lunes, 29 de noviembre de 2010

Visitando una parte de la Sierra de Guanajuato

Hace poco, con motivo de la fiesta de San Martín Caballero, el 11 de noviembre, fui a esta parte, desconocida para mí, de la Sierra de Guanajuato, es una zona que se conoce como Sierra de Codornices, que se forma con las suaves laderas que van ascendiendo del Bajío hacia la zona norte.

El cambio del paisaje es más que notorio pasar de los fértiles valles de Salamanca y Santa Cruz de Juventino a esta parte que es un poco más alta, seguramente sobre los 2,000 -2,200 metros de altura, es drástica, se nota la carencia de agua y, debido a la diferencia de alturas, se ven las cañadas que los arroyos de la lluvia va trazando.

Aquí estamos ya en San Martín del Terrero, localizado en las confluencias de los municipios de Guanajuato y Dolores Hidalgo, distante unos 60 kilómetros de Salamanca y unos 20 de Guanajuato, ese montón de autobuses que ves en mitad del terrero es apenas el inicio de la llegada de los peregrinos que se congregan durante ese día en torno al Santurario que allí se levanta.

El paisaje tiene una singular belleza, si bien hacía un poco de fresco, el sol que caía como plomo quemaba, cosa habitual en las zonas serranas. Desde aquí estamos a unos 80 kilómetros de la siguiente planicie, la que se localiza luego de San Miguel en el municipio de San Luis de la Paz, donde comienza lo que se llamó El Gran Tunar, es decir, la región chichimeca.

Si bien este año de 2010, a nivel nacional, se caracterizó por ser el que dejó mayor cantidad de agua, esa no llegó por la zona del Bajío, en donde las lluvias fueron más bien escasas, la desertificación es más notoria año con año y como ejemplo tenemos esta vista serrana a mitad del otoño.

Si la zona se llama San Martín del Terrero es, sencillamente, por la cantidad de polvo que hay, es decir, por lo seco que está la zona... lo que se ve es una de las típicas escenas del día de San Martín en que los cientos de peregrinos que llegan, muchos de ellos acampan en las cercanías del Santurario.

Un cielo limpísimo, ni una sola nube se vio durante todo el día de San Martín en la Sierra de Codornices en Guanajuato... sigamos viendo algunas tomas de este particular sitio.







Notarás que se aprovechó esta hondonada para hacer una pequeña presa, un auténtico oasis en mitad del seco paisaje.
Considerando que de Salamanca a Guanajuato por la carretera estatal que va en dirección norte hay unos 80 kilómetros, a la mitad del camino vemos algunas colinas con bosques de madroño, el árbol que crece con facilidad en estas alturas y con no mucha abundancia de agua, esto nos hace pensar en algo...

Se dice que hubo una época, esto, antes de que llegaran los españoles, que la Gran Chichimeca eran bosques de Huizaches en toda la zona del Bajío y de Madroño y Oyamel en las partes altas de la sierra. Una vez descubiertas las minas hubo necesidad de dos cosas: de animales de tiro y de leña para avivar el fuego de los hornos.

La deforestación comenzó, con la característica de que eran tierras tan poco pobladas que nadie notó nada y no afectó directamente a los humanos... hoy día estamos pagando las consecuencias de esa voracidad que hubo en torno a las minas de plata que se fueron localizando a pocos kilómetros de lo que estamos viendo en las fotos.

En el Caribe mexicano se estará discutiendo en estos días los problemas del cambio climático, seguramente saldrán de allí nuevas disposiciones para detener los estragos... cosa que se está haciendo muy tarde, pero al menos algo se hará.

Nos podremos imaginar en esta fotografía, si le incluimos los miles de árboles que la poblaron hace apenas 500 años, de los cuales ni el 20% queda, para darnos una idea de lo que fue la devastación ecológica que, de la mano a la voracidad española, devastó el campo mexicano.

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