Comenzaré diciendo que hay aquí, en Salamanca, una calle que se llama Mina, otra que se llama Monterrey. Esas, quienes somos de aquí, las conocemos muy bien, sabemos que están en el mero centro -los ahora llamados, con pompa, "centro histórico"- si yo me plantara en esa esquina y le preguntara a todo transunte a quién se están refiriendo estas calles, seguro estoy que muchos, por no decir que la mayoría, no sabrían a que se refiere y me dirían que Monterrey es una ciudad del norte de México y que Mina es relacionado a la industria minera que floreció en Guanajuato durante el virreinato: craso error. (Por cierto, Craso Error viene de Marco Licinio Craso quién al intentar invadir la ciudad de Patria, cometió un grave error, acabó emboscado y asesinado; todo esto sucedió en el año 55).
Pues bien, Monterrey se refiere al tercer Virrey de la Nueva España, a quién se debe la fundación de la villa de Salamanca, Gaspar de Zúñiga y Acevedo, conde de Monterrey. Y Mina se refiere al caudillo español que peleó, precisamente, en contra de los españoles en 1817, justo aquí, en esta zona del Bajío occidental. La primera corrección que haremos es que lo conocemos como Francisco Xavier Mina y su nombre en realidad fue Marín Xavier Mina.
Hace poco te daba una lista de mercenarios e idealistas que vinieron de Francia, de Inglaterra y de los Estados Unidos a participar en la guerra por la Independencia de México, pero no hice mayor mención a Mina, fuera de que, llegaron junto a él.
De Mina hemos visto ya algunas cosas, como esa ciudad que se pretendió erigir en el estado de Guanajuato luego de la guerra de la Reforma, precisamente donde está la Hacienda de San Diego del Jaral de Berrio (por cierto, mañana 13 de noviembre habrá fiesta allí, pues se celebra a San Diego de Alcalá), pero no hemos visto a profundidad lo que fue la vida de él, por lo tanto, hoy abro una nueva carpeta en El Bable, esta para ir acumulando la información necesaria y suficiente que nos lleve a conocer a fondo a Marín Xavier Mina, héroe indiscutible de la guerra de Independencia.
"En 1817, el gobierno estadounidense recibió información sobre el tamaño del ejército de Louis-Michel Aury. Para entonces ya se había reunido en Galveston más de 400 hombres, la mayoría angloamericanos, bajo las ordenes del coronel Perry. La flota del comodoro Audry consistía ya de quince naves, gracias a la buena fortuna de sus capitanes en la mar. Comenzaron los preparativos para una gran invasión a Nueva España. No obstante, una seire de acontecimientos provocaron que la invasión fuera llevada a cabo por otro expedicionario: el general Francisco Xavier Mina. Este español exiliado había lucahdo contra Fernando VII en España, pero participó en los planes de la invasión a México por medio del padre José Servando Teresa de Mier, un exiliado mexicano liberal que vivía en Londres. El 15 de mayo de 1816, ambos hombres navegaron con 50 seguidores hacia Estados Unidos, donde hicieron paradas en Baltimore, Filadelfia y Nueva York para reculutar más hombres y runir más abastecimientos.
En agosto de 1816, Mina había enlistado más de 200 oficiales angloamericanos y franceses y logró hacerse de otras cuatro naves en su flota, aparte de su embarcación el Caledonia. Llegó a Galveston el 22 de noviembre, pero tuvo que esperar más de ocho días la autorización para desembarcar después de una discusión con Aury sobre quién estaría a cargo de la expedición. Fianlmente, los comandantes acordaron compartir el liderazgo y continuaron los preparativos para la invasión de México.
Gutiérrez contactó desde Natchitoches al general Mina, que estaba en Galveston, para pedirle que tomara posesión de Nacogdoches en nombre del gobierno mexicano independiente. Mina respondió a favor, dejando esta misión a los hombres de Gutiérrez, Santiago Dill y Juan Cortés y los autorizó a que se apoderaran del sitio y reunieran más hombres y perterechos para la expedición por mar. La maniobra contra Nacogdoches, donde continuaron trabajando a favor de la insurgencia. Gutiérrez se ocupó principalmente del reclutamiento de hombres, a quienes enviaba con frecuencia al fuerte de Galveston.
La expedición de Mina tuvo que suspenderse hasta el 22 de febrero de 1817, cuando el general regresó a Nueva Orleáns después de reunirse con los de Nueva Orleáns Associates. En esta reunión hablaron de un plan alternativo para atacar la Florida española, pero Mina rechazó la maniobra. A pesar de ello, convenció al grupo de los Associates de proporcionale otros dos barcos, el Cleopatria y el Neptune. La expedición estuvo lista después de su regreso a Galveston y partió hsta Soto la Manrina, en la costa tamaulipeca.
El 7 de abril de 1817, Mina y Aury partieron con ocho naves y aproximadamente 350 hombres. Llegaron al río Santander sin inconvenientes y el 21 de abril Mina ordenó a su ejército que desembarcara. Aury regresó a Galveston después del desembarco, supuestamente para continuar el transporte de bienes y más hombres de refuezo, pero nunca volvió en auxilio de Mina. El comodoro pirata se quedó en Galveston hasta 1818 cuando renucnió a la causa y volvió a la piratería.
A pesar de todo, el movimiento insurgente en Nuevo Santander se reinició con la invasión de Mina y su ejército, que no era muy grande. Consistía de apenas 235 soldados, enrte los que había quince negros haitianos y dos mujeres -una era la esposa de un soldado y la otra, una "acompañante" del padre Mier. Aun así, Mina trató de hacer de sus hombre el centro de un ejército mexicano. Su pequeño, pero bien armado ejército contaba con 2 100 armas de fuego, mil espadas y una buena cantidad de municiones y pertrechos. Él esperaba que llegara un ejército insurgente a apoyarlo, del que sus hombres erían oficiales.
El 24 de abril, el general Mina dejó una pequeña guardia en la costa y se fue con su ejército a Soto la Marina. Felipe de la Garza estaba al frente de las fuerzas realistas. Se replegó ante el ataque y trató de detener la invasión diciéndole a la gente del pueblo que los extranjeros iban a destruir su tierra, degollar a sus hombres y violar a sus mujeres. La mayoría de la población le creyó y huyó tierra adentro, pero los que se quedaron le dieron una calurosa bienvenida al ejército de Mina. Recibieron a la vanguardia, encabezada por el mayor José Sardá, con el repique de campanas y vitorearon a Mina como su libertador. En tanto que el padre Mier repartía indulgencias entre los simpatizantes de la causa, el peublo donó su ganada para alimentar a los insurgentes, los jóvenes se enlistaron en el ejército rebelde y todos declararon su apoyo a la independencia.
Mina comenzó a trabajar el día siguiente. Ordenó a un grupo de sus hombres que empezaran a construir un fuerte de adobe y a otros les dio instrucciones de buscar más víveres. Uno de los grupos encargado de los víveres, comandado por Mina; regresó Garza con las manos vacías, pero en otra incursión capturó una recua cargada de granos. La emoción del éxito obtenido fue fugaz, pues llegaron noticias de las destrucción del Cleopatra y Neptune. Resguardada por una mínima guardia, el 18 de mayor la flota fue presa fácil de los ralistas, que la capturaron sin encontrar resistencia y la incendiaron. La pérdida de las naves significó que ya no habría refuerzos ni formas de escapar. Mina y su ejército tenía que ganar la batalla o enfrentar su ejecución.
El general Mina tuvo que enfrentar un problema aun mayor. El general Joaquín Arredondo estaba a cargo de enfrentar la invasión. De hecho, Arredondo tenía la misión de detener dos ataques, el de Mina y el de José Bernardo Gutiérrez de Lara. Había informes de que este último contaba con más de 150 hombres en Louisiana. Arredondo escribió al virrey que no podría manejar los dos embates. Explicó que sus tropas no tenían alimentos, vestimenta ni caballos suficientes y que tampoco habían tenido tiempo de recuperarse de las otras batallas. El virrey decidió entonces que Mina era la amenaza principal y debía ser combatido primero. De modo que Arredondo salió de Monterrey con un pequeño grupo hacia Soto la Marina, donde le habían dicho sus informantes que los insurgentes estaban a punto de terminar el fuerte y que tenía un ejército de miles de hombres.
Mina dejó el fuerte acompañado del mayor Sardá y un ciento de hombres cuando supo que Arredondo se dirigía hacia el sur. Tenía la esperanza de que Sardá resisitera dos meses sitiado mientas él se encargaba de reunir un ejército en provincia y volvía a su rescate. Mina también confiaba en el poder maniobrar para ubicar a su ejército detrás de Arredondo. De acuerdo con esta estrategia, se alejó unas seis leguas y salió al campo el 20 de mayo.
Entretanto los soldados del fuerte de Soto la Marina se preparaban para la llegada del general Arredondo. El padre Mier estaba feliz por la oportunidad de derrotar a los realistas, pero pronto cambió de actitud cuando más de mil realistas rodearon elfuerte el 11 de junio. Ante la amenaza, buscó su propia salvación. Cuando supo que Arredondo tenía facultades para otorgar el perdón de el rey, el sacerdote y unos cuantos seguidores solicitaron esta venia. Se rindieron y luego le revelaron a Arredondo los puntos más débiles del fuerte. Los realistas bombardearon los sitios indicados y el mayor Sardá capituló el 15 de junio. El mayor pensó que el perdón sería otorgado también a sus hombres, pero no fue así. Arredondo envió encandenados a los prisioneros en Veracruz. Mina afirmó después que le habían protetido a la tropa que volverían a sus horas, aunque Arredondo refutó esta aseveración. Dijo que sólo había garantizado respetar su vida hasta recibir instrucciones de virrey.
La rendición del fuerte costó a Mina más de la mitad de su ejército. Así que decidió ir a tierra adentro para reclutar más hombres y reunir otro ejército insurgente en los alrededores de Guanajuato. Parecía que se había demorado demasiado; su ejército fue interceptado el 15 de junio por el general Benito de Armiñán en la hacienda de Peotillas, a trece leguas de Rincón (Batalla de Peotillos). Armiñán contaba con 1 500 soldados, contra 184 de Mina. El joven general arriesgó su suerte lanzándole el ataque justo en medio de la línea enemiga. La maniobra sorprendió tanto a los realistas que se replegaron ante un ejército que les pareció formado de dementes. Esa noche, Mina ordenó encender fogatas de su campamento para aparentar que irían a dormir y se escabulleron cobijados por la oscuridad de la noceh antes de que los realistas tuvieran tiempo de reponerse.
Llegó en julio a Fuerte Sombrero, donde las noticias de su triufo contra Armiñán atrajeron nuevos voluntarios. Al poco tiempo, su ejército tenia cerca de 500 hombres.
Sin embargo, en el pico de su popularidad, Mina cometió un error. El 8 de julio su ejército aslató la plantación del marqués del Jaral y Mina confiscó 140 mil pesos que encontró en un econdite de la casa. Mina justificó esta acción diciendo que el marqués apoyaba al régimen realista, pero esta explicación no fue convincente. Sus hombres perdieron la confianza en él ya que la acción les pareció un ataque contra un civil, no contra las fuerzas realistas.
Un segundo asalto provocó mayores problemas. Mina ordenó el 27 de junio el ataque a la Villa de León, pero en el intento murireron un buen número de hombres; apenas 34 lograron sobrevivir a la carnicería. Cuando volvieron a encontrar a Mina, él les explicó que los había dejado porque fue a buscar más hombres para regresara rescatar el fuerte. Pero todo fue en vano, sus hombres habían perdido la fe que le tenían.
Entre tanto, el general realista Pascual Liñán, ordenó que los prisioneros del fuerte (Batalla del Fuerte del Sombrero) fueran desnudados y ejecutados; todos, sin excepción. Cuando corrió la noticia, Mina perdió el apoyo de casi todos sus hombres. Apenas logró reunir unos cuantos para llevar a cabo actos de guerrilla, pero poco a poco su ejército fue diluyéndose. Fianlmente, se refugió en la hacienda El Venadito, propiedad de un amigo, pero la información sobre su pareadero se filtró y los realistas atacaron el lugar el 27 de octubre. Al final de la contieda la mayoría de sus soldados había muerto y él había sido encadenado. El 3 de noviembre de 1817, el virrey ordenó su ejecución. Una semana después, Liñán llevó al joven general frente a su cuartel y lo ejecutó por la espalda.
La expedición de Mina terminó de forma desastrosa, no así la causa independentista. José Bernardo Gutiérrez de Lara reinició en Louisiana el reclutamiento de otro ejército. En la primavera de 1817 comenzaron a correr los rumores de otro movimiento..." (1)
Fuentes:
1.- Clark Milligan, James. José Bernardo Gutiérrez de Lara, mexicano fronterizo, 1811-1841. Gobierno del Estado de Tamaulipas, 2010.
Nota: Las fotografías del fuerte fueron tomadas del folleto que el gobierno municipal de Pénjamo edita para promocionar la zona.
Enlaces:
Parte del listado de esos extranjeros que llegaron junto a Mina está aquí:
http://vamonosalbable.blogspot.com/2010/10/extranjeros-paricipando-en-la-guerra-de.html
En 1857 la Hacienda de San Diego del Jaral de Berrio se quiso cambiar de nombre por el de Pueblo de Mina:
http://vamonosalbable.blogspot.com/2009/09/mina-guanajuato-ciudad-que-nunca-se.html
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