jueves, 31 de mayo de 2018

De las haciendas integradas al Fondo Piadoso de las Californias

   El Fondo Piadoso de las Californias fué una gran obra de caridad, fundada y dotada á fines del siglo XVII y principios del XVIII, para la propagación de la fe católica en aquellas regiones españolas de la América Septentrional aun no pobladas, llamadas las Californias, é incluía, como tenía por fin toda la política de la conquista española en América, la conversión de los indios á la fe católica, así como la erección de iglesias, sostenimiento del clero y el mantenimiento del culto divino, según la fe y el rito de la Iglesia Católica.

   Este fin fué conferido á la Compañía de Jesús. Consta entre los documentos que van á ser presentados ante el Tribunal, copia del instrumento de su constitución, con la traducción relativa, y lo que sigue es un extracto de aquel instrumento.

   "Esta donación hacemos á dichas misiones fundadas y por fundar de las Californias, así para la manutención de sus religiosos, ornato y decencia del culto divino, como para socorro de alimentos y vestuario á los naturales catecúmenos ya convertidos, según la costumbre del país, de tal suerte, que si en los venideros tiempos, con el favor de Dios, en la reducción y misiones mandadas, hubiere providencia de mantenimientos, cultivadas sus tierras, sin que se necesiten llevar de éstas, vestuario y demás necesarios, han de aplicarse los frutos y esquilmos de dichas haciendas á nuevas misiones que deberán establecerse más tarde en las regiones aun inexploradas de las Californias referidas, al arbitrio del Reverendo Padre Provincial de dichas misiones, y que las haciendas expresadas sean perpetuamente inalienables y nunca vendibles, de tal manera que, llegado el caso de que toda la California fuese civilizada y convertida á nuestra santa fe católica, han de aplicarse los frutos de dichas haciendas á las necesidades y sostenimiento de dichas misiones, etc."

   Para la existencia de dicho fondo contribuyeron particulares y asociaciones religiosas y ello fué entregado á la Compañía de Jesús en Nueva España para los fines ya citados, es decir, para que dicha Compañía lo administrara con el carácter de comisario. Los intereses devengados por cada diez mil pesos eran considerados como suficientes para el sostenimiento de una misión. Cada contribuyente por esa suma fué considerado al principio, como el fundador de una misión particular y se le concedía el derecho de darle nombre.

   Mas no había una separación efectiva de los fondos, y su inversión y administración, habiendo estado siempre en unas mismas manos, la suma total de las cantidades y propiedades con que se contribuyó á formarlo, por su importancia, pronto vino á ser conocido con el nombre de «Fondo Piadoso de las Californias.» Formóse en el año de 1697, cuando el Reverendo Juan María Salvatierra y el Reverendo Juan de Ugarte, de la Compañía, principiaron á hacerse de recursos para la empresa proyectada, denominados limosnas ó caridades, de personas filantrópicas para ayudarlos en la obra de cristianizar á los indígenas de las Californias, para el cual fin habían obtenido ya el permiso de la Corona Española, con tal que para dicha empresa no se ocurriese á la Hacienda Pública por cantidad alguna de dinero.

   Hállase una lista de los primeros contribuyentes en una obrita publicada en Valencia en el año de 1794, intitulada: «Noticias de la Provincia de Californias, en tres cartas, de un sacerdote religioso del real convento de predicadores de Valencia, á un amigo suyo.» ( Carta II. págs: 48 y 49.)

  En 1735 D. José de la Puente y Peña, Marqués de Villafuerte y su esposa Doña Gertrudis de la Peña, Marquesa de las Torres de Rada, por escritura de donación inter vivos, transfirieron á la Compañía de Jesús en Nueva España, para el sostenimiento de sus misiones en las Californias, bienes raíces de gran extensión é importancia, valuados en más de $400,000. Al Fondo así aumentado, fueron agregadas las contribuciones enumeradas en «Las Tres Cartas » y otras, que ascendían á más de $ 130,000. Como los fines propuestos por los contribuyentes habían sido claramente expresados en el instrumento otorgado por el Marqués y Marquesa arriba citados, ese documento vino á ser visto y conocido como el instrumento de constitución de la obra pía, á pesar de que había sido precedido con anterioridad por contribuciones considerables. Siguió otra contribución cuantiosa al Fondo, como de $120,000, donada por la Duquesa de Gandía,  y todavía otra más, de gran valor, de Doña Josefa Paula de Arguelles, señora rica de Guadalajara, quien dejó en su testamento la cuarta parte de sus bienes al Colegio Jesuita de Santo Tomás de Guadalajara, y las otras tres cuartas, por partes iguales, á las Misiones de los jesuitas en Nueva España y en las Islas Filipinas. La parte dejada al Colegio fué renunciada por los legatarios. Sobrevino un litigio con respecto á los bienes de la testadora, por lo que vino á resultar que se expidiese un decreto ó sentencia, el cual fué apelado ante la Real Audiencia de Nueva. España, y después ante el Consejo de Indias. Cuando este Tribunal llegó á fallar en el asunto, los jesuitas habían sido expulsados de los dominios españoles y aun suprimida la Compañía por la Santa Sede; la administración de los bienes había pasado á la Corona; y por decreto se ordenó entonces que las tres cuartas partes de los bienes donados para las misiones se invirtieran por mitad en aquellas que hubiera en Nueva España y en las Islas Filipinas, bajo la dirección del Monarca. Por lo tanto, la mitad de dichos bienes fué designada para el Fondo Piadoso de las Californias, y con la otra mitad formóse el fondo para el sostenimiento de las misiones en las Islas Filipinas, el interés del cual y para el fin indicado, fué periódicamente remitido á dichas Islas." (1)

De las propiedades incluidas en el Fondo Piadoso estaban las siguientes haciendas:

Hacienda Ciénega del Pastor, en Atotonilco el Alto, Jalisco
Hacienda de San Agustín de Amoles, en Guadalcazar, San Luis Potosí.
Hacienda El Custodio, en Valle del Maíz, San Luis Potosí.
Hacienda de San Ignacio del Buey y la Baya, en Valles, San Luis Potosí.
Hacienda de San Pedro de Ibarra en Ocampo, Guanajuato.
Hacienda de San José del Torreón, municipio de Ocampo, Guanajuato.
Hacienda de Santa Lugarda, en Libres, Puebla
Hacienda de San José Deminyo, en El Cardonal, Hidalgo
Rancho de la Cañada de Santiago de Tlautla, municipio de Tepeji del Río, Hidalgo.
Estancia de Las Palmillas, San Juan del Río Querétaro.
Rancho de San Luis de las Peras, municipio de Villa del Carbón, Estado de México.
Hacienda de Arroyozarco, en Aculco, Estado de México

Hacienda de Nuestra Señora de los Dolores de Buzio, en Timilpan, Estado de México; localizadas en el mismo municipio e integradas a la hacienda de Arroyozarco, estaban las siguientes:

Hacienda de San José de Petigán,
Estancia del Arbolillo o el Pino,
Estancia de Luis Martín,
Estancia de Teupa,
Estancia de Buxa,
Estancia de Coapa,
Estancia de Huapango,
Estancia de Otodejee

Hacienda de las Golondrinas y tres "agostaderos" en el Nuevo Reino de León, que eran San Antonio de los Llanos, El Álamo (o los Álamos).

Además aportó la marquesa de Torres Rada, el Rancho de Santa María Magdalena, y el Rancho de Santiago; no ubico estas propiedades.  (datos de Ignacio del Río).


Fuentes:

Reclamación del Gobierno de los Estados Unidos de América contra México, respecto del Fondo Piadoso de las Californias. Imprenta de Francisco Días de León. Secretaría de Relaciones Exteriores, México. 1902

María del Carmen Vázquez. Cuenta de sirvientes de tres haciendas del Fondo Piadoso de las Californias, UNAM, México, 1982.

Lara Bayón, Javier. Arroyozarco, puerta de entrada a Tierra Adentro. IMC. Toluca, 2009.

miércoles, 30 de mayo de 2018

Los condados creados en el siglo XIX en Nueva España

  De los requisitos que todo aspirante a un título condal tenía que cubrir, eran los siguientes: “Que son antigua y conocida nobleza, méritos y servicios personales con los de sus ascendientes y posesión de bienes suficientes para satisfacer los derechos de lanzas y media anata y mantener con la debida decencia, honor, esplendor y satisfacción que se les confiriese.”

  La media anata era una especie de impuesto que se tenía que satisfacer quindenialmente, ojo, cada quindenio, es decir, cada 15 años, esto en el caso de ciertos privilegios que la Corona establecía, y consistía en gravar "los nombramientos para empleos retribuidos o mercedes que se hacían. Se devengaba cuando el interesado entraba en posesión de la merced o empleo, y recibía ese nombre porque la deuda tributaria se fijaba en la mitad de lo que el empleo retribuido o la merced concedida rentase en un año. Para ver más sobre el tema quindienal, entra aquí. En cuanto al derecho de lanzas: “El pago del servicio de Lanzas, en cambio, se hacía todos los años. Su origen se encuentra en la obligación que antiguamente tenían los grandes señores, y entre ellos los poseedores de títulos, de servir al Rey con un determinado número de lanzas cada uno, en función de sus rentas, cuando eran requeridos para ello para las necesidades de la guerra. Cada lanza eran cinco hombres de armas, es decir soldados profesionales perfectamente armados y entrenados para el combate, pagados por el señor que estaba obligado a suministrarlos. Ya entrado el siglo XVII, con la existencia de un ejército permanente se sustituyó esta obligación de naturaleza personal por una aportación de carácter económico, fijada en función de las rentas de los señores titulados, y con el paso del tiempo según su categoría nobiliaria” (Más en: Diputación de la Grandeza de España)

Mi fascinación con las historias en torno a los condes, marqueses (tengo pendientes los duques) de la realeza novohispana (que no mexicana) es debido a perlas como ésta: "El documento nos proporciona dos narraciones de un hecho violento hechas por los dos involucrados, uno en calidad de víctima y el otro como atacante iracundo, y en medio de ellos una mujer jamás nombrada. Este caso nos muestra varios aspectos interesantes de la vida en la capital novohispana, pero sólo comentaré el aspecto judicial. [La imagen no está relacionada con el personaje de la historia].

  En primer lugar, quisiera comentar quiénes son los personajes involucrados en lo sucedido la nochevieja de 1814. El atacante es don Lorenzo García Noriega, rico e influyente comerciante, miembro del consulado de México, amigo personal del virrey don Félix María Calleja del Rey (y más tarde del virrey Juan Ruiz de Apodaca), benefactor del ejército realista y beneficiario del fuero militar por ostentar el grado de teniente coronel, a quien apodan “El Viejo Noriega”, pues tiene 37 años de edad. El atacado es el joven capitán de 20 años don Pedro Rangel, conde de Alcaraz, apodado “El Condecito”, amigo de la infancia de los hijos de los condes de Pérez Gálvez. La mujer cuyo nombre todos se cuidan de no decir en la causa, para no infamarla, es doña Francisca de Paula Pérez Gálvez y  Obregón, a quien la gente llama “Pachita la Noriega”, miembro de la encumbrada familia de los condes de la Valenciana y esposa del atacante, a quien se describe como una joven alegre y festiva, apenas pasados los veinte años de edad". (La historia completa aquí.)

El condado de Casa Rul fue entregado por el rey Carlos IV el 26 de agosto de 1804 a Diego Rul Calero. El mercader viandante venido de Málaga tuvo la suerte de conocer a la dama más rica de Nueva España: la heredera del conde de Valenciana, al poco de casar, 1765, comienza el trámite ante la Corte para recibir un título, entre las propiedades manifestadas estaba una casa comercial en la villa de Salamanca, valuada en 40 000 y las haciendas de Cieneguilla, Ciénega Grande y Tetillas. Era regidor honorario de Guanajuato y Coronel del Regimiento de Valladolid.

El condado de Pérez Gálvez, concedido el 5 de diciembre de 1805 con el vizcondado previo de Montes de Oca, a don Antonio Pérez de Andújar y Gálvez, Crespo y Gómez. “… Pérez Gálvez, siempre enalteciendo su familia política, procedería a enumerar los donativos hechos por la condesa [su suegra] para el beneficio de la Corona, buen gobierno y expansión de los dominios reales, destacando, por ejemplo los “quinientos pesos cada año por espacio de diez para los franciscanos de Pachuca que fundaron la misión de San José en la colonia de Nueva Santander”, y los tres mil más para la que allí se estableció bajo el título  de Nuestra Señora de Guadalupe. Además, recordaría lo que favoreció a los ejércitos y a la villa de Guanajuato, con 25 000 pesos cada año, por espacio de cinco, para la provisión de maíces y 7 000 pesos para la construcción de un hospital de religiososo betlemitas con 72 camas, a la cual contribuyó él mismo con la maderas necesarias. En el momento de la declaración, Pérez Gálvez exponía que ya era dueño de parte de las minas nombradas la Valenciana, San Ramón, San Miguel de la Gavilla, San José de Fraustos, San José de la Esperanza y poseedor único de la Hacienda de Minas nombrada La Purísima de Flores, Santiago de Rocha y de la labor de San José del Copal, San Antonio Belmonte, y San Jacinto. (Francisco Montes González, Universidad de Sevilla.)

El condado de Heras Soto fue otorgado el 27 de enero de 1811 a Sebastián de Heras Soto, acaudalado comerciante de la ciudad de México. Su casa es una de las más conocidas en la actualidad.

El condado de Bassoco es un título nobiliario español creado mediante Decreto el 7 de febrero de 1811 de las Cortes de Cádiz y Despacho del 1 de mayo del mismo año, siendo rey Fernando VII, a favor de Antonio Bassoco y Castañiza, intendente de provincia. “Hacendado nacido en San Esteban de Iratzagorria, el 17 de octubre de 1738. En 1738, embarcó siendo muy joven a Nueva España (México). En este país y a la sombra de su tío, el rico comerciante marqués de Castañiza, comenzó una brillante carrera mercantil que le llevó a ser el hombre más rico de México a finales del siglo XVIII. Se casó con la hija del marqués, heredando un rico patrimonio y un conjunto de sociedades de comercio internacional que le permitieron tener intereses en el comercio con Filipinas y diversas minas como la de Bolaños en Zacatecas. Tras una importante quiebra en una empresa Interoceánica decidió abandonar este negocio y dedicarse a la especulación de fondos públicos, minas y haciendas. Asimismo ocupó diversos cargos en el Cabildo de México como alcalde, regidor y síndico, prior del partido vasco en el Consulado de comercio de México y miembro y director (1780-1781) de la Cofradía de Aránzazu. Gracias a los numerosos préstamos y donativos que realizó a lo largo de su vida a la Corona recibió el título de conde de Basoco (1811), vizconde de Santa Catalina y caballero de la Orden de Carlos III (1789). Cuando murió en 1814 dejó una herencia valorada en 2,4 millones de pesos, que se repartió principalmente entre su sobrino José María Bassoco Marcoleta y la familia Fagoaga. Fue bienhechor del valle de Gordexola. (Auñamendi Euzko)

El condado de Casa de Ágreda es un título nobiliario español, creado por las Cortes de Cádiz el 26 de mayo de 1810 y confirmado mediante el correspondiente Real despacho el 9 de junio de 1811 a favor de Diego de Ágreda y Martínez-Cabezón, personaje ilustre de San Román de Cameros y vecino de México, con el vizcondado previo de "Casa de Tejada".

El condado del Venadito es un título nobiliario español creado por el monarca Fernando VII de España en 1818 a favor de don Juan José Ruiz de Apodaca y Eliza, natural de Cádiz, Teniente General y Comandante General de la Escuadra del Mar Océano y del Puerto de la isla de Cuba en 1812, Presidente de la Diputación Provincial de la villa de Puerto Príncipe en 1813, Virrey de Nueva España y de Navarra, Gobernador y Capitán General de la isla de Cuba de 1812 a 1816, Capitán y Director General de la Real Armada, Presidente de la Real Junta de Gobierno de la misma e Inspector General de la Brigada Real de Marina, Ministro de los Supremos Consejos de Estado y Guerra, Prócer del Reino en el estamento de 1834, Grandes Cruces de las órdenes de Isabel la Católica, Carlos III, San Fernando y San Hermenegildo, Caballero de la orden de Calatrava y condecorado con la Flor de Lis de la Vendée, de Francia. Se batió y rindió a la escuadra francesa en la bahía de Cádiz. Destruyó las fuerzas contrarias en el sitio de Venadito, en Nueva España. Por Real decreto del año 1852, se ordenó que en todo tiempo existiese un buque en la Real Armada que llevase el nombre de Conde de Venadito. (EcuRed)

  El ejército insurgente, después de la exitosa y relativamente breve campaña en 1810, a las órdenes del cura Hidalgo, decidió retirarse hacia Valladolid. Ante los vandálicos excesos cometidos por los rebeldes de Hidalgo en Guanajuato, el virrey Francisco Javier Venegas ordenó a Calleja, ahora brigadier de la división de caballería, marchar a la Ciudad de México en su auxilio: los insurgentes habían cosechado una importante victoria —muy onerosa en vidas y haberes, sin embargo— sobre las fuerzas virreinales en el Monte de las Cruces. En la Batalla de Aculco, se enfrentó por primera vez con los insurgentes, y los derrotó por completo. Las deserciones fueron cuantiosas y se capturó a unos seiscientos rebeldes, así como armamento y otras pertenencias. Calleja derrotó decisivamente a los insurgentes en la batalla de Puente de Calderón, cerca de Guadalajara, donde infligió terribles bajas a los alzados. El remanente de sus fuerzas se trasladó hacia el norte del país, donde los principales líderes serían capturados. Miguel Hidalgo, Allende y otros jefes fueron presos y llevados a consejo de guerra, sentenciados y fusilados en Chihuahua. Como recompensa por su victoria, el teniente general Félix María Calleja recibiría el título de conde de Calderón el 13 de agosto de 1818.

El último condado que se entregó fue un mes luego de la consumación de la Independencia, el 26 de octubre de 1821 a Manuel Samaniego del Castillo. Militar. (Soto de La Marina, 1773-Querétaro, México, 1822). Conde de Samaniego-Castillo, nació en el barrio de Murillo, en Soto de la Marina, y embarcó a Nueva España el año 1790, como aspirante al Cuerpo de Dragones de Sierra Gorda, del cual era coronel su tío Antonio del Castillo Llata, cuarto conde de Sierra Gorda por matrimonio. Ascendió a teniente en diciembre de 1792, a capitán en diciembre de 1810, y a coronel en 1812. Su ascenso a capitán se debió al hecho de armas de la defensa de Querétaro, atacada por los franceses en 1810 [sic], siendo además recompensado con el título de Defensor de Querétaro. El año 1808 y el 1816 solicita le sea concedido el ingreso en alguna de las órdenes militares. El 17 de mayo de 1820 fue armado caballero de Calatrava. El 26 de octubre de 1821, Fernando VII firmó en San Lorenzo del Escorial la orden de concesión del condado de Samaniego del Castillo. Su hijo mayor, Ramón de Samaniego de la Canal, fue el primer gobernador del Estado libre de Querétaro, después de la independencia de México. Murió en Querétaro, el día 2 de agosto de 1822, a los 49 años de edad. (Cantabria102)

Nota aclaratoria: muchos datos y parte de textos los obtuve de Wikipedia, no solo en éste artículo, sino en los siete artículos previos relacionados con los títulos nobiliarios de Nueva España.


A manera de encore en esta serie de nobleza virreinal, es bueno saber que hubo un ducado en Nueva España y un segundo que mantiene el nombre netamente nahua pero está en España:

El ducado de Atrisco es un título nobiliario español creado el 17 de abril de 1708 por el rey Felipe V a favor de José Sarmiento de Valladares y Arinés, gobernador, capitán general y virrey de Nueva España. Su denominación hace referencia a Atlixco, uno de los tres señoríos que existían en Nueva España, en 1708. José Sarmiento de Valladares y Arinés se casó con la tercera condesa de Moctezuma, nieta de Pedro Tesifón de Moctezuma, quien a su vez era bisnieto de Moctezuma II, por lo que de esa manera los duques de Atrisco se emparentaban con el emperador azteca.

El ducado de Moctezuma de Tultengo es un título nobiliario español creado por la reina Isabel II, el 11 de octubre de 1865 a favor de Antonio María Moctezuma-Marcilla de Teruel y Navarro, XIV conde de Moctezuma de Tultengo, por elevación a ducado de Moctezuma del título de conde de Moctezuma de Tultengo. El título se creó con la denominación de "ducado de Moctezuma", siendo el 14 de enero de 1992 cuando se le dio la actual denominación de "ducado de Moctezuma de Tultengo", siendo éste la continuación del anterior título de ducado de Moctezuma. Su actual denominación hace referencia al nombre del monarca mexica Moctezuma II, del mismo modo que lo hacían los anteriores títulos de duque de Moctezuma, conde de Moctezuma de Tultengo y el primitivo título de conde de Moctezuma. En 1992 se volvió a añadir el apelativo "de Tultengo", en referencia al pueblo de Tultengo, en el estado de Hidalgo (México), y como continuación de la época en que se llamó "condado de Moctezuma de Tultengo" (desde Carlos II a Isabel II).

martes, 29 de mayo de 2018

Relación de Condes Novohispanos del siglo XVIII, tercera parte

Abundante es la información que encontramos acerca de los Condes, ahora veremos la tercera parte en que dividimos el siglo XVIII y nos quedan por ver los condados entregados en los primeros años del XIX.

El condado de Rábago (o Rávago) es un título nobiliario español creado por el rey Carlos III, con el vizcondado previo de San Antonio, el 18 de octubre de 1774, a favor de Domingo de Rábago y Gutiérrez, vecino de Méjico. “A los pocos días de que se hubiera solicitado el donativo, el Consulado contribuyó con 26,904 pesos 18, mientras que algunos de sus miembros más destacados se distinguieron al otorgar dádivas cuantiosas. Uno de los mayores donativos provino del conde de Rábago, quien, poco después de que se había dado a conocer en la ciudad de México la noticia del conflicto, había ofrecido al virrey mil corceles para las fuerzas de caballería, pero como sólo se requirieron setenta, donó 10,000 pesos en efectivo. Las aportaciones de Rábago sólo pueden compararse con las de dos de los más ricos mineros, el conde de Regla que donó cerca de 29,000 pesos en trigo y el Conde de la Valenciana que otorgó 25,000 pesos. Entre los mercaderes más acaudalados se distinguieron Pedro Alonso de Alles, quien contribuyó con 4,000 pesos, más 2,000 pesos por cada año de durara la guerra; Servando Gómez de la Cortina que donó 2,000 pesos y Pedro de Vértiz que aportó 1,200 pesos e importantes cantidades de trigo. Estos donativos eran muy considerables y similares a los que efectuaron nobles enriquecidos como el marqués de San Juan de Rayas, la condesa de San Matero de Valparaíso y el marqués del Apartado, cada uno de los cuales cedió 2,000 pesos . (Revista Complutense de Historia de América.)

El título de Conde de la Presa de Jalpa le fue concedido a don Rafael de Monterde y Antillón, capitán del Regimiento Provincial de Milicias de México y abuelo de doña Manuela, el 3 de febrero de 1775, por Real Cédula expedida en el Palacio del Pardo (Madrid) por S.M. don Carlos III. (Más información, aquí.)

 El título de Conde de Tepa fue entregado el 6 de octubre de 1775 a Francisco Leandro de Viana. En el año de 1765 fue promovido como alcalde del crimen en la Audiencia de México y en 1769 ascendido a la plaza de oidor de la misma Audiencia. Como oidor de la Audiencia de México y por nombramiento expreso del Rey, Viana desempeñó también el cargo de juez Privativo y del Estado y Marquesado del Valle de Oaxaca, recibiendo un sueldo adicional por este empleo.

El condado del Valle de Súchil es un título nobiliario español creado por Real Decreto el 1 de abril de 1775 y Real Despacho de 11 de junio de 1776, con el vizcondado previo de San Juan de las Bocas, por el rey Carlos III, a favor de José del Campo Soberón, acaudalado empresario minero y latifundista de Súchil,de la antigua Nueva Vizcaya de donde fue Teniente del Gobernador. José del Campo Soberón era hijo de Gregorio del Campo Castaños y de su esposa María Soberón Larrea, todos ellos naturales de San Pedro de Galdames en la provincia de Vizcaya. Para leer sobre la Hacienda de Guataimapé, la que diera paso a la Hacienda de Súchil, entra aquí.

El condado de Casa Fiel fue concedido el 14 de agosto de 1777 al teniente de capitán general don Francisco Javier de Aristorena-Lanz y Sánchez Elvetea y Castañeda, alcalde mayor de las Reales Salinas de Santa María del Peñón Blanco. El nombre de esta empresa salinera cambió en los diferentes momentos de su administración: Salinas de Santa María del Peñón Blanco (durante un primer periodo Virreinal en el que fueron arrendadas), Reales Salinas del Peñón Blanco (cuando la Corona española la volvió a hacerse cargo de la administración a finales del siglo XVIII), Nacionales Salinas del Peñón Blanco (tras la Independencia de México), Salinas del Peñón Blanco (bajo la propiedad particular de los Errazu), Salinas of México (a partir de 1906, cuando fueron compradas por la empresa británica) y Salinas de México (desde 1944, cuando volvió a manos mexicanas). El cercano cerro de granito llamado del Peñón Blanco dio el nombre a las Salinas y al actual municipio en donde se localizan. 

El condado de Medina y Torres es un título nobiliario español creado por el rey Carlos III mediante Real Decreto de 9 de mayo de 1776, a favor de Juan María de Medina y Torres, Tesorero de la Real Casa de Moneda de México, dueño propietario que es de la Secretaría de Cámara de la Real Audiencia de las Provincias de la Nueve España.

El 20 de marzo de 1780 el rey Carlos III de España —por petición del virrey Antonio María de Bucareli y Ursúa— le otorgó a don Antonio de Obregón y Alcocer los títulos de vizconde de la Mina y conde de La Valenciana, ubicada en Guanajuato. 

Servando Gómez de la Cortina llegó a ser capitán del Regimiento de Milicias Urbanas de la ciudad de México y más tarde ascendió a coronel de las Milicias Provinciales. Fue condecorado por sus méritos con la Orden de Santiago en 1793. Fue también familiar del Santo Oficio de la Inquisición.3 El 15 de enero de 1783 el rey Carlos III de España le concedió el título de Conde de la Cortina, «para sí y sus hijos», en agradecimiento por las campañas militares llevadas a cabo en México y por los préstamos que había hecho a la Casa de la Moneda de México —previo vizcondado de San Servando—. Siguiendo el protocolo, Servando tuvo que abonar 100.000 pesos a la Real Hacienda para cumplir con el impuesto llamado Las Lanzas y Medias Annatas, y 50 000 pesos al rey Carlos III en concepto del título nobiliario.

 El condado de Gálvez, título creado por el rey Carlos III a favor de don Bernardo de Gálvez y Madrid y concedido con el Vizcondado de Galveston (Texas), por Real Cédula de 28 de mayo de 1783 en agradecimiento de los méritos heroicos militares en la batalla de Pensacola.

Manuel Antonio Flóres Maldonado Martínez de Angulo y Bodquín fue un general español nacido en Sevilla hacia 1722 y fallecido en Madrid en 1799. Fue virrey de Nueva Granada entre 1776 y 1781, y virrey de Nueva España entre 1787 y 1789. Se le concedió el título de conde de Casa-Flórez, que no aceptó, pero pasó a su primogénito y séptimo capitán general de la Real Armada, José Flórez y Pereira.

El condado de Alcaraz fue entregado el 7 de julio de 1797 a José Antonio Rangel de Alcaraz.


lunes, 28 de mayo de 2018

Condes del siglo XVIII novohispano... segunda parte

El condado de Santiago de la Laguna fue otorgado el 19 de noviembre de 1728 al coronel José de Urquiola, alcalde ordinario de Zacatecas. Empresario minero en Zacatecas, José de Urquiola logró acumular una gran fortuna que puso a disposición de otros mineros, a los que prestó más de 50.000 pesos para el funcionamiento de sus minas. Parte de su capital lo destinó además a servir a la Corona, aprontando dinero para la realización de una vajilla para el rey –tasada en unos 4.300 pesos–; prestando a los oficiales reales de Zacatecas 10.000 pesos para la conquista de Texas; donando 2.000 pesos en 1721, y otras cantidades más para la pacificación y conquista de la Sierra de Nayarit; y ofreciendo 13.000 pesos para mantener una compañía de caballería destinada al mismo fin, servicios económicos todos ellos que fueron puestos en conocimiento del rey a través del marqués de Valero, virrey de Nueva España. Como hombre rico y poderoso de Zacatecas, fue nombrado diputado de la minería durante seis años y alcalde ordinario de aquel lugar en 1716, consiguiendo además el nombramiento de gobernador de la sierra de Nayarit, en 1721, por todos los servicios –monetarios y de hombres– que había prestado para pacificar la zona, y por el nuevo donativo de 9.000 pesos con que había asistido para la reedificación de la iglesia de este lugar. Enterado en 1710 de que el virrey de Nueva España, el duque de Linares, había sido dotado con diversas mercedes para enajenar en aquellos territorios, entre las que había títulos de Castilla y diversas patentes en blanco de grados militares, José de Urquiola volvió a realizar un «servicio económico» a la Corona, comprando tanto uno de los títulos nobiliarios como uno de los grados de coronel de infantería, mercedes ambas por las que desembolsó 20.000 pesos. (Ver más basques.linhd.es/)

 El condado de San Pedro del Álamo es un título nobiliario español creado el 15 de septiembre de 1734, por el rey Felipe V a favor de Francisco Valdivieso y Mier y Bareda, Mariscal de Campo de los Reales Ejércitos, vecino de México. Para ver más sobre este personaje, entra aquí.

Manuel Rodríguez Sáenz de Pedrozo y Verduzco, primer conde de san Bartolomé de Xala, título otorgado por el rey Fernando VI, quien fundara su mayorazgo en 1750 y que fuera poseedor de la Cruz de la Orden de Santiago. "Manuel Rodríguez Sáenz de Pedroso fue un importante mercader riojano del siglo XVIII en Nueva España. Tuvo inversiones comerciales en la ruta transpacífica y transatlántica. Sin embargo, la historiografía ha dado cuenta de él por sus negocios en el cultivo del maguey y comercio del pulque, del cual fue pionero por convertir ese cultivo casi silvestre en uno de finca entre 1732 y 1750". (Estudios de Historia Novohispana)

El condado de Revilla Gigedo (también nombrado Revillagigedo), es un título nobiliario español de carácter hereditario concedido, con el vizcondado previo de "Gigedo" por el Rey Fernando VI el 11 de septiembre de 1749 a favor de Juan Francisco Güemes y Horcasitas (actualmente Orcasitas), virrey de Nueva España, embajador.

El condado de Sierra Gorda fue entregado el 23 de octubre de 1753. El mayor reconocimiento que la Corona española otorgó a José de Escandón por sus méritos y servicios fue la concesión del título nobiliario de conde de Sierra Gorda libre de lanzas (derecho impuesto a los nobles en lugar del servicio militar) y media anata (tasa pagada al asumir el cargo). El nombre reconoce la memoria de las tierras que pacificó y reorganizó. La concesión de títulos nobiliarios era común en la Nueva España a militares, mineros y terratenientes que sirvieran provechosamente a la Corona, y que tras probar su previa hidalguía y nobleza de sangre, se les otorgaba un Título de Castilla para ellos y sus descendientes.

El condado de Casa de Loja es el título nobiliario español otorgado el 2 de diciembre de 1753 a Francisco de Landeta y Urtusáustegui, regidor y alférez real de San Miguel el Grande.

El condado Valcárcel fue entregado en 1767 a Domingo Valcárcel y Baquerizo. “En 1769 la Audiencia de México estaba compuesta por tres peninsulares y ocho criollos, si por peninsular se entiende a personajes como el deán Domingo Valcárcel y Baquerizo (su padre y abuelo habían servido en el Consejo de Castilla), que llegó a Nueva España en 1721 como alcalde del crimen y –saltándose la ley- casó con una mexicana, hija del Conde de Santiago, descendiente del Virrey Luis de Velasco. Además de sus obligaciones judiciales, fue Valcárcel jefe del monopolio del mercurio (trascendental para la extracción de plata) hasta su muerte en 1783”. (Familia tradición y grupos sociales en América Latina, 1994:198)

El condado de Guadalupe del Peñasco, es un título nobiliario español, concedido por el Rey Carlos III de España a Don Francisco Javier de Mora y Luna, Coronel de Dragones de las Milicias Provinciales, el 26 de enero de 1768. En su tiempo fue nombrado Capitán de Caballos y Corazas del Cuerpo de Caballería fundado por el Ayuntamiento de San Luis Potosí, por su participación en la pacificación de los indios Pames, para luego recibir el rango de Coronel de Dragones de las Milicias Provinciales, dada su participación en el llamado "Tumulto de 1767", otorgado por el Virrey, Marqués de Croix. Hijo de Don Manuel Mora y Gorrea y Doña Antonia Luisa de Luna y Gama. Casado con Doña María Ildefonsa Bernarda Pérez Calderón León y Carrillo. Hijos: Don Juan José Secundino, Doña Manuela y Doña María Josefa Paula de Mora y Luna Pérez Calderón.

El condado de Regla, originalmente Condado de Santa María de Regla, es un título nobiliario español concedido el 7 de diciembre de 1768 por el rey Carlos III a favor de Pedro María Romero de Terreros y Ochoa de Castilla, fundador del primitivo Monte de Piedad de México. El nombre del título se refiere a la Virgen de Regla, venerada en su santuario del municipio andaluz de Chipiona, en la provincia de Cádiz. “En su afán por quedar bien ante el rey Carlos III, regaló a la Armada un buque de guerra con 80 cañones (bautizado como Conde de Regla) y otro barco que tenía las alcobas cubiertas de piedras preciosas. Llegó a tener la idea de pavimentar con plata la calzada que uniría la ciudad de Pachuca con el puerto de Veracruz, para cuando el rey hiciera una visita a la Nueva España. Pero esta idea nunca se materializó y el rey nunca visitó las colonias americanas. El 25 de febrero de 1775, Romero de Terreros fundó el Sacro y Real Monte de Piedad de Ánimas, antecedente del Nacional Monte de Piedad, que contribuyó a la solución de problemas económicos de muchos habitantes de la Nueva España. Las grandes vetas del Real del Monte convirtieron a Pedro Romero de Terreros en multimillonario, el hombre más rico de América, y tal vez del mundo, a mediados del siglo XVIII.

El condado de la Torre de Cossío es un título nobiliario español creado por Real Despacho el 21 de diciembre de 1773 por el rey Carlos III, a favor de José Manuel González de Cossío y de la Herrán, cónsul de la Ciudad de México, coronel del Regimiento Provincial de Toluca (México), señor de la Torre de Cossío en el municipio de Rionansa, en Cantabria.



domingo, 27 de mayo de 2018

Los Condes del siglo XVIII novohispano... primera parte

 Por algún motivo que desconozco, la historia encerrada detrás del título de Conde, se vuelve más interesante que la de los marqueses, eso lo vamos a comprobar ahora:

   “Aun cuando gozaban de experiencias sociales nada despreciables a su llegada a la Nueva España –son hidalgos oriundos de provincias muy precisas de España-, esos grandes mineros son el producto de una dinámica social. Si se toma en cuenta los títulos de nobleza que en el transcurso del siglo XVIII la corona otorgó a algunos residentes de la Nueva España, se podrá comprobar que, efectivamente, se trata de una elite económica –acompañada de una elite financiera, según Brading, a la que se consagró, según los criterios en vigor. Dos ramas de la economía se distinguen de manera muy particular: las minas y el comercio, que aventajan a la gran propiedad rural y a la alta administración, tradicionalmente proveedoras de los títulos nobiliarios en la Nueva España.” (Langue 1999:171)

El condado de Castelo es un título nobiliario español creado (con el vizcondado previo de Castelo), por Real Decreto el 29 de octubre de 1699 por el rey Carlos II, otorgando el Real despacho el rey Felipe V el 14 de noviembre de 1702, a favor de don Nicolás de Pardiñas-Villar de Francos y Bañuelos, en recuerdo de los méritos de su padre don Bernardino de Pardiñas-Villar de Francos, Regidor de Madrid, así como de sus ilustres antepasados novohispanos.

El condado de Lizárraga es un título nobiliario español creado el 21 de abril de 1705 por el rey Felipe V, a favor de Martín de Ursúa y Arizmendi Aguirre y Vicondo, Gobernador y Capitán General de la Puebla de Yucatán, en Nueva España.

El condado de Ledesma de la Fuente, fue entregado el 26 de marzo de 1710 a  Felipe Rodríguez de Ledesma, gobernador [creo] de Yucatán. El condado de la Cadena fue otorgado el 11 de marzo de 1712 a Bartolomé Flón y Morales, “por sus servicios de financiero y prestamista de la monarquía durante la guerra de sucesión, por haber favorecido al ejército con víveres y otros pertrechos durante la contienda y por su participación junto con otros hombres de negocios en la operación venal que tuvo lugar entre 1704 y 1711 como financiero privado” (La nobleza titulada en el reino de Felipe V. Felices de la Fuente: 2011)

  El condado del Valle de Oploca es, sin lugar a dudas, un caso por demás particular, Oploca está en Bolivia, aun así, le fue entregado en Nueva España a Diego de Arce y Chacón, el 13 de agosto de 1722. “Era el agraciado coronel de Infantería del Regimiento quien sostenía la ciudad de México; tenía novel conde un historial bien movido. Nacido en España se había trasladado al Perú con el virrey marqués de Castelldosgrius; pasó a residir a la villa de Potosí, meta final de todo aquel que deseaba enriquecerse. Allí fue Alcalde de Minas y Registros. Bien pronto fue considerado hombre principal, y noble, logrando casar el 24 de marzo de 1710 con una de las herederas más ricas de la villa: doña Ana María Gambarte y Quiroga. Era ésta nieta materna del azoguero Antonio López de Quiroga. Entre los numerosos bienes de él heredados se contaban Opolca, enorme latifundio situado en Chichas (sur de Potosí) que abarcaba numerosas leguas cuadradas de terrenos con minas, valles con huertas y numerosos indios arrenderos. Hombre ducho en los negocios fue don Diego. Así es como logró sanear en gran parte el haber hereditario de su esposa merced al descubrimiento de una veta importante de plata en la mina Amoldaderas, Socavón de Compasú, que habían abandonado los Gambarte. [Al poco quedará viudo], don Diego se trasladó al virreinato de Nueva España llevando como fruto de sus trabajos mineros la suma de setenta mil pesos”. (Quesada. Paseo genealógico por Bolivia y Argentina, 2006)

El condado de San Mateo de Valparaíso es un título nobiliario español creado el 14 de agosto de 1727 por el rey Felipe V a favor de Fernando de la Campa-Cos y Cos, Alcalde de Zacatecas, en Nueva España. Su denominación hace referencia a la hacienda "San Mateo de Valparaíso".

En 1698 ya se encontraba en Zacatecas, y en Mazapil compró 75 sitios de ganado mayor y 96 caballerías de tierra al Maestre de Campo Don Francisco Guerrero Ardilla, ante escribano Real y Publico de Querétaro. 50 de estos sitios los compró Don Fernando por cuenta y con fondos de su hermano el General Don Antonio de la Campa y Cos. (Habrá que notar la dimensión de la propiedad adquirida: 135 800 hectáreas).

Trabajó con tesón y ahinco sobrehumanos y más adelante. Entre asaltos de los indios, afrontados con más que menos fortuna y valor, se estableció en San Mateo de Valparaíso, en el sureste de Zacatecas, en donde casó y acrecentó su haber hasta que sus dominios comprendieron los poblados de Valparaíso, Lobatos, San Agustín del Vergel y las haciendas de Corrales, Ameca, Sauceda. Abrego, La Presa, El Centro, Trujillo, El Jaral. El Cubo, Gallinas. Cerro Prieto, La Encanación, San Marcos, Agostadero, Pilotos. El Carro, Santa Elena, El Molino, la enorme y famosa de Juan Pérez (contaba más de 200 000 hectáreas), Santa Catarina. San Sebastián, Carboneras y La Tapona.



sábado, 26 de mayo de 2018

Hablemos de los condes del siglo XVII novohispano

  El complicado sistema nobiliario era tan complicado como lo es actualmente entre Secretarios, Subsecretarios, Directores de Área, Directores Técnicos y demás. Así, pues, de abajo hacia arriba el escalafón de nobleza comenzaba con el título de Señor, seguía con el de Barón, continuaba con el de Vizconde para pasar luego al de Conde, Marqués, Duque, Infante, Príncipe Rey y Emperador. Vimos ya que en Nueva España se otorgaron 45 títulos de Marqués, un buen número de marqueses llegó ya con su respectivo título desde España, caso de la mayoría de los Virreyes. Y será entregados igual número de condados, 45 creados para Nueva España.

  Conde era un título con el que el monarca de las Españas mostraba su gratitud a ciertas personas. Lo de la gratitud en muchos casos iba asociado a una “graciosa” donación que el pretenso hacía a la Corona, sea para ayudar con fuertes capitales a las continuas guerras que España enfrentaba que por refaccionar a las necesidades del virreinato, es decir, había dinero de por medio, en considerables cantidades que, en ocasiones llegaban al millón o más de pesos... cuando se entendía por pesos, los de oro. Ocasionalmente los títulos se entregaban por méritos, esos los veremos, especialmente, durante la guerra de Independencia.

Los siguientes son los títulos de conde entregados durante el siglo XVII en Nueva España, van en orden cronológico.

El condado de Santiago de Calimaya es un título nobiliario español creado el 6 de diciembre de 1616 por el rey Felipe III a favor de Francisco Altamirano y Velasco, Corregidor de México, Capitán General de Guatemala y Presidente de su Real Audiencia. Los condes construyeron el famoso Palacio de los Condes de Santiago de Calimaya, que hoy en día alberga el Museo de la Ciudad de México, y es apreciado no sólo por su rico contenido sino por su magnífica arquitectura. También fueron propietarios de la Hacienda de Zacango.

El condado del Valle de Orizaba es un título nobiliario español creado por Real Decreto el 14 de febrero de 1627 y Real Despacho de 29 de marzo del mismo año, por el rey Felipe IV, a favor de Don Rodrigo de Vivero Aberrucia, vizcondado previo de San Miguel, señor de Tecamachalco (en Nueva España), Capitán General de las Islas Filipinas y de Nueva Vizcaya.

Primeramente se había creado el título de condado de Moctezuma como título nobiliario español, por el rey Felipe IV el 13 de septiembre de 1627 para Pedro Tesifón de Moctezuma, bisnieto de Moctezuma II. Su nombre hacía referencia al monarca mexica. Carlos II, le dio la denominación de condado de Moctezuma de Tultengo. Al condado de Moctezuma de Tultengo le fue concedida por Carlos III, la Grandeza de España el 13 de mayo de 1766, a favor de don Joaquín Ginés de Oca Moctezuma y Mendoza, VIII Conde de Moctezuma de Tultengo y V marqués de Tenebrón, VIII vizconde de Ilucán.

 El condado de Peñalva es un título nobiliario español creado el 1 de enero de 1632 por el rey Felipe IV, a favor de Bernardino de Meneses y Bracamonte, Gobernador y Capitán General de la Isla de La Española, Presidente de la Real Audiencia de Santo Domingo, Corregidor de Toledo y de León, Caballero de Santiago en 1621, Gentilhombre de Boca de S.M. No debe confundirse este título de conde de Peñalva, concedido el 1 de enero de 1632 a don Bernardino de Meneses Bracamonte y Zapata, con el de (Conde de) Marcel de Peñalva concedido el 14 de diciembre de 1648 (por el propio Felipe IV) a don García de Valdés y Osorio, gobernador y capitán general de Yucatán pocos años después"

El condado de Laguna de Términos fue concedido el 18 de noviembre de 1686 por Carlos II a Félix Francisco de Layseca Alvarado y Alberro por su participación en la lucha contra los franceses y  hace mención a una laguna costera en Campeche.

El condado de Miraflores fue creado el 24 de mayo de 1689, entregado a Pedro Garrastegui Oleaga en Yucatán.


El condado de Miravalle es un título nobiliario español otorgado el 18 de diciembre de 1690 por Carlos II a los descendientes de Alonso Dávalos y Bracamontes, hijo de María Uliberri de la Cueva y de Alonso Dávalos y Bracamonte, sobrino del monarca español y descendiente directo de Isabel Tecuichpo, quien a su vez era hija del tlatoani Moctezuma Xocoyotzin. Al momento de su creación, el condado comprendía una extensión de tierra con sembradíos de tabaco y pastura para el ganado, las minas de oro del Espíritu Santo y Santa María del Oro, labores de azúcar y de alcohol, y tenía su casa principal en la Hacienda de San Juan de la villa de Santiago de Galicia de Compostela de Indias, (Nayarit). Como todos los nobles novohispanos, tenían además un palacio en la ciudad de México, ubicado en la actual calle de Isabel la Católica, frente al Casino Español. Asimismo, la condesa doña María Magdalena Catarina Dávalos de Bracamonte y Orozco adquirió en 1704 la hacienda de Santa María del Arenal, que siglos después se convirtió en un hipódromo y es hoy conocida como la colonia Hipódromo Condesa, en la ciudad de México.

El condado de Santa Rosa le fue entregado a Juan Bartolomé de Acuña el 6 de febrero de 1691,poseedor de minas y haciendas en Zacatecas.

El condado de Fresno de la Fuente, creado el 9 de junio de 1692 le fue entregado a Francisco Jerónimo de Urzúa, concejal del Ayuntamiento de México.



viernes, 25 de mayo de 2018

Entre condes y marqueses te veas: El caso de la hacienda de San Pedro del Álamo.

  “Los terrenos de San Pedro del Álamo pertenecieron a las jurisdicciones de los pueblos de Cuencamé y Peñol Blanco. Un plano de fines del siglo XIX los presenta dentro del siguiente marco: por el norte el curso del río Nazas; por el oriente el pueblo de Cuencamé y la hacienda de Atotonilco; por el sur la hacienda de Juan Pérez (otro de los grandes latifundios de la época que fue  propiedad del marqués del Jaral); y por el poniente, varias haciendas de menores dimensiones pertenecientes a la jurisdicción de San Juan del Río. El pueblo del Peñol Blanco, fundado en el siglo XVI como una misión franciscana, quedó enclavado en el centro del territorio de San Pedro del Álamo. Además del río Nazas, cuyas broncas avenidas fueron en la época colonial más temidas que aprovechadas, atravesaban el territorio de la hacienda dos corrientes de agua: el río de Covadonga y el arroyo del Álamo, ambos afluentes del Nazas. Según los ingenieros que trazaron este plano la extensión de la hacienda era de 428,119 hectáreas.” (1)

  Enormes fueron las propiedades establecidas en el norte del país. Más allá de la Nueva Galicia, en la Nueva Vizcaya y el Nuevo Reino de León, por las características del terreno, ubicado entre sierra y desierto, aunado a la escasa población y el clima extremo, tenemos por resultado una proliferación de latifundios, en este caso la creación de un condado.

  Francisco de Valdivieso Mier y Bareda, Mariscal de Campo de los Reales Ejércitos, es quien recibe de parte del rey el Felipe V el título de Conde de San Pedro del Álamo, el 15 de septiembre de 1734. El personaje nació en Cantabria, España, el 9 de marzo de 1683, casó en primeras nupcias en la ciudad de México con Luisa Antonia Sánchez de Tagle el 13 de junio de 1714. En segundas con Josefa Manuela de Azlor y Echeverz el 2 de julio de 1735 en la Hacienda de San Francisco de Patos. En el primer matrimonio no habrá descendencia, en el segundo son dos hijos los que tienen:

  El primero nace en 1740, José Francisco de Valdivieso y Azlor Echeverz, casa en primeras nupcias el 22 de septiembre 1762 con Mariana Gallo de Pardiñas y Núñez de Villavicencio; en segundas con Alexa María de Bassarte y Ayza el 17 de marzo de 1773. El segundo hijo fue Pedro Ignacio de Valdivieso y Azlor Echeverz (IV marqués de San Miguel de Aguayo), nacido en 1744 y casado en primeras nupcias el 14 de noviembre 1762 con María Gertrudis Sánchez de Tagle y Gallo. En segundas con Ana Gertrudis Vidal de Lorca y Pinzón el 26 de noviembre 1785.


  Esta vez nos adentramos un poco en nombres, apellidos, en descendencias y ascendencias pues vemos un claro ejemplo de linajes asociados a propiedades, a tierras, a haciendas y latifundios. Los Sánchez de Tagle tenían grandes propiedades cercanas a Guadalajara, en el valle de Tala y en la Ciénega, zona que limita al norte con los Altos de Jalisco y al sur con la laguna de Chapala, al tiempo uno de los Sánchez de Tagle adquirirá el título de marqués del Apartado. Mientras que la familia Azlor y Echeverz eran los propietarios de la zona sur de Coahuila, tierras del marquesado de Aguayo.

  En cuanto a Bassarte y Ayza, vemos allí concentradas dos importantes familias de la Nueva Galicia asociadas a la minería en el real de Bolaños. El padre de Aleja María era don José de Bassarte Borau, gobernador de la Nueva Galicia; su madre era la hija del marqués de Castillo de Ayza, también gobernador de la Nueva Galicia y dueño de minas y haciendas en Bolaños.

  Con toda esa prosapia podemos imaginar con facilidad lo que llegaron a ser las propiedades de la familia que había emparentado por un lado y por el otro, y vueltas a emparentar (dado que había matrimonios entre primos, sobrinos, tíos), las cuales abarcaban la tercera parte del actual Coahuila y una buena porción del de Durango. La última propietaria fue María Dolores Valdivieso de Valdivieso, para 1888 los herederos venden lo que quedaba de aquello que llegó a ser uno de los latifundios más grandes de México… es decir de Nueva España.

  A manera de conclusión de esta historia, te recomiendo leer un artículo publicado en el periódico El Siglo de Torreón, en este enlace.

Fuente:

Vargas Lobsinger, María. Los informes de los administradores de la hacienda de San Pedro del Álamo. En Origen y evolución de la hacienda en México. Memorias del simposio realizado del 27 al 30 de septiembre de 1989. El Colegio Mexiquense. Toluca, 1990. p.193

jueves, 24 de mayo de 2018

El pueblo de San Pedro del Gallo, Durango, y sus puertas azules

   Otro de los pueblos que se incluyen en el catálogo del Patrimonio de la Humanidad en el Camino Real de Tierra Adentro es el de San Pedro del Gallo en Durango, localizado en el semidesierto; sitio que se originara como Presidio, justo para vigilar y proteger a los pocos que se atrevían a seguir por rumbos desconocidos [terra ignota]. El lugar no lo conozco personalmente pero pude recorrer varias de sus calles y percatarme de la abundancia de puertas y ventanas verdes y azules.

  San Pedro del Gallo está enclavado en una zona aislada del movimiento migratorio o comercial entre los estados de Chihuahua, Durango y Coahuila, situación diferente a la que se vivió a mediados del actual milenio, en donde los pueblos de La Laguna concentraron su población para mantenerse un tanto al margen de las etnias tepehuanas de occidente y chichimecas del sur. En la segunda mitad del siglo XVII se prefirió el camino que cruzaba este municipio rumbo a Chihuahua, por la hostilidad de las tribus de la región Tarahumara, ante la necesidad de mantener operaciones militares en Parral. Los gobernadores de la Nueva Vizcaya transitaban frecuentemente por esta ruta por la guerra sostenida con 84 naciones rebeldes, lo cual obligó a pensar en establecer presidios en la zona que auxiliaran a los viajeros, civiles o militares.

   El presidio de San Pedro se construyó hasta que las tropas presidiales quedaron bajo el mando del gobernador neovizcaíno, lo que ocurrió el 22 de febrero de 1680, a petición formulada a la corona por Bartolomé de Estrada, ya que anteriormente dependían del virrey. Bartolomé de Estrada dejo el cargo en 1684 y en la correspondencia real se menciona el nuevo presidio, junto con el de Cuencamé, lo que ubica su edificación entre 1680 y 1684. En las tres décadas posteriores se fueron reduciendo las tribus insurrectas; hacia 1721, el gobernador Alday informa al Consejo de Indias que sólo tres naciones se mantienen en guerra: Cocoyomes, Aoclames y Chizos.

  Un siglo después de su fundación, el presidio de San Pedro congregaba una importante población junto al arroyo de las Cruces, como lo demuestra el censo practicado a finales del siglo XVIII, que arrojó la suma de 162 españoles, 120 mestizos, 69 indios, 18 coyotes y 38 mulatos. Una de las actividades que proliferaron en esta zona fue la minera, lo que atrajo numerosas familias, que incrementaron la labor agrícola. Empero la minería ocupó la atención de los lugareños en los siglos XVIII y XIX. Durante el porfiriato se estableció y desarrolló en este municipio la empresa Peñoles, en el mineral del mismo nombre, la que alcanzó considerables riquezas hasta su agotamiento. Actualmente la mencionada empresa se encuentra establecida en Torreón, Coahuila, pero conserva su nombre original. (Texto tomado de la Biblioteca de Municipios de México).























 Para leer más a fondo sobre San Pedro del Gallo, entra aquí.