Hacienda de San José del Carmen, municipio de Salvatierra, Gueanajuato.

A poco más de una hora en auto desde Salamanca, tomando dirección sureste, luego de pasar Cortazar y Caracheo, llegamos a San José del Carmen, nueve kilómetros más adelante se ubica la ciudad de Salvatierra. El origen de las haciendas en Guanajuato se remonta hacia las primeras Encomiendas y Mercedes de tierra que, a partir del siglo XVI, la Corona Española otorgara a sus soldados de más alto rango y que, paulatinamente, llegaron a convertirse en auténticos señoríos semifeudales llegando incluso, a consolidarse como la propiedad rural más característica del México novohispano y pilar de la economía colonial; situación que prevaleció hasta los primeros años del siglo XX, en los que como consecuencia del movimiento social revolucionario, promovido por líderes como Emiliano Zapata, se promulgara la Ley de la Reforma Agraria.

Dentro del esquema socio-productivo de la Nueva España existieron diversos tipos de haciendas, en el Estado de Guanajuato hubo principalmente dos, las de Beneficio y las Agroganaderas. Las primeras tenían como función principal “beneficiar” por medio del Azogue (mercurio) los materiales extraídos de las minas, a fin de extraer la Plata de los minerales (de ahí su nombre).

Uno de los cambios quizá más significativos, fue el del sistema de tenencia de la tierra, el cual pasó a ser determinado por la Corona Española la que, con el propósito de fomentar el poblamiento de su nueva Colonia, comenzó a repartir entre indígenas, soldados españoles y entre uno que otro aventurero de la nobleza, mercedes y encomiendas de tierra para el establecimiento de estancias ganaderas y huertas, así como de casas habitación.

La hacienda fue un complejo socioeconómico suficiente que se encontraba formado por un núcleo poblacional denominado “casco” integrado por lo que era la Casa Grande, en la que vivía el hacendado con todas su familia, otras casas más modestas, destinadas al personal de confianza que incluían al Administrador o Tenedor de Libros, el Mayordomo y Capataces. También existía una capilla en la que se ofrecían los servicios religiosos a todos los habitantes de la propiedad. No podían faltar las trojes para el almacenamiento de granos y maquinaria y las eras para la molienda de granos y establos para el ganado.

La Era es un espacio de terreno limpio y firme donde se realizan diversas funciones, según el tipo de era: Se trabajan los cereales, se cultivan vegetales, se preparan argamasas, se trabajan los minerales, etc. (Wikipedia).

Durante la época de esplendor, las haciendas de la región guanajuatense llegaron a tener tal prestigio e importancia que, a finales del siglo XVIII, se le llegó a conocer como el “Granero de la Nueva España” y, en sus memorias de viaje, Alexander Von Humboldt las describiría como las llanuras y campos mejor cultivados de México y hacen recordar a algunos de los campos más atractivos de Francia. Fue por esa misma época que Guanajuato llegó a ocupar el segundo lugar en densidad poblacional, con el 9.4% de los habitantes de todo el virreinato, superado únicamente por el Valle de México.

La Hacienda de San José del Carmen se localiza en el municipio de Salvatierra. Comienza a formarse a partir de una encomienda de dos sitios (uno con cal y otro con cantera) otorgada a la orden de los Frailes Carmelitas en 1648 para edificar un convento. A raíz de otras donaciones y compras de terrenos que hacen los frailes, dicha propiedad comienza a crecer considerablemente y deciden nombrarla como San José del Carmen en honor a su orden religiosa.

En el año de 1664, deciden vender la propiedad a Don Nicolás Botello quien se encarga de ampliarla aún más, aunque a su muerte, sus endeudados herederos deciden vender la extensa hacienda a sus antiguos dueños, los frailes del Convento del Carmen de Salvatierra.

Con el correr del tiempo, la hacienda fue pasando de mano en mano a través de ventas y heredades y en el año de 1872 San José del Carmen pertenecía a un tal Francisco Llamosa y durante años subsecuentes, su familia se encargó de agrandar los dominios de la hacienda, a tal grado que llegó a contar con dos grandes presas para la retención del agua en épocas difíciles.

Al igual que muchas de las haciendas de la región guanajuatense, después de la década de 1920, las propiedades de San José del Carmen fueron repartidas y, así otro gran latifundio del Bajío llegó a su fin.

Este texto fue tomado del libro Haciendas de Guanajuato, publicado por la Subsecretaría de Turismo y la Secretaría de Desarrollo Económico del Gobierno del Estado de Guanajuato. No aparece el año de su edición.

Este monumento me dejó la duda de saber que fue, se localiza a menos de un kilómetro de la entrada de la Hacienda, sobre un camino de terracería que divide las parcelas, estando una de ellas, la que se localiza detrás de lo fotografiado, más abajo del nivel del camino, me atrevo a pensar que era la cabecera de la presa. Si alguien sabe su función, le agradeceré nos lo comente.