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miércoles, 22 de febrero de 2017

Puertas y ventanas azules y verdes por la zona de Pinos, Ojuelos y Ocampo

                           
  En estos días hice un recorrido virtual por una parte del Camino Real de Tierra Adentro que no conozco a detalle. Tengo una idea general y al ir recorriendo las carreteras asfaltadas o de terracería hubo una constante que nuevamente llama mi atención: el color azul y verde en las puertas y ventanas en las casas de las comunidades rurales de los municipios de Pinos, Zacatecas; Ojuelos, Jalisco, y Ocampo en Guanajuato.

  Esto lo había visto, en abundancia por los Altos de Jalisco y Nochistlán en Zacatecas. Cuando revisé parte mi archivo de fotos, comencé a encontrar muchas imágenes de distintos lugares en las que aparecen estos colores en las puertas. En la última visita que hice a Guanajuato me dí a la tarea de buscar vestigios de puertas azules y encontré varios buenos ejemplos.

  Sigo buscando una razón por la cual llegó a México (a Nueva España en todo caso) la idea de que puertas y ventanas se pintan de azul o de verde. Pensé que fuera una influencia sefardí, traída vía Andalucía, ahora agrego una influencia andalusí. En las imágenes que capturé vía Google Earth y Street Finder te muestro algo de lo que fui viendo por el mencionado rumbo.


















lunes, 20 de febrero de 2017

Mayorazgo Rincón-Gallardo: caso la hacienda Chinampas, Ojuelos de Jalisco.

   La vez que tuve la oportunidad de visitar Ojuelos lo hice un poco a la carrera, sin ver con detenimiento lo que allí existe. Como quiera me di una idea clara de lo que fue el presidio y de cómo fue influyendo en el desarrollo de la región. Quizá oí sobre la “casa grande” pero no lo asocié con lo que propiamente es una de esas construcciones que fuera lugar de residencia del dueño [o el administrador] de la hacienda; menos aun relacioné a Ojuelos con los Rincón Gallardo, familia que dominó la región por muchos años, por no decir que fueron varios siglos. Así pues, ahora, sabemos que Ojuelos con todo y su presidio fue una hacienda, tenía ese nombre y era propiedad de la acaudalada familia. Hace pocos días un amigo me preguntó: -¿Los Rincón Gallardo eran de Ojuelos? a lo que respondí: -No, Ojuelos era de los Rincón Gallardo. (El chistorrete debe ser más que conocido...)

   Hemos ido recorriendo otros puntos del actual municipio de Ojuelos, como la ex hacienda de Los Campos, que era propiedad también de la familia Rincón Gallardo, luego seguimos a otra de las propiedades de la misma familia, la ex hacienda de Matancillas, en ambas no queda nada de lo que fueron las casas grandes, fuera de algunas paredes que se desmoronan, la capilla que cada hacienda regularmente tenía ahora son de la comunidad rural en donde se ubica, incluso la de Matancillas tiene la categoría de parroquia.

  La que hoy visitamos en forma virtual es otra hacienda que perteneció a la familia mencionada y que era parte, al igual que 11 más, al Mayorazgo Rincón Gallardo. Hay algo diferente en la Hacienda de Chinampas, que no es una “ex hacienda” sino sigue siendo una hacienda que está en operación y buena parte de la casa grande –leo por ahí- sigue en pie y con la magnificencia de días pasados. Chinampa es una de las primeras propiedades que llegan a manos de los ancestros de la familia Rincón Gallardo, veamos:

   “En la búsqueda de los orígenes de la familia Rincón Gallardo nos podemos remontar hasta principios del siglo XVII. Allá por 1601 localizamos a la rama de los Ortega en algunas mercedes que recibió por las Chinampas y por Peñuelas don Pedro Matheos de Ortega. La otra, la de los Rincón procedentes de la capital del reino, aparece cuando don Francisco Rincón se casó con doña María de Ortega, hija de don Pedro Matheos. De esta unión nacieron dos varones: Pedro y Agustín. Uno se consagró a la Iglesia: entró en 1620 al convento de los mercedarios como novicio, aunque después abandonó el claustro y entró al clero secular. El otro, Agustín, se consagró al gobierno: fue alcalde mayor de Aguascalientes y después corregidor de Zacatecas, y aunque se casó con doña Leonor Caballero, no dejó descendencia. Aquí se habría acabado la familia Rincón de Ortega, si no hubiera sido porque tenían un medio hermano de padre, don Juan Rincón de Vivar, a quien tocó la herencia de sus dos medios hermanos. ¿Pero qué heredó? 

   “El abuelo don Pedro Matheos de Ortega empezó a acumular mercedes de tierras: el 20 de febrero de 1601 recibió una merced en las Peñuelas, tres días después recibió otra en la Cañada de las Chinampas. Pasados cuatro años obtuvo permiso de regar sus labores de trigo, construir un molino de pan y fabricar un ingenio de beneficio de sacar plata en el puesto de Chinampas. Treinta años después sus nietos don Agustín y don Pedro fueron quienes compraron y mercedaron tierras en las jurisdicciones de San Miguel el Grande, Lagos, San Felipe, Aguascalientes, Pinos... Para 1652 sus propiedades deben de haber sido ya considerables, porque en este año don Agustín se comprometió a pagar 800 pesos por año, del diezmo de sus haciendas.

   “El empeño de los Rincón de Ortega es notable: compran tierras, venden ganados, administran diezmos, patrocinan obras de beneficencia, compran esclavos, obtienen crédito. Desempeñan cargos públicos: como alcaldes mayores, justicias, miembros del ayuntamiento. O como autoridades religiosas, ya que el licenciado don Pedro fue cura beneficiado de Aguascalientes desde 1650 hasta su muerte.” (1)

  Vemos que para 1666 en las haciendas de los Rincón Gallardo tenían 52,000 ovejas, 68 yeguas, 53 mulas, 313 caballos, y 140 bueyes. En 1670 tan solo en la Hacienda de Chinampas habían concentrado a las ovejas, con un total de 23,300 (2)

   “Los Rincón Gallardo, desde muy temprano especializaron sus haciendas en los diferentes tipos de ganado que criaban. En 1662 Chinampas se dedicaba a las ovejas, la de Tecuán al ganado mayor, las de Encinillas y San Isidro de Peñuelas eran de labor; la cría de mulas estaba en la hacienda de Agostadero. Esta lógica perduró y en el siguiente siglo se siguió respetando esta distribución”. (3)

  La hacienda, con el tiempo, pasará a manos de otra familia: los Cortina. Luego de la Revolución y el consabido Reparto Agrario, la Hacienda de Chinampas dejó de ser ovina, de ganado menor, para pasar a ser, en los cuarentas del siglo XX, de toros de lidia.  en la parte llamada Salitrillo de Chinampas. Y en las proximidades de la casa grande de Chinampas, vemos algo que me llama poderosamente la atención. Esta larga construcción de al menos 500 metros, quizá 600 o un poco más. En los que se suceden unas bóvedas que tal vez fueron bodegas o tal vez fueron las habitaciones de los "encasillados".



  Varios tentaderos se alcanza a ver desde el satélite...




  En la vista general de Chinampas, vemos a la derecha, junto a la presa, la enorme Casa Grande, y del lado izquierdo, marcado en amarillo toda esa larga hilera de bóvedas...



Fuentes:

1.- Rojas, Beatriz, et alt.  Breve historia de Aguascalientes. FCE. México, 2000.

2.- Alcaide Aguila, José Fernando. La Hacienda Ciénega de Mata: un modelo excepcional de latifundio novohispano. Universidad de Guadalajara, 2000. p. 355

3.- Rojas, Beatriz. Las instituciones de gobierno y la élite local. El Colegio de Michoacán, 1998. p.110

domingo, 19 de febrero de 2017

Lo poco que queda de la Hacienda de Matancillas, Ojuelos de Jalisco.

   No recuerdo bien el dato, pero el número era cercano a los 9,000... tremendo, enorme, grande... se trataba el número de haciendas que había en México en el momento cumbre del gobierno -o de los gobiernos- de Porfirio Díaz, un numero casi aterrador en el sentido de que era demasiado grande y, la pregunta es: ¿qué queda de ello? es por eso que me aterroriza pensarlo. El diez por ciento serían 900, creo son demasiadas, el 1% serían 90... creo son más las que siguen en pie... digamos que solo quedan el cinco por ciento: 450... en todo el país. Triste.

   Pues sí, esta historia es triste, triste para quienes somos atraídos por lo viejo, por lo añoso, por lo que guarda una historia. Quizá sea un número triunfalista por los activistas sociales pero... ¿destruir para repartir? ¿es eso ser un buen Revolucionario? Creo que no, pero no me meto en filosofías, solamente veo lo que fue, lo que sucedió y lo que es es nuestros días. Del futuro, la verdad, ni quiero pensar.

   He visto algunas haciendas extraordinarias, dignas... incluso una vez lo comparé con envejecer con dignidad, una vez imaginé una hacienda destruida igual que una persona, un "don" como ahora se les dice (a mi me han dicho -me lo siguen diciendo- "don"), así pues, don quiere decir viejo, añoso... pero una cosa es un don y otra un Don, creo estamos ante una hacienda en minúscula. Vieja, cargada de años y de historia de la que ya solo quedan unas paredes que son más bien ruinas. Siendo que detrás de ella, hace cosa de un siglo, había una historia magna.


   Se trata de la Hacienda de Matancillas, en el municipio de Ojuelos de Jalisco, una de las doce que formara el imperio del Mayorazgo de Rincón Gallardo. Sobre el término Mayorazgo lo hemos visto ya, ese Mayorzazgo era de la familia Rincón Gallardo, con sede en la Hacienda de Ciénega de Mata, un portento, por cierto. Y leo:

   "En un principio, 17 de junio de 1861 [...] en Ciénega de Mata, don José María Rincón Gallardo expuso su voluntad de que el reparto [de su fortuna] contemplase que todos los hijos deberían recibir el valor de 150,000 pesos en bienes raíces y muebles, guardando para él la globalidad del ganado menor, las casas de México y los pasivos a favor de la casa pidiendo pastorear los ovinos en todas las haciendas y recibiendo de cada uno de los hijos 1,000 pesos anuales para su sustento.

   "Las haciendas que se segregaron [del Mayorazgo] fueron las siguientes: 1.- Los Campos; 2.- Matancillas; 3.- el Tecuán; 4.- Juachi y rancho de las Encinillas; 5.- la Troje; 6.- Ledesma; 7.- Ojuelos; 8.- Ciénega de Mata con la Presa; 9.- Jaltomate y Palo Alto; 10.- Santa María Gallardo; 11.- Chinampa y 12.- la Punta.

   "En junio de 1862, en la ciudad de León, se procedió a la partición integrándose un cambio a lo planificado anteriormente. Rosa Gallardo y Villamil que había recibido las Encinillas y Matancillas, conservaría ésta sola, y las Encinillas junto con Los Campos pasarían a Guadalupe [Gallardo y Villamil]

  "Luego, en julio de 1863 don José María Rincón revocó la concesión a su hijo José de la hacienda de Ledesma por haber abandonado la explotación directa y dedicarse al terreno de las armas contra la invasión del Imperio Francés (después la recuperará en 1868 en el momento que finalice esta contienda) e igualmente hizo con su hijo Pedro en agosto del mismo año.

   "El menor de los hijos, Eduardo Rincón y Rosso, aquel que recibió la hacienda de La Punta, fue el que heredó el título de marqués de Guadalupe Gallardo. Nacido en la ciudad de México, con lo que se rompía la tradición de los nacimientos en el casco principal de Ciénega de Mata, fue bautizado el 2 de diciembre de 1848 falleciendo en París el 1 de enero de 1906. Contrajo matrimonio con María Refugio Romero de Terreros, segunda duquesa de Regla alcanzando la dignidad de Grande de España en 1844. Fue, por lo tanto, el primero de la familia que no llevó aparejado el título nobiliario de la vinculación y unicidad de las haciendas" (1).

   Y esto es lo que queda de la Hacienda de Matancillas... puras ruinas.







Fuente:

1.- Alcaide Aguilar, José Fernando. La Hacienda Ciénega de Mata. Un modelo excepcional de latifundio Novohispano. Universidad de Guadalajara, 2004. pp. 326-327