El café es algo tan habitual en nuestra vida diaria, en nuestro entorno, que no nos detenemos a pensar cuándo y de dónde fue que nos llegó esta planta de la que, se dice, tuvo su origen en la Abisinia hace una buena cantidad de siglos. En México su llegada fue, otro de los Bicentenarios olvidados pues, hasta donde buenamente lo recuerdo no hubo festejo alguno en 1990 año en que, la mayoría de los que han estudiado esa introducción al suelo mexicano, el del cafeto o planta del café, se cumplirían los 200 años de su llegada, es decir, 1790... hay quien dice que fue en 1792, pero dos años más, dos años menos, la verdad, luego de tantos, es lo de menos. Unos dicen que fue en Chiapas, otros que en Veracruz, otros más que en Michoacán, por donde llegó la planta que con facilidad se adapto al suelo y clima mexicano. Vamos por partes para luego sacar nuestras propias conclusiones. Lo interesante aquí es ver que no fueron españoles, sino franceses y holandeses, quienes nos trajeron la planta y la tradición del beber café en este, el Nuevo Mundo.
"En 1723 el caballero Gabriel Mathieu du Clieu, capitán de infantería en Martinica, fue llamado a Francia, en donde tuvo la feliz idea de llevar consigo un cafeto a su regreso a la isla. Obtuvo un pie de café del Jardín de las Plantas de París, pero su metido casi se malogra cuando el velero entró en aguas calmas después de una tormenta. El viaje se prolongó, hubo que racionar el agua potable entre los pasajeros y Du Clieu, para salvar el cafeto, compartió su ración diaria con la planta, que llegó débil pero se salvó y fue el origen de los cafetos que se propagaron en las Antillas y en casi toda América. La primera cosecha, de 1726 fue abundante y de esta se difundió el cultivo a Guadalupe y otras islas adyacentes. Antes que el café llegara a Martinica, su cultivo fue introducido en Haití y Santo Domingo en 1715, y en 1726 recibieron refuerzos de los plantíos en Martinica.
Los holandeses llevaron la planta del café a Surinam en 1718, de donde se propagó a la colonia francesa de Cayenne en 1722 y a la colonia portuguesa de Pará, en Brasil, en 1723. En Jamaica, el caballero inglés Nicolas Lewis introdujo el café en 1730. A Filipinas unos misioneros españoles llevaron la planta de Java en 1740. en Cuba la introdujo José Antonio Gelabert de Santo Domingo, en 1748. En Guatemala el café se introdujo entre 1750 y 1760. Puerto Rico inició su cultivo en 1755. (En la imagen vemos la idealización de Du Clieu).
A México el cultivo del café llegó de las Antillas en 1790, y de Veracruz se empezó a exportar café en 1802. Juan Antonio Gómez intensificó su cultivo notablemente en el estado de Veracruz en 1817". (1) En la fotografía vemos el magnífico Jardin des Plantes, en donde la historia romántica nos dice que se obtuvo el "hijo" de ese cafeto que fue trasplantado en Martinica y de allí a toda la América Latina, pero, si observamos las fecha, lo de Du Clieu sucedió en 1723 y, para entonces, el café ya estaba en Haití desde 1715.
En la actualidad no concebimos un desayuno, comida o cena, sin al menos una taza de café, especialmente en el primer alimento del día, incluso llega a ser lo único que forma el desayuno de muchas personas, quizá habrá alguien por allí que se lea de vez en cuando El Bable, acompañado con una taza de café... eso lo anoto para incluirle algo del romanticismo que tiene esa leyenda que se ha tejido en torno a Du Clieu y su travesía trasatlántica compartiendo en parte de ella su ración diaria de agua con el que sería -en la leyenda- el cafeto que llega por vez primera al Nuevo Mundo. En México le tomará más de un siglo posicionarse como la bebida preferida ya que el chocolate estaba arraigado en la cultura mexicana. Dudo mucho que el cura Hidalgo haya estado tomando una taza de café cuando fue informado de que la conspiración había sido descubierta, o que estando en Atotonilco cuando el episodio del estandarte, haya estado presente el café... pero el chocolate sí. Y tenemos, siguiendo con el tema de la Independencia que había un sacerdote apodado "padre chocolate" de quien se dice era el que indicaba mediante la frase "le daremos su chocolate" a los españoles que iban a ser degollados en Valladolid. Con estos pequeños ejemplos comprobamos que el chocolate era lo que imperaba en México, el café era, prácticamente, una novedad en ese tiempo.
Pero la historia de la llegada del café a México no termina ahí; y siguiendo con el tema del periodo de la Independencia de México, recordarás que antes de la conspiración de Querétaro, en la que participaba Miguel Hidalgo, hubo una Morelia, que entonces se llamaba aun Valladolid, esa se descubrió en 1809 y uno de los que allí participaron fue don José Mariano Michelena, cuyo retrato estamos viendo. Provenía de familia acomodada, cuando la conspiración fue descubierta fue enviado a España, para servir en el ejército de la Corona, regresó a México en 1822 y trabajó en contra de Iturbide y el Primer Imperio, para 1824 es nombrado Ministro Plenipotenciario de México en la Gran Bretaña, en donde pasó dos años haciendo las gestiones necesarias para que capitales ingleses vinieran a invertir en México, específicamente en la minería. Terminado su trabajo ante el Reino Unido hace un viaje por el Medio Oriente (con esto colocándose como el primer turista mexicano fuera del país), la intención era conocer los lugares santos. Para entonces los cafés habían florecido en Europa, seguramente él los conocía bien y sabía de las plantas, una de ellas, la llamada Café de Moca, cuyo café se encontraba muy difundido en el viejo mundo. Las casualidades de la vida lo hacen pasar por el puerto de Moca, en el Yemen y allí adquiere varias semillas, mismas que, al regresar a México las planta en su hacienda de La Parota en Uruapan, Michoacán. (2)
Una tercera introducción de café habría en México, esta se da en 1847 por un italiano de nombre Gerónimo Mancinelli, el cual vivía en Guatemala, en una población que hace frontera con Tapachula, San Marcos; llegaría así un café que llevaba más de un siglo de haber sido ya aclimatado al caribe y que adquiriría un nombre propio: el café de Chiapas.
Existe el dato que para 1876 había 22 cafés en la ciudad de México, así como en las ciudades de Guanajuato, Querétaro, Puebla, San Luis Potosí, Tampico, Veracruz y Zacatecas. Comenzado el siglo XX en pleno porfiriato, varios extranjeros habían sido autorizados para el cultivo y explotación del café en México. Tan solo en el estado de Chiapas se contaban 32 fincas cafetaleras alemanas, 8 francesas, 4 inglesas y 2 suizas. Para 1910 el total de fincas en México era de 321, distribuidas 181 en Chiapas, 48 en Veracruz y 92 en Oaxaca.
Curiosa la forma en que llega el café a México y darnos cuenta, una vez más, que aquello de la globalización no es cosa nueva, hace ya varios siglos que existía. Espero este artículo te haya sido agradable, tanto, como para disfrutarlo con una buena taza de café.
"Antes de emprender la descripción del modo con que cultivan el café en esta hacienda, procuraré dar una ligera idea de la situación topográfica de este lugar. Esta hacienda está situada al fondo de una de las muchas barrancas que tiene el volcán de Colima, por donde circula una gran cantidad de agua que proviene ya de manantiales y que ha sido necesario de la mano del hombre para hacer que esta agua se utilice de diferentes maneras, siendo la principal la de servir para los riegos de los cafetales, o ya que provenga de manantiales lejanos y que corre por la parte más baja de la barranca y que por consiguiente no puede ser utilizada en los riegos, si no es haciendo muchos gastos. En la parte baja de esta cañada cultivan la caña de azúcar en pequeña escala, relativamente, de donde extraen el jugo para hacer panela, para lo cual siguen un procedimiento muy imperfecto. En donde el terreno empieza a elevarse, es en donde se dedican exclusivamente al cultivo del cafeto.
Historia del café en Colima.
"Es de suponerse que la semilla del café de Moca que el general Micheltorena trajo a su regreso de su misión que llevó a Londres en 1828, se propagaron hasta Colima y que el café que se cultiva en ese Estado proceda del que se considera como el primero del mundo. Parece también que desde 1821 había ya matas de café en las huertas de esta ciudad. Hace pocos años el café se cultivaba en Colima en muy pequeña escala y sin conocimiento exacto de los principios que rigen su cultivo. Estaba limitado únicamente a las huertas o a algunos otros pequeños plantíos en diferentes lugares del Estado. Más tarde se emprendió una siembra en mayor escala; pero desgraciadamente fracasó, debido a los pocos conocimientos que se tenía del cultivo de esta planta, y el mal éxito que tuvo esta siembra sirvió para desanimar por algún tiempo a los agricultores de ese lugar. Diez y siete años duró este desaliento, hasta que al cabo de este tiempo la legislatura del Estado dio un decreto en el que concedía varias franquicias a los que se dedicaran al cultivo de esta planta con el objeto de aprovechar las franquicias de este decreto y con el conocimiento que habían adquirido varias personas respecto al cultivo de esta planta, se volvió a despertar el entusiasmo que por algún tiempo había permanecido relegado al olvido, fundándose con este objeto dos compañías con un capital cada una de $20,000. Una de estas compañías fracasó por haber tropezado con algunas dificultades que dieron por resultado el que se disolviera, perdiendo con esto el tiempo y el dinero. la otra progresó notablemente, debido a que se encargó del cultivo una persona bastante entendida.
Con el ejemplo de la segunda compañía se despertó un verdadero interés entre la mayor parte de loas agricultores y procedieron a hacer plantíos, en diferentes escalas, yendo en aumento cada día, animados por los buenos resultados que está dando, así como también por los grandes pedidos que se hacen de San Francisco, California. (3)
Fuente:
1.- Wagner, Regina. Historia del Café en Guatemala. Villegas Editores. Bogotá, 2001.
3.- Boletín de Agricultura, Minería e Industrias. Secretaría de Fomento, Colonización e Industria. Oficina Tipográfica Secretaría de Fomento. México, 1891.