Esta vez haré un coctel un poco extraño, más bien antagónico, en el sentido de que las fotos que hoy comparto forman parte de la serie "Visto por El Bable" y el texto es lo publicado en 1901 por John R. Southworth en su libro Oaxaca Ilustrada.
A pesar de ser tan numerosas y variadas las leyendas y tradiciones que existen acerca del origen de muchas ciudades mexicanas, con la ciudad de Oaxaca se da el caso raro de que no se conserva memoria alguna auténtica relativa á su fundación.
Está fuera de duda, sin embargo, que mucho antes de la invasión de los españoles, Oaxaca era en todo el rigor de la palabra una ciudad de importancia. En 1486, durante el reinado del Emperador Ahuizotl, fue enviado ahí un destacamento de soldados mexicanos para observar los movimientos del Rey Zapoteca Zachila III, quien llamó á este sitio Huaxyacac, que significa "en la nariz de los guajes”.
El guaje es un árbol que abunda mucho en el valle y que les era muy útil á los nativos por su fruto y su madera. Los Zapotecas designaban á Oaxaca con el nombre de Luhulaa "lugar de guajes”. Los Mixtecas la llamban "Nuhundua", "tierra de los guajes" los Chinantecos Nicuhui "en el lugar de los guajes", los Mixes Huac Huim" á la vista de los guajes". Los Mazatecos Naxhintze "monte de guajes" y los Chochos Cuchaa "asiento de la autoridad".
Fue ocupad a por los españoles el año de 1521, quienes la llamaron Antequera recibiendo el 14 de Septiembre de 1526, el título español de "Villa." En 1532, el Emperador Carlos V de España constituyó á Oaxaca en ciudad por medio de real cédula. Dos años después el Papa Pablo III expidió una bula creando la diócesis de Oaxaca, que fue una de las primeras establecidas en México. Últimamente, por decreto de 10 de Octubre de 1872, recibió el nombre de Oaxaca de Juárez para glorificar la memoria de Benito Juárez, el libertador de México. Esta ciudad tiene el orgullo de haber sido la cuna de hombres tan eminentes como el General Porfirio Díaz, Presidente de la República, el hacendista Lic. Manuel Dublán, el notable diplomático y actual ministro de Relaciones Extranjeras Lic. Ignacio Mariscal, el hábil estadista y reciente embajador de México en los Estados Unidos y muchas otras personalidades, soldados y patriotas distinguidos.
La ciudad de Oaxaca se encuentra en medio de un hermoso y fértil valle, en una posición tal que doquier a que se dirija la vista se descubren panoramas recortados por majestuosas y pintorescas cadenas de montañas. Al norte, se destaca la imponente cima de San Felipe del Agua, al oeste, los montes del Crestón y del Fortín, hacia el sur el Albán y al este la colina de San Antonio de la Cal. Los ríos Atoyac y Jalatlaco, atraviesan la ciudad, continuando después su curso por el hermoso valle de Oaxaca.
Está situado Oaxaca á unas 288 millas el sudeste de la Capital y cubre una superficie de 2,000 hectáreas. El último censo practicado en 1900 marca una población de 30,186 habitantes para la ciudad y de 33,510 para las villas inmediatas. Colocada á 5067 pies sobre el nivel del mar disfruta de un clima inmejorable en todas las estaciones del año, variando la temperatura muy poco tanto en invierno como en verano y siendo todas las noches del año de una frescura muy agradable.
Es bastante plana esta ciudad y puede compararse con Washington (Estados Unidos de América) por lo que respecta á la regularidad de sus calles, que se hallan también bien pavimentadas y ordenadas. El sistema de drenaje no ha adquirido aún la perfección de que es susceptible, pero se están haciendo grandes mejoras en este sentido bajo la inteligente y activa dirección del Señor Zorrilla, Presidente del Ayuntamiento, que no dejarán nada que desear en breve.
El agua de que se surte la ciudad está suministrada por los acueductos, uno que procede de la aldea de San Felipe del agua, de 3 millas de longitud y que fue construido en 1755, el otro de 6 millas de largo, que viene de la aldea de San Andrés Huayápam y que fue construido por el gobierno del estado en 1880. Proporcionan estos acueductos el agua de 40 fuentes públicas, de los edificios del gobierno y de muchas casas particulares. La policía de Oaxaca es un cuerpo disciplinado, cuyos individuos cumplen sus deberes con inteligencia y actividad. Toda la ciudad está alumbrada por medio de la electricidad, lo mismo que muchas casas de comercio y habitaciones particulares.
El estilo general de la arquitectura de la ciudad es el antiguo español, habiéndose seguido construyendo en ese estilo de lo que resulta que los nuevos edificios, levantados en la última década están en perfecta armonía con los antiguos. Los más notables son el Palacio del Gobierno del Estado, El Palacio de Justicia, el Palacio Municipal, el Palacio Federal, el Museo, el Instituto de Ciencias y Artes, del que fue rector el inmortal Juárez, la Escuela Normal para Profesores, el Hospital, el Hospital de Beneficencia y el Panteón Municipal.
Cambios muy satisfactorios se han verificado en México, durante los últimos diez años, en la cuestión de la educación y habiéndose colocado Oaxaca de lleno en la nueva corriente, sus escuelas actualmente pueden compararse con las de cualquiera otro Estado de la República. En todos los distritos hay escuelas sostenidas por el gobierno y las numerosas instituciones educativas que existen en la ciudad demuestran el progreso alcanzado en materia de Instrucción Pública.
Grandes alabanzas merece el especial cuidado puesto siempre por Oaxaca en el mantenimiento de sus instituciones de beneficencia; muchas organizaciones antiguas de estas subsisten aún, y á la vez otras nuevas se han establecido para remediar las necesidades de los necesitados. Las iglesias de Oaxaca son extremadamente interesantes, ya consideradas históricamente, ya estudiadas en el estilo arquitectónico de sus ornamentos.
La reconstrucción de la Catedral de Oaxaca, fundada en 1553, fue iniciada por el Padre Angel Maldonado en 1701 y concluida por el Obispo Santiago Calderón quien se hizo cargo de ella en 1730. La decoración exterior es de gran belleza, haciendo un hermoso contraste con la piedra gris de que está hecho el edificio los bajos-relieves de mármol que lo adornan. San Juan de Dios, primer a iglesia de Oaxaca, fue fundada por Fray Bartolomé de Olmedo el 25 de Abril de 1532. Son también notables la iglesia de Santo Domingo fundada en 1575, la Soledad en 1582, el Carmen Bajo en 1544, San Cosme en 1576, San Francisco en 1592, Las Meñes en 1581, La Merced en 1570, La Compañía en 1570. San Felipe en 1633 el Carmen Alto en 1679, Guadalupe en 1686 y San Agustín en 1699.
Uno de los muchos característicos encantos de la ciudad de Oaxaca, son sus numerosos jardines y plazas situados en distintos sitios de la ciudad. Digno de mención especial es el hermoso jardín del Zócalo, que le sirve de adorno á la Plaza de Armas, formado de plantas tropicales y semi-tropicales y de árboles propios de esa región. La ciudad se halla también hermoseada por su Paseo y los parques de Guadalupe, San Francisco, Netzahualcóyotl y Constitución, todos los cuales son del mejor gusto y proporcionan á los oaxaqueños sitios de recreación del carácter más agradable. Las bandas de los regimientos de la Guardia Nacional Federal estacionados en Oaxaca, se turnan para proporcionar tres veces á la semana espléndidas audiciones musicales á los ciudadanos y los Domingos tocan en la mañana, tarde y noche.
Las facilidades de comunicación y transporte que existen en esta ciudad son enteramente satisfactorias. El Ferrocarril Mexicano del Sur tiene diariamente un servicio de trenes directo á Puebla, en cuyo punto hay comunicación por medio de los Ferrocarriles Mexicano é Interoceánico par a todas parte s de la República. El Ferrocarril de Oaxaca y Ejutla tiene diariamente un servicio de trenes á Ocotlán, centro del distrito minero de Taviche. Esta línea se está extendiendo á Ejutla, el distrito productor de plata y cobre y pasa en su curso por el distrito de San Martín.
En cuanto á los mercados, la ciudad de Oaxaca se encuentra bien provista, y una visita manifiesta no solamente muchos de los característicos de los indios sino también una vasta provisión de todos los productos del país. Toda clase de efectos se hallan de venta y con especialidad abundan las legumbres, frutas y flores de todas clases.
En la década pasada ha habido un gran desarrollo del comercio é industrias de la ciudad habiéndose establecido además de sus fábricas de zapatos, puros, cigarros, azúcar, pólvora, hoja de palma, sombreros, etc., otras muchas industrias. Las empresas mineras, negociaciones agrícolas, y el creciente número de casas de comercio y residencias particulares, Todo indica que el despertar de Oaxaca ha tenido lugar y de que ya se encuentra en condición de tomar el lugar que le corresponde como uno de los centros comerciales é industriales más importantes de la República Mexicana.
Fuente:
Soutworth, John R. Oaxaca Ilustrado. Blacke & Mckenzie, Liverpool, 190, pp. 19-23
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