Sin lugar a dudas al recorrer el estado de Guanajuato encontramos maravillas, si es que tenemos por objetivo y descubriendo, entendiendo y estudiando la Historia de México y, creo será bueno agregar un concepto: caminar por los caminos donde la Historia se fue desarrollando y así es como llegamos, a un punto que encierra tan profunda Historia que será bueno irnos por partes para asimilarla cabalmente, andamos por la carretera estatal 87, que va de León a San Felipe, a mitad del camino está el entronque rumbo a Ocampo, por allí enfilamos y, unos kilómetros más adelante está la entrada a la comunidad de Ibarra.
La idea era llegar al Cóporo, la zona arqueológica que apenas hace dos años fue abierta al público pero, ante el impacto visual que tenemos en Ibarra decidimos hacer una escala y recorrer este lugar que, así como no queriendo, nos va llevando de la mano a un pasaje y a un personaje del cual, poca información tenía pero, con las herramientas que disponemos en esta web nuestra de todos los días, logramos adentrarnos a lejanas tierras y a impactantes episodios. Esto que vemos es el resto de una "S" que, en tiempos de López Mateos (1958-1964) se mandó colocar en todas y cada una de las comunidades del territorio nacional, pues fue cuando se puso en servicio el agua potabilizada en México.
Comenzamos a caminar por Ibarra y lo primero que aprendemos es que aquí, antes, cuando comenzaba el siglo XX, Ibarra tenía la categoría política de ser una Congregación y era el tiempo en que esta región se conocía como el Distrito de González, nombre que en el Porfiriato llevó el municipio de San Felipe, sí, el mismo que conocemos por "Torresmochas". Y entonces, ese distrito incluía tanto a San Felipe como a Ocampo, en la actualidad, cada uno es un municipio independiente.
Aprendemos luego que, antes de ser la Congregación de Ibarra fue la Hacienda de Ibarra y más aun, fue la Hacienda de San Pedro Ibarra y fue propiedad de los padres jesuitas, y no nada más eso, sino que ellos, la Compañía de Jesús, la tuvo en propiedad para que, de los rendimientos que diera, estos se fueran al Fondo Piadoso de las Californias que era la base económica creada para que ellos, los Jesuitas, evangelizaran la Península de Baja California.
Al hablar de los Jesuitas imaginamos en primer lugar las Misiones que fueron levantando, las más famosas quizá sean las de la Baja California Sur, como la de San José del Cabo, la de Santiago de los Coras, la de San Xavier y tantas otras más; pero no debemos olvidar el magnífico Colegio que tenían en Tepotzotlán, y ni que decir de su templo allí, en Tepotzotlán, actual Museo del Virreinato.
Así que, para que los Jesuitas desarrollaran su labor evangelizadora fue creado ese Fondo Piadoso, el cual tenía una de las haciendas que más historia guarda en todo México: la de Arroyozarco. Y ahora estamos descubriendo otra que formaba parte del mencionado fondo: la de San Pedro Ibarra, esto nos lleva a ese gran personaje: José de la Puente, para comenzar a entenderlo nos apoyaremos en Wikipedia:
"José de la Puente y Peña Castejón y Salcines (Muriedas, Real Valle de Camargo, Cantabria, 1670, † Madrid, 1739), marqués de Villapuente de la Peña (R. D. 24 de febrero de 1703), caballero de la Orden Militar de Santiago (1696), gentilhombre de Cámara de S. M. (caballero de la llave dorada), maestre de Campo de los Reales Ejércitos, gran benefactor de la Compañía de Jesús.
Para comprender la grandeza de este personaje te sugiero leer su biografía completa, aquí solo estoy tomando algunos datos como por ejemplo: "Tuvo el marqués de Villapuente carácter emprendedor y aventurero, recorriendo en numerosos viajes, gran parte de las posesiones del todavía Imperio español de su tiempo. Mitad fraile mitad soldado, hizo suya la labor y el espíritu de la Compañía de Jesús, de la que, junto a su mujer, Doña Gertrudis de la Peña Rueda Salcines y Esquivel, marquesa de las Torres de Rada, fue sin duda el principal benefactor del primer tercio del siglo XVIII.
"El Fondo Piadoso de las Californias, fue creado sobre una idea del jesuita padre Juan María Salvatierra y Vizconti, para la colonización y evangelización de California por la Compañía de Jesús. Los principales benefactores del Fondo Piadoso fueron El marqués de Villapuente, su prima y esposa Doña Gertrudis de la Peña y Rueda, marquesa de las Torres de Rada, y la Duquesa de Béjar y Gándía. El marqués de Villapuente dotó al Fondo jesuítico para su desarrollo y financiación en 1717, con las siguientes Haciendas y Estancias: Hacienda de Nuestra Señora de los Dolores de Buzio, Hacienda de San José de Petigán, Estancia del Arbolillo o el Pino, Estancia de Luis Martín, Estancia de Teupa, Estancia de Buxa, Estancia de Coapa, Estancia de Huapango, Hacienda de Arroyozarco, Estancia de Las Palmillas, Estancia de Otodejee, todas ellas en las inmediaciones de la Ciudad de México y en las jurisdicciones de Jilotepec y San Juan del Rio.
"Más adelante (1735) y junto con la marquesa de las Torres de Rada, donó al Fondo Piadoso de forma irrevocable y para que fueran "permanentemente inalienables" las Haciendas de San Pedro de Ibarra, Hacienda del Torreón, Hacienda de las Golondrinas y tres "agostaderos" en el Nuevo Reino de León, que eran San Antonio de los Llanos, El Álamo (o los Álamos) y San Pedro Guadalcazar. Además aportó el Rancho de la Cañada de Santiago de Huautla, el Rancho de Santa María Magdalena, el Rancho de Santiago y el Rancho de San Luis de las Peras (datos de Ignacio del Río), así como fondos y depósitos en efectivo". (Wikipedia)
Es así como, la Hacienda de Ibarra, como se conoció a lo largo del siglo XIX, entra en propiedad de los Jesuitas usando el nombre de San Pedro Ibarra, pasaría el tiempo y ocurriría luego que el Rey, Carlos III ordenaría, mediante la Pragmática Sanción de 1767, la expulsión de los Jesuitas de todos los territorios de la Corona española, incluida en ella la Nueva España, la Hacienda de San Pedro Ibarra entraría en el sistema de Temporalidades.
"El virrey D. Fernando de Lancaster Noroña y Silva, que comenzó a gobernar en 1711, promovió las misiones de la Península con largas limosnas de su propio caudal y con otras que solicitó de sujetos poderosos de México, y por su testamento de 28 de Mayo de 1717, bajo el cual falleció, mandó darle cinco mil pesos para que se distribuyesen a disposición de los Jesuitas.
"Tales fueron los auxilios pecunarios con que contaban las misiones el año de 1716. Hasta entonces los caudales de las ya fundadas no habían sido entregados a la Compañía; los fundadores los conservaban en su poder y pagaban los réditos anuales, que comenzaron a correr para cada una desde la fecha de su establecimiento. De este modo era muy precaria la condición de las misiones, habiendo sucedido que la quiebra del rico mercader D. Juan Bautista López hiciera perder a una de ellas el capital con que debía quedar dotada.
"Por estas consideraciones el padre Salvatierra pidió y obtuvo en el año de 1717, licencia para recibir los capitales y emplearlos en fincas de campo, lo cual hizo por medio del padre Romano, procurador de las misiones. Esta licencia fue indispensable, porque la Compañía de Jesús era incapaz de adquirir bienes temporales, y fue otorgada a los misioneros de las Californias, en consideración a que eran buenos administradores y necesitaban poder disponer, en esta calidad, de los bienes con que contaban las misiones.
"Desde luego quedaron asegurados los bienes de las misiones como sigue: aunque por haver sido los compradores el padre José de Barba, rector del Colegio de San Gregorio y el procurador de las misiones de California, cada uno por el establecimiento que respectivamente le había dado su representación, no es posible saber qué parte de dichos terrenos correspondía a las segundas sobre los bienes en general del Colegio de Jesuitas San Ildefonso de Puebla, por $54,000; y quizá también sobre otros bienes y fincas, aunque no se tiene noticia de la especie de contratos que al efecto se hubiesen celebrado, no ha sido posible hallar oros instrumentos públicos o noticias de ellos, que las relativa a los que quedan indicados.
"Hasta el 8 de Julio de 1735, fue cuando la marquesa de las Torres de Rada y el marqués de Villapuente otorgaron escritura de donación de la hacienda de San Pedro de Ibarra y sus anexas a la Compañía de Jesús y a favor de las misiones que tenían a su cargo en la California, y de las que en adelante administrarán, no solamente de la Nueva España, sino también del "Universo Mundo" según lo dispusieran los Jesuitas, o llegada la vez de que dejasen la California.
"Tal fue el origen y constitución del Fondo Piadoso de las Californias que consistía 1º en Censos, 2º en Fincas, 3º en ganados y aperos de las mismas. (1)
Si no habías oído hablar sobre el Fondo Piadoso, te sugiero leer algo al respecto pues, luego de la expulsión de los Jesuitas de México y de la Junta de Temporalidades, que fue la administración de todos sus bienes hasta consumada la Independencia, el problema creció cuando la Alta California pasó a ser de los Estados Unidos y con ella, los recursos que el Fondo asignaba, al grado tal que la situación llegó al Tribunal Internacional de la Haya, y el gobierno de Porfirio Díaz tuviera que enfrentar el problema.
Fuente:
1.- Memoria que en cumplimiento del precepto constitucional presentó al Congreso de la Unión en el primer periodo de sus sesiones el C. Ignacio L. Vallarta, Secretario de Estado y del Despacho de Relaciones Exteriores. Imprenta de Gonzalo A. Esteva. México, 1878.
cual es la fuente del mapa de la hacienda? porque lo busque en la fuente citada al final del articulo en el siguiente enlace y no hay nada.
ResponderEliminarhttp://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1080043220/1080043220.html
La fuente del texto es, efectivamente esa Memoria, pero la del mapa es una foto que tomé del mapa que se exhibe en el Hotel Vergel de la Sierra, justo a la entrada, del lado derecho, antes de la Recepción, allí se localiza.
EliminarHola Benjamin. Interesante la información de la hacienda de Ibarra, yo he realizado un estudio de todas las haciendas del Fondo Piadoso entre ellas la de Ibarra. Anoto un dato. La hacienda Ibarra que perteneció a los Jesuitas fue quemada entre 1810 y 1811, imagino que las fotos que has tomado son las ruinas de la hacienda de Ibarra reconstruida en el siglo XIX. El mapa que presentas es de 1907 y el original se encuentra en la Mapoteca Manuel Orozco y berra de la ciudad de México, la imagen que presentas debe ser una copia u otro original, tiene un sello de la compañía de Jesús que no corresponde ya que el mapa es de 1907, la hacienda dejo de pertenecer a la Compañía en 1767. Saludos.
EliminarMe llamo Jose Humberto Gutierrez Salas..Soy de Matamoros ,Tamaulipas..Mi abuelo se llamó Lucio Salas Garcia,nació en esta hacienda en 1886,sus padres fueron Meliton Salas y Teresa Garcia ,sus abuelos paternos fueron Emeterio Salas Lopez y Gabriela Luna..Sus bisabuelos paternos ,fueron,Valentin Salas y Agapita Lopez..Todas estas personas nacieron en la hacienda de Ibarra...Hay una tradición familiar ,que menciona que uno de nuestros ancestros era indio y su apellido originalmente ,era Zapata y que durante una guerra con los indios ,sus padres murieron y que un sacerdote ,lo recogió ,le puso el apellido de él,lo crio y lo educó,hasta que se casó..He hecho investigaciónes de mis ancestros y tengo informacion que de los nombres de los hermanos del padre de mi abuelo y tal vez sus descendientes vivan en Ocampo..Me gustaria saber los nombres de los frailes que vivieron ahi antes de la Independencia,hasta la partida de los frailes...Me gustaria contactarme con alguno de los descendientes de Pedro,Jose Crispin,Maria Petra y Jose Doroteo Salas Luna,hiojos de Emeterio Salas Lopez,(mi tatarabuelo).
ResponderEliminarMe gustaria saber si hay algun familia de la hacienda el ibarra de mi abuelo JULIAN SERVIN PALACIOS y hai nacio mi madre antonia servon mendez
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