viernes, 22 de diciembre de 2017

En Caminos Reales: Un antiguo mesón en Jaripitío.

   Este día comparto con mucho gusto un enriquecedor texto que nos explica puntualmente lo que eran los sistemas de hospedaje establecidos en la Nueva España y que siguieron a lo largo del siglo XIX ofreciendo sus servicios.

  "La necesidad de establecer sitios de alojamiento, albergue y descanso a través de la historia de la humanidad, surgió una vez que el fortalecimiento de las actividades económicas de una sociedad propiciara el tránsito de personas de un lugar a otro. El comercio fue la principal causa de la movilidad física, territorial y marítima.

 De acuerdo a la cultura, a la geografía y a la época los servicios de hospedaje para los viajeros fueron rudimentarios o confortables. Las propias construcciones de uso habitacional se condicionaron para formar sitios de descanso, algunas dirigidas sin fines de lucro, pero en su mayoría estuvieron dirigidas al ofrecimiento del servicio remunerado. Desde la antigüedad y por varios siglos posteriores, las instituciones religiosas (monasterios, órdenes religiosas, etc.) llegaron a dar espacios de alojamiento a las personas que así lo necesitaron sin la exigencia de un pago.

  El desarrollo de los establecimientos de descanso fue creciendo paulatinamente. Así por ejemplo, en el medio oriente, llegaron a utilizarse las caravanas, instalaciones localizadas a lo largo del las rutas comerciales donde se podía descansar, comer, formalizándose más tarde como sitios de hospedaje. Ya con el resurgimiento de la cultura occidental, a finales de la edad media aparecieron los primeros mesones o ventas.

  Se refiere a mesón, como la casa pública, sitio de alojamiento con fines lucrativos, ubicado dentro de las poblaciones para ofrecer alimentos bebidas, albergues de viajeros, caballerías y carruajes. El establecimiento de las ventas se dio en el mismo sentido del servicio de hospedaje que tuvieron los mesones, solo con la diferencia que ésta se ubicaron fuera de los centros de población o bien sobre los caminos principales.

 En nuestro país, la historia de los sitios de hospedaje inició con la tradición prehispánica de los Coacallis, que eran espacios de descanso ofrecidos de manera gratuita para los caminantes que transitaban largos caminos. Con la llegada de la cultura española, la construcción de las estancias para el alojamiento de viajeros adquirió más arraigo en el servicio público de la estadía. En la época virreinal la aparición de mesones y ventas a lo largo de pueblos, villas y ciudades fue relevante, al ser estos sitios los únicos establecimientos de alojamiento.

 Su funcionamiento estuvo debidamente reglamentado bajo las disposiciones españolas del momento. Los primeros permisos otorgados a pobladores y conquistadores fueron dados por la corona española. El movimiento de personas de un lugar a otro, motivado por diversos factores (conquista, comercio, minería, motivaciones religiosas) dio impulso al surgimiento y sostenimiento de mesones y ventas.

  En 1526 se establece el primer arancel para la operatividad del funcionamiento de los mesones en la capital, cuyas disposiciones, entre otras cosas, determinaban que estos ofrecieran buena comida, incluso vino, cuartos para dormir con cama y ropa limpia; y que dicha tarifa se tuviera a la vista del público, so pena de una multa de 20 pesos de oro, que se destinaría la mitad para obras públicas y la otra mitad para el juez y denunciantes.

  Actualmente, en la revisión documental de archivos, se pueden encontrar permisos en la apertura de mesones y ventas, concretamente cerca de los caminos principales del conocido Camino Real (conocido para la época como la ruta principal del tránsito de carruajes y personas, construida por la corona española), así como dentro de las poblaciones que conformaron el territorio novohispano. Algunos de estos sitios de descanso perduraron hasta el siglo XIX y principios del XX, pese a que muchas veces ofrecieron servicios poco confortables. Ya con el transcurrir del tiempo, nuevos factores sociales, culturales, económicos y políticos motivaron el cambio; la construcción de las estancias de hospedaje cambió, los servicios, la denominación, etc. El desarrollo de las comunicaciones, la apertura de carreteras y el uso del ferrocarril fortalecieron la apertura de los hoteles, borrando poco a poco la utilidad de los antiguos mesones y ventas.

  Los mesones y venta se construyeron de un solo nivel. Se conformaban generalmente de varios espacios, los primordiales fueron los cuartos para el alojamiento de las personas, caballerizas y bebederos para los animales de transporte y carga. Hasta la fecha, podemos apreciar algunos restos de mesones y con ello evidenciar el funcionamiento que tuvieron en el pasado. En la región del estado de Guanajuato varios fueron los mesones establecidos, como lo fue el Mesón de Guadalupe en Jaripitío del cual compartiré en las siguientes líneas datos interesantes recién encontrados en un fondo documental del Archivo Histórico de Irapuato y los recabados en la memoria local del pueblo.

Fuente:

Vázquez Mendiola, Dulce. En Caminos Reales: Un antiguo mesón en Jaripitío. Boletín No. 17. Archivo Histórico de Irapuato, No. 17, Diciembre, 2017

1 comentario:

  1. Hola Benjamin, encontre algunos comentarios sobre hotelería en México en el siglo XIX:
    Libro. Viajes en México, crónicas extranjeras
    Selección, traducción e introducción de Margo Glantz
    México 1982
    Edición. Fondo de Cultura Económica
    Tomo II

    Mathieu de Fossey
    De Veracruz a México
    Pág.333
    No hay hoteles en Alvarado y no existe siquiera, como en los pueblecillos indios, el recurso de la casa común.

    Pág. 345
    Un Hotel se llama en México mesón (sic); es el caravanserrallo del oriente. Hay varios cuerpos de un solo piso, y los cuartos, sin comunicación entre sí, reciben aire y luz por una sola puerta que da al patio. Estas cámaras están amuebladas con un banco, una mesa y dos tablas de pino que simulan una cama.

    Pág. 346
    Cuando las ciudades o las aldeas están alejadas las unas de las otras por más de una jornada de viaje, se encuentran en el camino algunos albergues aislados que reciben el nombre de ventas (sic).

    Pág. 348
    MI alcoba estaba amueblada con dos sillas, una mesa y un catre de campaña; era mucho encontrar en un hotel algo más que una banca de madera. Hasta 1828 no se conoció en México otro lecho de viaje que las armas de agua y el sarape. Pero llegaron los franceses introduciendo las comodidades de la vida en las carreteras más frecuentadas y en las ciudades principales.

    Saludos cordiales

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