Las mercaderías que llegaban a Nueva España venían, en el caso de Veracruz, de Europa... por Acapulco llegaban las del Oriente a través de la célebre Nao de China que, más bien era el Galeón de Filipinas. En Acapulco ocurría una feria en la que se comerciaba todo aquello que del oriente llegaba y, dadas las condiciones de riesgo (insalubridad) que había en el puerto de Veracruz, la feria correspondiente se hacía en Xalapa.
La curiosidad de saber cuáles eran esas mercaderías que venían de Cádiz o de Sevilla la satisfacemos al leer una interesante compilación que Manuel Carrera Stampa publica en su artículo Las ferias novohispanas. A continuación el listado, en el caso de cosas que me son desconocidas doy el enlace para saber de que se trataba:
—Los principales eran: lienzos, tafetanes, holandillas, hilos, calcetas, cintas de hilo, medias de estambre y de seda, mantos, sedas, encajes de seda y blancos, encajes de oro, galón de oro, sombreros, papel, libros, armas, acero, hierro, clavazón, bigornias para herrerías, planchuelas, serrotes, sierras, escoplos, barrenas de escora y alfarjía, picos, cinceles, cuchillos, gubias, escodas, formones, limas, azuelas, yunques, martillos de fragua y peña, escalfadores, navajas, palmatorias, candelabros, cafeteras, tijeras, azafates de azófar, botones, peines y barajas. Entre los alimentos: jamones, chorizos de roja y chacina, quesos parmesano y abadejo, aceite de oliva y de linaza, vinagre, aguardientes, aceitunas, avellanas, nueces, almendras, especias, sardinas, arenques y bacalao; medias pipas, pipas enteras y cuarterolas de vinos tintos y jereces, aloques y málagas.
Otros géneros eran: azulejos de Talavera de la Reina y de Sevilla, aguas de olor y de colonia, jabones y aceites aromáticos de tocador, bretañas, ruanes, bramantes crudos, velillos de erespón y crepones, lienzos de Flandes, lino, panas acolchadas y medio acolchadas, mahones, cambayas, jergas y jerguetillas, sargas de lana, paños y medios paños, marsellas de color, coquillo blanco, carrancíanes de la India, alemaniscos de algodón, mantilletas y encajes de Flandes, blonda francesa, zarazas anchas y angostas, pana, batista de Madrás y de Balazor, merlines, gran cantidad de pañuelos de cambray, enrejillados, bordados, de muselina con floreados, medias y calzas de punto de algodón y de seda, brin, estopillas y cañamazo...
A cambio de lo anterior, las flotas se llevaban productos agrícolas y metalúrgicos propios de la Nueva España, entre otros: añil, grana cochinilla; café, tabaco en rama y torcido, cacao en semilla y molido, azúcar, vainilla, palo campeche, henequén, ixtle, algodón en rama, bayetas y bayetones de Puebla, Tlaxcala y Querétaro, sarapes, bayetas y jergas de Saltillo y San Luis Potosí, plata y oro amonedado y en barras, vajillas de plata y artículos traídos por la nao de la China, como especias, cerámica, textiles, baratijas y muebles asiáticos, ya sea que hubieran sido encargados por los comerciantes de La Habana y de la Península, o bien que hubieran sobrado de los pedidos hechos en México.
Fuente:
Carrera Stampa, Manuel. Las ferias novohispanas. El Colegio de México. Vol. 2, No. 3. Puedes leer el artículo completo aquí.
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