfirio, para que Don Porfirio estableciera el 15 como un día de celebración pero, hay que saberlo, ya desde antes que don Porfirio estuviera sentado (por 30 años) en la silla presidencial, el 15 se celebraba como la víspera de la Fiesta de Independencia de México. Todo mexicano que se precie de serlo debe saber que fue el 16 de Septiembre, a la hora "prima" que se dio el Grito, esto quiere decir que el Domingo 16 de Septiembre de 1810 a las 6 de la mañana fue cuando eso que nosotros, por tradición, celebramos a las 11 de la noche del día anterior, en plena víspera. Pero fue el 16, insisto.
Creo que con esto del 15 ratificamos aquello de que somos nosotros, los ciudadanos, los que vamos creando las tradiciones, y al pasar los años esas tradiciones se vuelven ley y si alguien dijo por ahí, desde hace 150 años, o tal vez más, que debemos festejar el Grito el 15 de Septiembre a las 11 de la noche, pues así se nos quedó ya establecido a mi generación y a las precedentes y a las que siguen, el 15 se volvió ley, sí, pero no olvidemos que el Grito se dio el 16 de Septiembre a las 6 de la mañana ¿alguien se levantará a esa hora para dar el Grito el 16? Creo que no.
Ahora, de unos años para acá, desde que los supermercados se expandieron por todo el territorio nacional se nos instituyó otra cosa: la "Cena Mexicana", que yo recuerde, antes no había tal cosa; si bien había las Kermeses, que antes se denominaban "Jamaicas", las había por muchas, pero en forma colectiva, ahora esa tradición pasó a ser un festejo familiar, o de amigos y vemos que en supermercados y tiendas especializadas, como las de telas, hay mercancía específica para la Noche Mexicana que ya se nos instituyó como parte de nuestro calendario ritual y festivo que todos los mexicanos tenemos.
Pero lo que hoy no ocupa no son esas reflexiones en torno al "celebrar o no celebrar...", sino puntualizar algo del festejo del 15 de Septiembre, y más aun, recordar lo que sucedió hace más de un siglo, cuando, en todo México se celebraron las Fiestas del Centenario, las cuales marcarían a casi todas las poblaciones de México, no por haber sido ese el año en que comenzó la Revolución de 1910, sino porque, ya desde 1907, se había establecido una Comisión Nacional del Centenario de la Independencia y a cada población se le pidió realizar una obra que fuera para el uso de todos los habitantes de la ciudad, una obra que dejara huella y que se volviera emblemática de tan importante acontecimiento: el Centenario de la Independencia. En el caso del estado de Guanajuato se estableció, entre otras cosas, que una de las calles principales de cada población llevaran el nombre de Hidalgo y, además se marcaran con una placa realizada en uno de los talleres de mayor prestigio en esa época, el de Jorge Unna en San Luis Potosí.
Sobre esas placas conmemorativas del estado de Guanajuato te he contado varias historias las veces que las he ido encontrando, y lo que hoy veremos es el listado, en número, de las obras que se ejecutaron dentro de lo marcado por la Comisión Nacional, la establecida el 1º de Abril de 1907, cuando se establecieron los lineamientos para llevar a cabo las Fiestas de Centenario.
En Salamanca, lugar de donde soy originario y en donde me encuentro actualmente, la obra emblemática del Centenario fue el Kiosco del más puro estilo francés propio de la época que conocemos como Porfiriato; la toma fue hecha el día de la inauguración, el 16 de Septiembre de 1910, alcanzamos a ver parte de la concurrencia, y como las reglas de urbanidad lo marcaban, los hombres de un lado, las mujeres del otro. La flecha marcha la placa conmemorativa del Centenario.
En la capital del Estado de Guanajuato la obra emblemática fue el Mercado Hidalgo, el cual fue inaugurado dentro de las Fiestas del Centenario, y así podremos ir viendo, en cada estado del país, como su propia Comisión Estatal o Local, fue realizando las obras que, en total fueron 1,418 a lo largo y ancho de la República Mexicana. (Para ver sobre las obras realizadas en Agauscalientes, entra aquí.) Obras de los más distintos tipos, que fueron clasificadas de la siguiente manera:
Obras Públicas: que incluían las de agua potable, drenaje, pavimento, presas, puentes, alumbrado y banquetas. Vías Públicas: comprendidas avenidas, calles, calzadas y carreteras. Esculturas: que igual fueron bustos, estatuas, monumentos y columnas. Arquitectura: clasificadas en Consistoriales, Palacios Federales, Palacios Municipales, Judiciales, Legislativos y Embajadas. Servicios Urbanos, como lo fueron los asilos, hospitales, manicomios, mercados, panteones, teatros, lavaderos públicos, cárceles, comisarias, casinos, estaciones meterológicas y sismológicas. Mobiliario Público: como bancas, kioscos, viviendas, faros, placas conmemorativas y relojes. Espacios Abiertos: parques, paseos, jardines y plazas. Y una clasificación que tuvo un nombre particular: Arquitectura de la Educación, dentro de la cual se incluyó, además de las Escuelas, a las Bibliotecas y los Museos. (1)
Y estas fueron, de acuerdo al libro del señor Rafael Tovar y de Teresa (2), las obras que se ejecutaron para conmemorar el Centenario, en 1910:
325 Escuelas
136 Parques y Jardines
135 Placas Conmemorativas
130 Casas Consistoriales
98 Trabajos de Agua Potable
88 Monumentos
72 Kioscos
66 Edificios de Administración Pública
57 Calzadas
42 Mercados
42 Líneas de Telégrafos o Teléfonos
37 Sistemas de Alumbrado
37 Relojes Públicos
31 Cárceles
26 Panteones
24 Obras de Pavimentación
15 Presas
10 Bibliotecas
9 Hospitales
9 Portales
8 Teatros
7 Baños y Lavabos
6 Diques
2 Obras de Drenaje
2 Árboles del Centenario
1 Muelle
1 Sistema de Tranvía
1 Casa de Beneficencia
1 Crematorio de Basura.
Los gastos fueron elevados, no cuento con la cifra exacta, pero el detonante, en buena medida del movimiento de Revolución de 1910 no fueron estos gastos, sino los realizados en torno a las Fiestas Sociales, los brindis, los viáticos de las numerosas delegaciones, y cuantas cosas más podríamos agregar a la cuenta millonaria de las Fiestas del Centenario... dicen por ahí que Carmen Romero Rubio de Díaz mandó obsequiar pantalones y zapatos a todos los paisanos para que los usaran durante el mes de Septiembre y que los distinguidos visitantes no vieran la pobreza del país.
Como quiera, vemos en las 1,418 obras, que el número mayor fueron escuelas, y, en general, son obras de beneficio público. Podría identificar en esa larga lista algunas que se volvieron emblemáticas: el Mercado Hidalgo en Guanajuato, los Kioscos de varios pueblos del estado de Guanajuato, el Paseo del Centenario en Mazatlán y en San José del Cabo, el Crematorio de Basura en Chihuahua, el Árbol del Centenario que se plantó en el Parque Agua Azul de Guadalajara, el sistema eléctrico en Calvillo, Ags., el Monumento a Juárez en Cd. Juárez, el Palacio Municipal, hospital, teatro, mercado, panteón y rastro en El Oro, Estado de México, un puente en Chilpancingo, Gro., la Biblioteca en Villahermosa, Tab., y de más monumentos y placas... ni que decir.
Fuentes:
1.- Pérez Bertruy, Ramona. Obras emblemáticas del Primer Centenario de la Independencia Nacional. UNAM. Instituto de Investigaciones Bibliográficas. México. Documento electrónico.
2.- Tovar y de Teresa, Rafael. El último brindis de don Porfirio. 1910: Los festejos del Centenario. Santillana, México, 2012. pp.252-256
lunes, 12 de agosto de 2013
Las llaves que fueron y volvieron. De la Invasión Francesa a las Fiestas del Centenario.
Esta escena propia y característica del romanticismo de la segunda mitad del siglo XIX no es una escena inventada, se trata del recibimiento que tuvo el general Frédéric Forey a la ciudad de México. "La pintura en sí misma es excelente por las cualidades que contiene de composición, colorido y ejecución con los pinceles. La escena representada muestra varios personajes entre los que podemos identificar al general Forey montado en un caballo tordillo y con su brazo derecho extendido en actitud de recibir las llaves que se le entrega un miembro de la autoridad provisional de la Ciudad de México.... En el lado derecho de la pintura se ve un muro y la Puerta de San Lázaro. Al centro atrás se aprecia el convento y hospital del mismo nombre. Cerca del hospital se ve el puente sobre la prolongación del Canal de la Viga..." (1)
Mucho hemos oído sobre la Batalla de Puebla y el victorioso 5 de mayo, festivales y desfiles hay por todos lados para recordar la fecha, pero se nos olvida que un año después este general que vemos en la fotografía entraba triunfante a la ciudad de México, no solo eso, sino que se le entregaban solemnemente las llaves de la ciudad. "Después de apoderarse de Puebla, el general Forey se desplazó a la Ciudad de México y entró solemnemente en ella el 10 de junio de 1863, a las tres semanas de la capitulación del general González Ortega. La caída fue sin resistencia alguna pues el presidente Juárez, al considerar que la defensa era imposible, decidió trasladarse con sus fuerza hacia el norte y establecer su gobierno en San Luis Potosí".
No sé si te has hecho la pregunta del por qué de la invasión francesa. Pues, para resumir: luego de la consumación de la Independencia si algo no había en México era dinero. Los once años de guerra y la implementación de un nuevo gobierno que partía desde cero y que no lograba consolidarse, solicitaba dinero a quien lo tenía: Inglaterra y Francia, también a España del que, a pesar de haberse independizado, al paso del tiempo (es decir, luego del Imperio de Agustín de Iturbide, las once presidencias de Antonio López de Santa Anna y la invasión norteamericana), solicitó préstamos a los gobiernos de los países mencionados, Juarez, al llegar a la presidencia lo que nota es una cosa: la falta de dinero para pagar a los acreedores. Se decreta la suspensión de pagos y esos países se molestan, llegan a Veracruz sus representantes y...
"El presidente Juárez comisionó a su secretario de relaciones, Manuel Doblado, para atender ese grave asunto. Doblado tuvo éxito, pues después de una inteligente labor, obtuvo que el 19 de febrero de 1862 se firmaran los Tratados de la Soledad en virtud de los cuales los españoles y los ingleses se retiraron de nuestro suelo. No así los franceses, pus su objetivo era el de hacer campaña miliar para instaurar el régimen monárquico que interesaba a Napoleón III." El resto de la historia ya lo conoces, para 1864 llega Maximiliano, para 1867 es fusilado, Juaréz regresa al poder, y para 17 de febrero de 1877 Porfirio Díaz inicia su primer periodo presidencial.
Bueno, pero, si te estás pregunta qué fue lo que pasó con las llaves, la historia es esta: Forey, tras consolidar la invasión a México es elevado al nivel máximo del ejército francés, es nombrado Mariscal, regresa a París y entrega las llaves de la ciudad capital como prueba contundente de ese triunfo. Para 1910 año del Centenario del inicio de la guerra de Independencia de México, el gobierno francés decide devolver las llaves, para ello se realiza una solemne ceremonia, dentro del marco de las Fiestas del Centenario, justo el día 18 de Septiembre, cuando toda la ciudad tenía fresco el recuerdo del más importante acto de las fiestas, la inauguración de la Columna de la Independencia. Y es así como el delegado francés, Paul Lefaivre devuelve las llaves, y, aunque no lo veamos como tal, el pasaje de la invasión francesa quedó resanado y como un capítulo más de la Historia de México. Supongo que luego del acto se brindó con la mejor champagne française, invitada por México, claro está.
La pintura original fue elaborada por Jean Adolphe Beaucé, se encuentra en Francia, una copia realizada por el pintor poblano José María Calderón está en el Museo de la Ciudad de México. Mide más de 2 metros de altura y poco más de 4 metros de largo.
Fuentes:
Lo entrecomillado lo tomé de: Cortina Portilla, Manuel. Sucedió en el Valle. Consa, México, 1991. pp.11-17. Investigar apara este artículo me lo motivó la lectura de: Tovar y de Teresa, Rafael. El último brindis de Don Porfirio. 1910: los festejos del centenario. Santillana Ediciones Generales. México, 2012.
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