El templo de Guadalupe de El Buen Tono. Ciudad de México.

   Hablar de la ciudad de México se convierte en tema infinito, más aun cuando de su Centro Histórico se trata. Recuerdo haber leído por ahí que fueron 84 los templos construidos en esa zona; pero el dato se refiere a la época colonial, y luego de que las "aguas se calmaran" después de la Reforma y muchos de los edificios que ocuparon conventos y templos fueran vendidos, hubo uno, un convento que fue adquirido por el francés Ernesto Pugibet para construir ahí su fábrica de cigarros que tenía por nombre El Buen Tono.

   El antiguo convento se ubicaba en lo que era la parte central de uno de los cuatro barrios que se mantuvieron en la ciudad de México luego de la conquista. Era el de Moyotlan, que, al ser evangelizado, adquirió el nombre de San Juan, es decir, San Juan Moyotlán. Allí, entre otras cosas, se levantaba el templo y hospital de San José de los Naturales, una especie de extensión del convento "Grande" de los franciscanos. Lo que conocimos por calle de San Juan de Letrán era, de algún modo, el límite de la ciudad española, los indios vivían después de esa marca.

   Ante el gran negocio que Pugibet estaba haciendo, especialmente en la confección de cigarros, amén de los textiles, se vio en la necesidad de construir una fábrica acorde al nivel de producción que estaba teniendo, para ello, una vez adquiridos los terrenos de aquel convento de monjas, contrató a Miguel Ángel de Quevedo para que construyera allí la mencionada fábrica, además de un teatro para el entretenimiento de sus empleados y, no muy lejos de allí, un conjunto habitacional que se volvió el ejemplo a seguir en cuanto a edificios de departamentos funcionales se refiere: el Conjunto Mascota.

   Evidentemente que la fábrica fue lo primero que se construyó, hoy día vemos aun ese portento de arquitectura neoclásica con grandes tintes de ecelecticismo, justo a un costado de la Plaza de San Juan, en ella se levanta este busto de Pugibet que vemos en la toma. Pero, sucedió que, estando avanzada la construcción del teatro del Buen Tono, se decidió que más que un teatro, era necesario construir un templo, fue así como emergió esta soberbia construcción, lo que sería el palco principal se volvió coro del templo. El escenario y proscenio se transformó en altar mayor. Dentro del conjunto se incluyeron vitrales traídos de Francia, como la época lo marcaba. 

   Llegar aquí, para admirar esta maravilla, es muy fácil, es cosa de caminar unas tres calles hacia el sur, justo frente al Palacio de las Bellas Artes y estarás en uno de los rumbos del Centro Histórico en donde el muestrario de la arquitectura de 1900 a 1940 es, casi, casi, infinito. Te recomiendo leer todos los enlaces que hay en este texto para que tengas una mejor idea de todo lo que engloba el concepto de El Buen Tono.

  Como dato, en verdad curioso, encuentro lo escrito por el referente de todo libro de Historia del Arte de México: Francisco de la Maza: "San Juan de la Penitenciaría estuvo donde ahora se levanta ¡otra iglesia! ya que la primera, de 1695, fue derruida por la empresa cigarrera del Buen Tono para hacer su iglesia horripilante. Tenía buena cúpula y una bellísima reja en el coro alto, que hoy se oxida a la entrada del Castillo de Chapultepec". (La ciudad de México en el siglo XVII. Lecturas Mexicanas 95. FCE-SEP, 1985. p.51)