miércoles, 2 de diciembre de 2009

Dejando la Baja California Sur

Fue cosa de empacar una vez más, la cuenta la tengo ya perdida, Salamanca, Guadalajara, México, Cancún, Ixtapa, Loreto y ahora Los Cabos, un cambio más de domicilio, un cambio más de dirección, de rumbo, esta vez en el tiempo que se dice es el más pesado que se ha vivido. No lo sé, pero era hora ya de cambiar, de volver al lugar de origen y decidir si hago un cambio más o asentarme definitivamente en el lugar del que partí originalmente. Cajas eran como 70, kilos no tengo la menor idea, me traje lo que siempre me ha importado, los libros, las piedritas y mil recuerdos de las cosas que vengo acumulando desde hace muchos años, esas a las que nadie le ve valor pero que para mí son objetos codiciados.

Pensé que el viaje sería larguísimo y sí, lo fue. Recorrer cinco estados es prácticamente pasar por la mitad de la República, crucé el Mar de Cortés, pude ver la silueta de la Sierra de la Laguna en la parte que se aproxima al mar, los contrastes son fabulosos, las fotos no engañan, te dejo un par de ellas.



Y ya lo último que divisé fue la Isla del Espíritu Santo, a ella no pude llegar, tal vez nunca me animé, tuve la oportunidad pero, como ya te lo he dicho, no soy muy marino que digamos, siempre he preferido la tierra firme, no en balde soy tauro; luego se hizo de noche, el ferry venía a menos de la mitad de su capacidad, por lo tanto el cruce fue más rápido, cuando acordé estábamos ya desembarcando en Topolobampo.

Con las ganas que tengo de visitar con calma Sinaloa y, ahora que tuve la oportunidad de recorrerla de norte a sur fue de noche, así que mucho no pude ver, un café en Mochis y unos tacos luego de pasar por Mazatlán, Carlos, quien manejaba el autobús parecía inagotable y así lo fue, acabamos de cruzar Sinaloa y seguimos sin parar. El amanecer lo tuvimos ya en Nayarit, luego de bajar la sierra por Plan de Barrancas. Cañaverales cubiertos de neblina, luego un amanecer pausado, colorido, fresco… comenzaba el primer día, mi primer día en tierra firme.


Cruzamos Guadalajara con su ritmo de ciudad, por suerte era temprano aun, como quiera el transitar de vehículos era fuerte, rodeamos la ciudad, a lo lejos pude ver el nuevo estadio, bueno, eso supongo pues vi una vez la maqueta y creo es el mismo, luego ya del otro lado de la ciudad enfilamos por la autopista que va a Morelia.

El paisaje seguía cambiando, nos aproximábamos a tierra por demás conocida, cruzando ese cerro que se ve en la foto se llega al Bajío. En Yurécuaro salimos de la autopista para entrar por el sur de Guanajuato, justo en Santa Ana Pacueco, pasar por un lado de la que fue una de las haciendas más grandes de México fue, en buena medida, la bienvenida a casa. Y si, aquí estoy de vuelta, al Bajío, a Salamanca, al lugar en donde nací. Me espera una navidad luego de cuarenta años de no pasarla por aquí, sino atendiendo turistas y, ahora, un reencuentro con los orígenes y luego el 2010 y lo que venga, pues para eso decidí volver por acá.

6 comentarios:

  1. Estimado Benjamin como siempre un super relato, te lleva de la mano como si fuera yo la que estuviera haciendo el recorrido. Mis mejores deseos para ti, que tu tierra te de la bienvenida como lo mereces, un abrazo sabes que en estas tierras se te aprecia. Jacqueline

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  2. Desde este punto geografico que forma la mayor parte de el litoral mexicano te deseo muchas Felicidades Benjamin HOY y SIEMPRE por la decicion tan acertada de cargar con el baul de los recuerdos inmune a la mayor de las crisis.
    ATTE. el ultimo de tus amigos...
    David Lechuga Magallanes.

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  3. ¡¡¡ Buen Viaje y Buen Inicio de Año !!!
    Gracias por las fotos y los relatos...

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  4. Benja !!! gracias por compartir y dejarnos este legado tan importante y bello, fueron muchos o pocos los momentos pero sincereos y en momento justo, cuidate y que Dios te cuide y te bendiga ...............


    Cuando un amigo se va
    queda un espacio vacío,
    que no lo puede llenar
    la llegada de otro amigo.

    Cuando un amigo se va,
    queda un tizón encendido
    que no se puede apagar
    ni con las aguas de un río.

    Cuando un amigo se va,
    una estrella se ha perdido,
    la que ilumina el lugar
    donde hay un niño dormido.

    Cuando un amigo se va
    se detienen los caminos
    y se empieza a rebelar,
    el duende manso del vino.

    Cuando un amigo se va
    galopando su destino,
    empieza el alma a vibrar
    porque se llena de frío.

    Cuando un amigo se va,
    queda un terreno baldío
    que quiere el tiempo llenar
    con las piedras del hastío.

    Cuando un amigo se va,
    se queda un árbol caído
    que ya no vuelve a brotar
    porque el viento lo ha vencido.

    Cuando un amigo se va,
    queda un espacio vacío,
    que no lo puede llenar
    la llegada de otro amigo.

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  5. Hola estimado Benjamín, que en donde te encuentres la felicidad te cobije y los buenos amigos salgan a tu encuentro, es un placer leer tus notas ojalá no te olvides de nuestro Estado, que como pudiste ver tambien tiene sus encantos y siempre recibe con agrado a sus amigos, saludos y en horabuena.

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  6. Bejamin gracias por todo es un buen reportaje y muy interesante saludos para ti y tu familia muy lindo enberdad saludos a los hermanos banda que tambien son de salamanca gto. soy de CD. Manuel Doblado gto. pero vivo en Phoenix, Arizona desde ace 30 anos me dio mucho gusto mirar algo de mi mpio.
    gracias Tony Lara

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