lunes, 17 de octubre de 2011

Ex convento de San Juan Evangelista, Culhuacán, Iztapalapa.

De Culhuacán había oído apenas hablar de que había allí un pueblo y que quedaba por el rumbo del Metro Taxqueña, pero no tenía idea de su ubicación, mucho menos de lo que allí existe. Un día, un lector de este blog me comentó de su existencia y de lo interesante que era, me creó el interés por conocerlo, así que, ahora que tuve la oportunidad de ir a la ciudad de México, para allá me dirigí.

La idea de un recinto agustino en las cercanías del Centro Histórico, la que fuera la capital virreinal me pareció desde un principio interesante. Bien sabemos que la llegada de los agustinos en 1533 fue del tipo non grato tanto para franciscanos como para dominicos, luego de 45 días de "santo" recogimiento en el Convento Franciscano, el más grande en ese momento, casi los expulsaron y siguieron rumbo a lo que ahora es el Estado de Morelos, Ocuilan fue su asentamiento, esto en 1537. ¿Qué pasó de 1533 a 1537? lo desconozco.

Así pues, con el interés a cuestas, llegamos a la estación del Metro Taxqueña, de allí al enorme paradero de microbuses y a comenzar la pregunta de cuál es el que me lleva a Culhuacán. Si nunca has estado en uno de estos paraderos te diré que son tan grandes que letras le faltan al alfabeto, esto porque existe el paradero A, B, C, D, E, etc... por la R encontré el letrero que decía Culhuacán, pero resultó ser el que solo pasa cada hora, y se acaba de ir, así que, del otro lado de la transitadísima calle de Tasqueña, hay otro paradero, para allá me fui y sí, en efecto, me dejó un poco retirado, ya en el cerro de la Estrella, pero, preguntando, me fui enterando que hay un templo nuevo, que hay un cementerio y que hay un centro cultural. Y allí llegué.

El que fuera el templo del convento sufrió daños, quizá en un terremoto, queda solo esto que ves en la foto, por cierto, en este sitio no está permitido tomarlas, pero, siguiendo un patrón de honestidad, fui a la dirección les conté del Bable y me permitieron hacer las tomas pertinentes que ahora te comparto.

Aquí hay una cosa que me es imposible dejarla de pensar cada que visito uno de estos recintos. ¿Qué cantidad de gente se requirió para levantar tan monumentales edificios? Esto lo pienso en la base de que, para 1560, cuando los agustinos tienen ya 30 años en la Nueva España, ya habían levantado todos los monasterios que de su orden hay cercanos a los volcanes, ya habían levantado el de Malinalco, algunos de lo que hoy es el estado de Hidalgo; por el rumbo de Michoacán estaban ya en Huango y Cuitzeo, en Acolman también ya estaban asentados, estamos hablando de al menos 2o magníficos conventos en tan solo tres décadas.

Aquí en Culhuacán encontramos por un lado una muy laboriosa restauración y por el otro una característica única: este fue un convento que tuvo su propio puerto. Recordarás que la Gran Tenochtitlán se comunicaba por cuatro enormes y bien trazadas calzadas, el resto era por chinampa pues, al igual que Venecia, Tenochtitlán se levantó entre canales. Culhuacán estaba al sureste, era un pueblo tributario, en las faldas del Cerro de la Estrella, donde se realizaba la ceremonia del Fuego Nuevo, de la "atadura de los tiempos".

Además de encontrarse en las faldas del cerro, estaba en la ribera del lago de Texcoco, por lo tanto el modo de llegar de y hacia la ciudad de México era por canoa, para ello contaban con este puerto o, si lo quieres decir más atinadamente: embarcadero, el cual, se recrea en el área de jardines del recinto.

Son pocas pero excepcionales las pinturas que hay en los muros en la parte alta. En la foto vemos una escena de la Adoración de los Reyes y a la izquierda un San Juan de Sahagún, uno de los santos beatificados y canonizados en pleno auge evangelizador en la Nueva España, esto lo digo debido a que es San Juan de Sahagún fue beatificado en 1601 y canonizado en 1691, consecuentemente la decoración de los muros del convento agustino de Culhuacán fue mucho después de su fundación...

Algo que me sorprende mucho al caminar por estos pasillos es ver, además de ésta calidad de retratos, es el colorido que en algunos de ellos hay. Lo viste ya en una fotografía anterior, en donde se ve una escena en donde destaca un azul bastante bien logrado...

Aquí notamos que, al igual que el recinto agustino levantado en Salamanca, Guanajuato, tanto la fachada como el claustro son muy sencillos en sus decorados, pero al ver el trabajo de ornamentación que realizaron en los muros, notamos ese equilibrio que nos lleva casi, casi a la perfección. Sigamos conociéndolo...


Fíjate bien como aquí, los arqueólogos y restauradores mantuvieron el patrón de colocar piedritas entre las piedras y canteras de la construcción, para indicarnos que ha sido restaurada.



En el arco de la puerta se nota ese trabajo de pintura tan usado, simulando como si estuviera recubierto de madera, en formas claramente mudéjares. Presencia medieval, definitivamente.





Esta es la recreación del antiguo embarcadero.

En esta barda perimetal vemos como algunas de las piedras que formaron en su momento parte de los muros del convento fueron aprovechadas. Lo que se ve al fondo, en amarillo, es parte de los trabajos de la nueva línea del Metro, la llamada Línea Dorada.

Pura paz y tranquilidad dentro del recinto agustino es lo que respira... lástima que...

que tengamos que enfrentarnos una vez más al monstruo urbano...

2 comentarios:

  1. Asi es en ese hermoso convento se respira una gran paz y tranquilidad que no te quisieras ni salir de ahí....ami me encantó cuando lo visité....

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  2. Hermoso lugar y afortunadamente poco conocido y visitado lo que permite disfrutarlo sin aglomeraciones pero principalmente sin ambulantes, los cuales fueron retirados hace más de un año. Muy recomendable.

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