Esta historia se origina muchos siglos atrás, en el siglo XIII, cuando el veneciano Marco Polo hace ese gran viaje que lo lleva a descubrir China, que él llamó Catay. En su camino al entrar en lo que hoy es Mongolia pasa por una zona desconocida que nombra Aniu Regnum, al difundirse su libro de viajes la menciona como Anián y se vuelve el punto de referencia como una zona de riquezas.
Luego del descubrimiento del Nuevo Mundo, los Europeos que pensaban haber llegado al Oriente, se dan cuenta de que el mundo es redondo y que hay un nuevo continente, al que nombran América. De allí continúa el mito que se vuelve obsesión por encontrar el estrecho de Anián, el que conecta a la Mar Océano (el Atlántico) con la Mar del Sur (el Pacífico) y de ese modo acortar la distancia de los reinos ya conquistados en las Filipinas y la península Ibérica.
Hernán Crtés había ya conquistado la Gran Tenochtitlán, había hecho su viaje costero con rumbo norte y había tenido contacto con los Guaycuras, sabía de la existencia de placeres perleros en el Mar Bermejo. En 1539 pide a Francisco de Ulloa navegar más al norte aun, pues seguro estaba que llegarían al estrecho de Anián para pasar con facilidad a las legendarias tierras de las especies en la India y Catay.
Todo esto trae por consecuencia que se genere la idea de que California es una isla y que en la punta norte se ubicara el Estrecho de Anián.
La Biblioteca Virtual Cervantes nos ofrece parte del libro de Tomas Bartoli, Presencia hispánica en la costa noroeste de América. (1968) donde se podrán consultar más detalles sobre este tema. http://cvc.cervantes.es/obref/aih/pdf/03/aih_03_1_013.pdf
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