Una de las razones que he tenido para no publicar el "cacareado" libro que desde hace meses consume mi tiempo es que sigo encontrando más y más datos que por un lado me dan respuestas y por el otro me crean más y más dudas. Esto me obliga a "remendar" ciertos capítulos y a leer más sobre un tema específico, uno de ellos es acerca de las Cofradías pues recién dí con un documento que nos dice de la creación de una y como se fue desarrollando, da un elenco de cofrades que son la crema y nata de la sociedad salmantina del siglo XVIII y nos hace imaginar cómo eran sus fiestas patronales. Es así que hoy compartiré algunos datos sobre estas asociaciones que nos harán entender un poco más los usos y costumbres de entonces:
Quedaba asentado también en las constituciones, que debían tener un arca en que se guardarían las limosnas y libros de asentamiento, constitución y administración de la cofradía, y que dicha arca debía tener tres llaves, una de las cuales tendría el rector, otra el mayordomo y la tercera uno de los diputados, los que se hacían responsables del control administrativo.
Además, estos representantes eran los responsables de cuidar los bienes muebles de la cofradía dedicados al culto divino, como los adornos del altar o de la capilla. Éstos se guardaban en un cajón de madera que se depositaba en la sacristía de la iglesia, convento o capilla donde radicase la cofradía. Allí se depositaban las insignias, banderas, estandartes y ornamentos de las procesiones.
Aparte de las solemnes procesiones del Jueves y Viernes Santo, las cofradías celebraban otras festividades: Resurrección del Señor, Corpus Christi, Santísima Trinidad y otros días santos del calendario cristianos. La ceremonia anual más importante, era naturalmente la fiesta titular dedicada al santo patrono y ésta se llevaba a efecto en la capilla o altar en que se encontraba establecido el santo de su devoción. En dicho día se celebraban misas, ceremonias y procesiones en las que los cofrades participaban llevando al frente el estandarte o imagen del santo de su cofradía. [...]
Estas ceremonias religiosas eran complementadas con diversiones populares y alegres como danzas y juegos pirotécnicos, y algunas veces había corridas de toros y comida." Las cofradías participaban también en las procesiones generales del pueblo, el día en que se festejaba al santo patrono del lugar, y en él tomaban parte todas las instituciones eclesiásticas establecidas, llevando en la procesión a sus santos titulares y a patronos de las capillas, cofradías, hermandades, terceras órdenes y sagradas comunidades. En ellas los miembros de cada una de estas instituciones portaban sus insignias, estandartes, cruces, ciriales y «Tas encendidas.- "Al frente de ellos iban sus diputados, mayordomos y rectores quienes vestían sus magníficas túnicas y capas elegantes; cada institución iba formada de acuerdo con la antigüedad de su fundación. En estas procesiones generales participaban todas las instituciones eclesiásticas del pueblo o ciudad, v no fueron del todo ordenadas como se esperaba, pues algunas veces sucedían discrepancias entre una institución y otra por el lugar que debía ocupar, de acuerdo a la antigüedad de su fundación. Un ejemplo clan)lo encontramos en una protreta hecha en 1632, por las cofradías de la Anunciara y Circuncisión, de indios, en contra de las cofradías de San Nicolás Tolentino, de mulatos y de la Santa Veracruz, de negros. Los negros y los mulatos habían desplazado a los indios del lugar en que les correspondía; y estos últimos pedían a las autoridades eclesiásticas que resolvieran su caso argumentando que "... con licencia de los dichos señores obispos y provisores de la ciudad de México han sacado túnicas y pendones y otras insignias propicias... agora algunas cofradías más modernas en fundación como en el uso de túnicas e insignias se nos quieren anteponer en lugar de procedemos y contra todo derecho nos han quitado algunas veces nuestros lugares; hemos cedido para evitar el escándalo público, de lo contrario se podía dar si hubiéramos hecho resistencia".
Este caso fue resuelto hasta el año de 1637, o sea cinco años después, cuando el provisor y vicario general del Arzobispado de México, al revisar y comparar los expedientes, concedió el lugar correspondiente a las cofradías de la Anunciata y Circuncisión, desplazadas sin motivo alguno".
Martínez Domínguez, Héctor. Las Cofradías en Nueva España. Universidad Veracruzana. Para ver el texto completo, entra aquí.
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