Hace cosa de cuatro años fue que me enteré de la ceremonia solemne que hacían en la segunda mita del siglo XVIII en la Colegiata de Guadalupe conocida como Tocado en la cual, el lienzo que algún templo llevaba para tal ceremonial era materialmente tocado, es decir, puesto frente a frente al ayate y se pensaba que había adquirido ciertos niveles de santidad y lo convertía en una auténtica reliquia. Pensaba que la ceremonia había sido inventada en México, ahora que visité el templo del convento de Santa Rosa de Viterbo en Querétaro vi que tal ceremonial no era ni exclusivo de México ni de la imagen de Guadalupe, sino algo que ya funcionaba en Europa.
Santa Rosa de Viterbo es uno de los templos más impresionantes que hay en Querétaro, de él hablamos ya en otra ocasión y a lo que ahora nos enfocamos es al Divino Rostro que allí existe, el cual está asociado a lo que en la Catedral de Jaén, España, existe, uno de los llamados Vera icon. El tema me parece por demás interesante, veamos por qué:
Se conoce por vera icon "a ciertas reliquias del cristianismo que, según distintas tradiciones piadosas o leyendas, se consideran verdaderas imágenes de Cristo porque habrían sido ejecutadas milagrosamente, no siendo, por tanto, obras de arte realizadas por la mano del hombre. El concepto, que tiene claros precedentes en la religión grecorromana, se fue desarrollando en los primeros siglos del Imperio bizantino hasta encontrar su conformación definitiva en el contexto de los debates entre iconoclastas e iconódulos, por parte de estos últimos, como justificación de su postura. El número de estas imágenes, y su consideración de obras genuinas, copias o falsificaciones varía según los autores y es objeto de debate; en todo caso la aplicación de criterios racionalistas para su comprensión no era propia del cristianismo medieval, cuando el concepto de originalidad era muy distinto: las virtudes atribuidas a reliquias e imágenes se consideraban transmisibles por "contacto" a sus copias, donde quedaban "impresas" (brandea) o se multiplicaban al doblarlas (tetradiplon); los criterios de conservación y restauración eran muy laxos y no había demasiados reparos en cuanto a manipularlas, embellecerlas y repintarlas. Muchas ciudades e instituciones religiosas pretenden poseer alguna de ellas; y su historia es intrincadísima, con múltiples traslados, desapariciones y reapariciones en épocas oscuras, contextos bélicos o revolucionarios". (Wikipedia.)
Esto que hay en Querétaro, copia de lo de Jaén, es una Santa Faz: "Santo Rostro o Volto Santo son denominaciones que distintas tradiciones piadosas dan a varias reliquias cristianas identificadas con el paño de la Verónica o con el Mandylion de Edesa (frente a la que surgió como "rival romano") u otras imágenes denominadas acheiropoietos ("hechas sin manos humanas") o vera icon ("verdaderas imágenes"). Las tradiciones en que se basan están confusamente mezcladas, así como sus desplazamientos y lugares donde se custodiaron, de modo que no es posible establecer la veracidad de las que en la actualidad pretenden ser las originales; aunque el concepto de originalidad o la aplicación de críticas racionales son ajenos a los criterios de la época medieval en que surgieron".
"Su multiplicidad se ha interpretado como la consecuencia de que el paño con el que Verónica limpió el rostro de Cristo (en la Via Dolorosa de Jerusalén, camino del Calvario) estaba doblada varias veces, y cada una conservó una impresión milagrosa de lo que sería una Vera icon ("verdadera imagen") de éste. Se lo describe por primera vez en 1137. En la Basílica de San Pedro de Roma se mantiene la tradición de que el paño, lienzo o velo de la Verónica (o Verónica a secas) se encuentra custodiado en uno de los pilares que sostienen la cúpula, sobre una estatua colosal de la Santa, de Francesco Mochi, 1632". (Wikipedia.)
El tema es bastante largo, de la Santa Faz podemos pasar al Vero Volto di Lucca, que es, por así decirlo, la versión italiana de las leyendas piadosas que actualmente tienen profunda veneración: "Una versión legendaria de la historia de la estatua afirma que fue esculpida por Nicodemo, uno de los protagonistas del descendimiento de la cruz de Jesús. Por no ser un escultor experto, no habría sido capaz de dar a la cara la forma deseada. Cansado y desilusionado, se durmió sin haber acabado el trabajo; pero al despertar la habría encontrado milagrosamente terminada por la mano de un ángel. La leyenda añade que la obra habría aparecido en 742 en una embarcación carente de tripulación, abandonada en el mar Tirreno, hasta que alcanzó la entrada del puerto de Luni. La nave habría resistido las tentativas de abordaje por parte de los habitantes de Luni, hasta que arribó espontáneamente tras la exhortación del obispo de Lucca, Juan I, que había acudido entretanto a la zona tras haber sido avisado por un sueño de la presencia de la nave de la Santa Faz. Una ver llevado a tierra, el crucifijo fue reclamado por Luni y Lucca, pero otras señales divinas quisieron que fuera conducido a Lucca y finalmente los habitantes de Luni se vieron obligados a renunciar a la posesión de la reliquia". (Wikipedia.)
Igual o más impresionante aun, es el cuadro de enorme exquisitez hecho en carey que contiene 25 reliquias, se localiza en el mismo retablo del templo de Santa Rosa, eso nos recuerda aquello de que solo los templos más ricos contenían una buena cantidad de reliquias.
Otra Santa Faz, esta de más reciente veneración es la llamada de Manoppello, Italia. De sobra conocido es el Santo Sudario o Sábana Santa de Turín. O el Pañolón de Oviedo. Recordemos el Madylion de Edesa. Agreguemos la Santa Faz de Alicante.
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