Eran los tiempos del "mátalos en caliente", Porfirio Diaz iba por su cuarta reelección del que podemos considerar el segundo periodo, considerando que luego de Tuxtepec fue electo como presidente, vendría luego la presidencia de su compadre, Manuel González, de 1880 a 1884; es así que en 1896 aparece el semanario El Centinela, el cual, en uno de sus primeros números, que no logro saber cuál es dado que no tuve la precaución de desdoblar la esquina en donde aparece, y que fue publicado el 12 de septiembre de 1896, se incluyó un artículo en la primera plana, que no era el cabecero, en el que se hace una sana crítica a lo que era el Gobierno de Díaz que ya se manifestaba claramente como dictadura. Curioso ver la felicitación por el cumpleaños del Señor Presidente justo arriba de la crítica:
No hay oposición en México. Su Gobierno la necesita, la ambiciona, la desea.
Comenzar nuestros trabajos con opiniones de semejante naturaleza, en verdad que es hacer más espinoso el camino que nos hemos trazado en la prensa y que hoy venimos a inaugurar.
Hablase de oposición en estos tiempos, es a no dudarlo tocar el imposible, y decimos imposible porque tenemos experiencia de lo que dicha oposición ha venido por ser en México en lo que se ha convertido y lo que se ha hecho de ella, conclusión que no existe, que no se tiene y que con esto nos hacemos un grandísimo mal, puesto que todo gobierno democrático deja de serlo desde el momento que hay absolutismo en él, desde que ese Gobierno es gran Señor a quien una sola palabra no se le dice, a quien se le deja obrar tan libre en todo, que no hay una sola pluma que le diga “tu has hecho mal a nuestro juicio es tal cosa cuando por esta o aquella razón debiste hacer tal otra, una sola pluma que a este Gobierno le objete sus disposiciones y cuando esto hace es con groserías, con irresponsabilidades que siempre deben tener por resultado como tienen no un acatamiento a la indicación como se debía sino una prisión a sus autores a la verdad merecida, porque si bien es admitido el derecho de hacer oposición a un Gobierno, en cambio no lo es el de faltarle al respeto, y justo es convenir en que una cosa es hacer la oposición y otra es el espíritu de ofender a la sombra de ésta, otra es satisfacer a determinadas miras, odios y revanchas que nada tienen de oposición y mucho sí de punibles.
¿Y cuando el principio que nos ocupa se haya en el estado que todos conocen y que acabamos de referir cuando se le ha corrompido hasta el extremo de nulificarlo, podremos nosotros decir algo de esto cuando nuestra insuficiencia no espera ello? ¡Imposible hacerlo! Y solo si demostrar la necesidad que a nuestro juicio se tiene de un periódico o periódicos caballerosos que con todo respeto le hagan oposición al Gobierno del Sr. Gral. Díaz, ciertos y seguros de que este mismo Sr. la ambiciona y desea con ansiedad, desea un colaborador en sus arduas empresas, un consejero, un amigo, pero antes que no en todos apruebe sus opiniones que al fin y al cabo, por sabias que sean, deben tener un algo que se llame necesidad de otra opinión, recordando aquello de que no se mira con un ojo lo que se mira con dos.
Está bien que el Sr. Gral. Díaz se baste para todo, que su inteligencia y práctica sean suficientes para cuando se diga buena administración, pero cuanto mejor sería que a sus sabias opiniones se adunaran algunas otras, siempre que en ellas hubiera buena fe, buena intención y un firma propósito de coadyuvar de alguna manera al perfeccionamiento determinadas empresas, determinados fines.
El mismo Sr. Gral. Díaz, estamos seguros que recibiría muy bien un periódico que con todo respeto le hiciera notar alguna o algunas faltas que se notaron en su administración lo leería con gusto se persignaría con él si por, en suma, lo vería cono el mejor diario, vería en sus redactores unos verdaderos ciudadanos, unos patriotas que ambicionaban la tranquilidad y bienestar del pueblo.
Es que desgraciadamente no hay en México un solo periódico de este tipo, ni tenemos siquiera la idea de lo que es verdadera oposición.
En cambio tenemos un Monitor disque Republicano que es el Rey de la oposición según él, tenemos también un tiempo, en fin, algo como con ribetes pero no se diga que de oposición y sí de irrespetuosidades y vergonzosas groserías sobre todo en el primero.
De ahí que si un gobernante se enseñorea, si se entrega al absolutismo sin ocuparse de nadie es porque nadie se ocupa de él en la forma debida, en forma que debanda su categoría.
Debemos pues convencernos los que escribimos, de que no es la culpa del Sr. Gral. Díaz al hablarse y responderse solo en todos sus actos, es de nosotros, puesto que no lo hemos educado a la moderna, y sí lo hemos querido hacer poniendo en práctica aquello de que la letra con sangre entra y de ahí que la criada nos ha salido respondona.
Curiosa me parece la forma de concluir el artículo, usando una perla de la refranería mexicana: "la criada nos ha salido respondona", casi lo mismo a "los pájaros tirando a las escopetas" o, más aun: "las gallinas de abajo cagando a las de arriba".
Fuente:
El Centinela, 12 de Septiembre de 1896. Año I. Núm. ? México. Director G. Castillo Urizar.
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