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miércoles, 15 de agosto de 2018

Una descripción de Silao, Guanajuato, de 1892

 Nos hallamos de regreso en Irapuato, listos para continuar nuestro viaje al Norte. Después de recorrer el tren unos 29 kilómetros más llega á Silao, estación del desayuno para los pasajeros que van rumbo á El Paso, y estación de la cena para los que se dirigen á México. Es también este el punto de donde parte el ramal que la compañía del Ferrocarril Central Mexicano ha construido á la importante ciudad de Guanajuato.

  Hay dos trenes diarios de Silao á Guanajuato: uno parte á las 8:15 de la mañana, después de la llegada del tren de México á El Paso y del de León á México; el otro parte á las 7:15 de la noche, después de la llegada del tren de El Paso á México y del de México á León. Los trenes del Central Mexicano que van para Guanajuato llegan solo hasta la estación de Marfil, que dista de Silao 18 kilómetros. De Marfil á Guanajuato ha y 5 kilómetros más, distancia que se recorre en tranvías movidos por tres pares de muías. Los boletos de pasaje del ferrocarril incluyen el viaje en estos tranvías hasta la estación de El Cantador: de aquí en adelante y hasta el Jardín de la Unión, ó sea el centro de la población, se cobran 5 cvos, más de pasaje, y de 10 á 25 cvos, por cada bulto de equipaje. En la estación de Marfil se encuentran cargadores que ofrecen hacerse cargo de los equipajes: no es prudente ocupar á aquellos que no son cargadores de número, á no ser que los tenga uno siempre á la vista. Ha y dos precios de pasaje desde Silao hasta el paseo del Cantador y son de 75 cvos, en primera y 50 cvos, en segunda. Del paseo del Cantador hasta el centro de la ciudad, se cobran 10 cvos, en el mismo tranvía.

  Silao, según datos que consultamos, se fundó en 1553, no habiendo sido otra cosa hasta esa fecha que una pequeña aldea de indios chichimecas. Hay una planta medicinal muy abundante en este lugar la cual se llama Silao, y á esta, se dice, debe la población el nombre que lleva. Fue elevada al rango de ciudad en Junio 15 de 1861, y el número de sus habitantes es de 22,000.

 Los principales hoteles de la población son los siguientes:

Hotel St. Julien.- Este es el más inmediato á la estación: tiene cuartos aseados y buen servicio de mesa. Hospedaje completo, $2 al día. Comidas solamente, 50 cvos, cada una;

Gran Hotel Rendón.- Situado también cerca de la estación. Precios, de $2 á 3 al día, hospedaje completo. Hay baños, á 25 evos.

Hotel California.- Situado dos cuadras más distante de la estación que los últimos dos. Precios: hospedaje completo, de $1.25 á $150 al día; cuartos solos, 50 á 75 cvos.

Casa de Huéspedes.- En la calle del Conejo, N" 12. Es la única en el centro de la ciudad. Se cobran 50 cvos, por cuarto y 37 cvos, por comidas de 5 platillos, y se sirve además dulce y café.

Cerca de los de la estación están los Baños del Molino de Rivero. Hay aquí baños de ducha, rusos y de regadera, de agua fría y tibia—Hay tres coches de sitio, los cuales cobran 12 cvos, por viaje desde la estación hasta la Plaza Principal, y 50 cvos, por hora.

Las Oficinas Telegráficas están situadas, la del Ferrocarril Central en la estación, y la del Gobierno federal en la calle de la Aurora. Silao, lo mismo que todas las demás poblaciones de Guanajuato, ha mejorado muchísimo desde que se hizo cargo del Gobierno del Estado el Sr. Gral. Manuel González. Ya no es la población sucia y triste que era: en la actualidad se distingue por su aseo; se respira en ella alegría; no parece sino que ha renacido á una nueva vida.

¡Cuánto ayuda á la prosperidad de los pueblos la benéfica influencia de sus gobernantes !

El Sr. Gral. Gonzales, que eligió á Silao para el lugar de su residencia desde que fue llamado á ocupar el primer puesto en el Gobierno de este rico Estado, pudo estudiar de cerca los males que desacreditaban á esta población y la hacían languidecer, y no vaciló en ordenar luego el remedio. Entre las últimas y más importantes mejoras que en la localidad se han llevado á efecto deben mencionarse las siguientes:

  La construcción de un robusto dique á los lados Norte y Poniente de la población, para protegerla contra desastres como el causado por la gran inundación del 19 de Junio de 1888. Tiene este dique 2,000 metros de extensión por 3 metros 50 centímetros de altura y 1 metro de espesor.

  La construcción de un magnífico mercado en la parte céntrica de la población, el cual lleva el nombre de Mercado Gonzales Ortega, en honor de éste ameritado general que tan decidido triunfo alcanzó sobre las fuerzas reaccionarias acaudilladas por el Gral. Miramón en 1860, en los suburbios de esta ciudad. Este es el mejor edificio con que en la actualidad cuenta esta municipalidad. Su arquitectura pertenece al orden toscano, y su superficie forma un rectángulo que mide 72 metros de largo por 30 metros 25 centímetros de ancho. Dan acceso al local 6 graciosos pórticos, y su techumbre que consiste de gruesas láminas de zinc descansa sobre 72 columnas de fierro.

  Contribuyen á realzar su conjunto vistoso los pequeños prados y jardines que comprende en su recinto. La obra costó $16,500. El establecimiento de un buen hospital ha venido á remediar otra de las grandes necesidades de la población. Está situado en la calle del Hospital y posee las necesarias comodidades y condiciones higiénicas para hacer más llevaderas las penas de los que allí acuden en busca de alivió para sus males. Se ha construido un Abasto hacia el Poniente de la ciudad; se han hecho reparaciones y mejoras de mucha consideración al Hospicio al Cuartel de Caballería, al Panteón, a la Casa Municipal, á la Plata Principal y a las banquetas y calles; y, se hallan en construcción, un gran teatro, un cuartel para la gendarmería del Estado y un nuevo cementerio.

 Hay dos escuelas públicas del Estado, dos del municipio, 4 escuelas católicas sostenidas por la parroquia y varias particulares. Los principales templos de la ciudad son la Parroquia construida en 1739, la cual se halla situada á un lado de la Plaza Principal o de Victoria, y la Casa de Ejercicios, en la calle Real de Guanajuato. Los otros templos de este lugar son: Tercer Orden, Santuario de Jesús Nazareno, San Nicolás, el Perdón, el Carmen y la Santa Casa de Loreto.

  A tres leguas de la población se encuentran las Aguas Termales de Comanjilla que el Barón de Humboldt reputó como las más calientes del mundo y las cuales son aplicadas con éxito feliz en todos los casos de enfermedades la piel; y más cerca que estas, como á 13/4 leguas de Silao, se encuentran también los manantiales termales de Aguas Buenas, las cuales tienen una temperatura más baja y poseen las mismas cualidades medicinales que las anteriores habla de construir una línea de tranvías desde la estacón del ferrocarril hasta este último lugar, y si el proyectó se lleva á cabo y se hacen Aguas Buenas mejoras propias para la comodidad y recreo de aquellos que acudan, entonces llegar á este sin duda á ser un agradable suburbio de Silao muy favorecido, no solo por los vecinos de este lugar sino así mismo a los turistas que del extranjero han de continuar viniendo á México de día en día en mayores números.

   Nos hallamos tan cerca de Guanajuato, y es esta una ciudad tan verdaderamente pintoresca y de tan grande importancia que no será propio continuar, nuestro viaje rumbo á la frontera sin pasar allí unos momentos siquiera.



  Ya sabemos que los trenes parten de Silao para este lugar diariamente, uno por la mañana, á las 8:15, y uno por la tarde á las 7:15-

  Estos muy poco después de partir de la estación avanzan por terreno cada vez más elevado como bien claramente lo demuestran los fatigosos resoplidos de sus máquinas, y á los 18 kilómetros se detienen en la estación de Marfil, pueblo y minera que dista 5 kilómetros de Guanajuato cuyo número de habitantes es como de 5,000. Y a al principio de este capítulo dijimos al turista lo que debe hacer al llegar á esta estación para continuar su viaje hasta Guanajuato.


Fuente:

Cardona, Alberto. De México a Chicago y Nueva York. Guía para el viajero en la que se describen las principales ciudades y ferrocarriles de México y los Estados Unidos del Norte. Imprenta Moss Engravings. Nueva York, 1892. pp 65-67

lunes, 13 de mayo de 2013

Siglo XVI: El primer desastre ecológico en Guanajuato.

    Esto que ves aquí era, hace quinientos años, un espléndido bosque. Mezquites, Huizaches, Oyameles y Madroños eran los árboles que crecían en abundancia por estos cerros y lomas que conforman la Sierra de Codornices en el mero centro de Guanajuato. Como el desastre se comenzó a dar una vez descubiertas las minas de Guanajuato en 1548, mediados del siglo XVI; y acrecentó a lo largo del siglo XVII, nosotros, la últimas tres generaciones (por decir las más próximas), es decir, la mía, la de mis padres y la de mis abuelos; solamente conocimos este panorama, nunca imaginamos que, siglos antes, todo este semidesierto no lo era, por el contrario, era un bosque tupido que regulaba a la perfección ríos y arroyos que fomentaban la fertilidad del Bajío.

    La historia de Guanajuato la hemos visto sin detenernos en lo que es el entorno físico, más aun, lo que fue ese rico entorno. Cuando visitamos la capital del Estado quedamos extasiados con la belleza de la ciudad y con sus leyendas, no consideramos que el problema permanente que esa ciudad tiene es la abundancia y carencia de agua a la vez. Abundancia porque, (en otros tiempos) los meses de verano eran característicos de sus abundantes lluvias, mismas que, dado la ubicación de la ciudad, en la mera bajada de la sierra, las inundaciones llegaron a destruirla en varias ocasiones.Y de la abundancia se pasaba a la carencia. Problema que aun subsiste.

    Al ubicarnos en el entorno que fue en ese siglo XVII cuando comenzó el auge minero de Guanajuato y, más aun, visualizamos cuales eran las necesidades que la minería tenía para su funcionamiento, es cuando entendemos el origen de ese desastre ecológico que ahora estamos viviendo más que nunca pues los ríos y arroyos de Guanajuato no tienen agua. Guanajuato llegó a ser la población más numerosa luego de la ciudad de México durante la Colonia, la razón era solamente una: la enorme industria minera. Para hacer funcionar las minas se requería de dos cosas: la llamada 'fuerza de sangre' y el fuego.

    La fuerza de sangre consistía en mulas, caballos y burros que servían para mover todo lo que la mina requería. Tanto para pisar las piedras que contenían el metal para luego ser lavadas y extraer la plata, como para acarrear las valiosas cargas a los almacenes y de allí a la ciudad de México para ser contabilizadas las riquezas que luego serían llevadas a España. La fuerza de sangre requería de alimento, mismo que hizo florecer las haciendas ganaderas de todo el Bajío, al grado tal que desplazó a Puebla y fue nombrado como "el Granero de México".

    El otro elemento, el más importante para mantener las fraguas encendidas, funcionando para que la plata fuera debidamente purificada, por así decirlo, y transformada en los lingotes que, bajo un peso y dimensión determinado sería luego contabilizado y se sabría el monto de esa riqueza que se extraía de las minas guanajuatenses. Para fin de producir y mantener el fuego eran necesarios cientos de kilos de leña, toneladas de leña que fueron quemándose durante medio siglo, el XVI; más dos siglos: el XVII y el XVIII. 

    Y fue así como, a lo largo de 250 años de Colonia, más casi un siglo de vida independiente, los bosques en rededor de la ciudad de Guanajuato fueron arrasados sin la menor precaución volviendo improductivos los terrenos que circundan a la ciudad y creando la base de una esterilidad que en este siglo XXI estamos viendo y viviendo ya el tamaño de sus consecuencias.

    Hay testimonios de que los habitantes de ranchos y haciendas próximos a la ciudad de Guanajuato, en temporada de secas abandonaban sus hogares para ir a talar árboles y producir carbón para las minas. El problema que se estaba creando nunca se visualizó pues la región que sufrió la mayor deforestación queda fuera de los caminos transitados y solamente se alcanza a ver su silueta desde lo lejos. Por ejemplo desde la que se conocía como Carretera Panamericana.

   Hoy día, luego de los programas de desarrollo camineros del Gobierno estatal, los caminos pavimentados atraviesan esa sierra que antes era solamente cruzada por recuas que tomaban la vía corta entre Guanajuato y San Miguel el Grande para de allí continuar por el Camino Real de Tierra Adentro. Y ahora que cruzamos en auto por aquí podemos dimensionar el tamaño del desastre ecológico que la ambición hispana nos heredó, es decir, si hay quién se congratula del idioma, la religión y las tradiciones heredadas por ellos, habremos de incluir quienes nos lamentamos del desastre ecológico que ellos, los españoles, generaron en esta parte de México que se conoce como El Bajío.

    Estas fotografías que ahora ves las tomé apenas el viernes pasado (10 de mayo 2013) tomando la carretera estatal que va de Salamanca por el norte a entroncar con la Juventino Rosas-Guanajuato y seguir un poco más adelante por la desviación a San Miguel de Allende y enfilar, luego de unos kilómetros más por otro entronque que nos lleva a Dolores Hidalgo. Cruzando por puentes cuyos ríos y arroyos son ya inexistentes.

    Creo que luego de ver esto, eso que conocemos como "la chingada" toma otra dimensión. La chingada, bien lo sabemos, era la manera coloquial (coloquial baja, agregaré) de referirse a la América o, más específicamente a Nueva España por los españoles que se aventuraban en busca de riquezas a costa de lo que fuera. Pues esa costa, ese coste, ahora lo estamos pagando y con creces. No sé en hectáreas cuánto represente lo deforestado para producir la plata que produjo Guanajuato, pero pensemos en lo que abarcan los municipios de Guanajuato, Silao, Irapuato, Salamanca, Juventino Rosas, San Miguel de Allende y Dolores Hidalgo. Esa es la dimensión.

   Y a estas alturas del partido será difícil, por no decir que imposible, reforestar esta zona que hace apenas 500 años era un bosque.... Y, para concluir este no muy agradable tema, para fin de que el ganado pastara (ganado introducido también por españoles) aquella zona que se conocía como El Mezquital que crecía desde Celaya hasta los Apaseos, fue, también, devastado. Habemus Problemas.


viernes, 13 de abril de 2012

Los restos de la vía del tren de Marfil, Guanajuato.

Fue en 1880, aproximadamente, cuando Guanajuato entró a la modernidad de las comunicaciones, al abrirse el ramal del Ferrocarril Central Mexicano de Silao a Guanajuato, con una escala en el pueblo minero de Marfil. Fue así que el acceso a la capital del estado se hacía más fácil, la Diligencia siguió en funcionamiento pero pronto suspendería el servicio al ser más rápido, cómodo y eficiente el tren. Entrado el siglo XX el tren siguió siendo el medio ideal de comunicación, pasajeros, carga y correo se movían por esa, entonces, moderna vía. Y a su lado el fiel compañero de todo tendido férreo, los cables del telégrafo.

En las proximidades de Marfil el tendido se volvió complicado pues se estaba ascendiendo ya a la sierra y en consecuencia hacían su aparición cerros, colinas, bajadas de agua. Hubo la necesidad de dinamitar algunos puntos, como el que vemos en la fotografía, para dar libre paso a las vías. Y eso es ya parte de la historia, el ferrocarril no llega más a Marfil ni a la ciudad de Guanajuato, y lo que fuera la vía, se convirtió en una calle; aprovechando que ya existía un terraplén y que eso facilitaba en mucho su construcción.

Son pocos los vestigios que quedan en ese tramo, el tren en Guanajuato pasó a la historia. Sobrevive este punto de vigilancia, antes de la cerrada curva de acceso a Marfil.

Y del tendido de vías, poco queda; alcanzamos a ver partes de lo que fueron los terraplenes, de pronto aparecen unos rieles o unos durmientes, indicándonos que por allí fue el paso de este tan importante tren que corría desde Silao hasta Guanajuato.

Y para salvar los ríos que antes, hace muchas décadas, llevaban agua, se construyeron, evidentemente, puentes con la tecnología del momento, ya no puentes de piedra como el que alcanzamos a ver al fondo, que era del Camino Real y que sigue en uso en la carretera de acceso a Marfil, sino de fierro, puentes de lo más moderno que entonces había, el fierro.

Y caminando por allí, en busca de los vestigios del tendido férreo, encontramos este que supongo será un altar, aunque no hay imagen alguna, tampoco la habitual cruz, pero, por su forma lo imagino... aunque igual podría ser una toma de agua.

Del río no queda más que su recuerdo, creo que se llamaba Guadalupe, pero no estoy del todo seguro, es antes de entrar a Las Teresas...
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"3 de marzo de 1882.- Está casi concluido en esta fecha el terraplen del ferrocarril entre Marfil y el puente del río Santa Ana; y contal motivo se traslada el campamento a pie de la cuesta de Aguilares para continuarlos rumbo a Silao. Comienza a la vez a abrirse los cimientos de una gran puente que se colocará sobre el mencionado río, cimientos que costarán mucho trabajo, pues no pudo lograrse en largos días agotar el agua de las escavaciones para sentar las primeras piedras de los pilares hasta que se hizo uso de una bomba de vapor. Siguen los trabajos hacia el rancho del Capulín componiéndose en ese tramo toda la vía de una sucesión no interrumpida de tajos y de terraplenes, muchos de estos de enorme tamaño".

Si reconoces el rumbo, te darás cuenta de que voy de Marfil rumbo a Silao; muy cercano a la carretera encuentro los primeros rieles que indican que por allí, efectivamente, iba la vía del tren...

Los remanentes de la estructura del que fuera el puente de fierro...
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"19 de octubre de 1882.- Queda armado el magnífico puente de fierro que atraviesa el río Santa Ana, cerca del antiguo de piedra por donde pasa el camino carretero". La inauguración del ramal Silao-Guanajuato del Ferrocarril Central Mexicano se inauguraría con gran solemnidad y pompa el 21 de noviembre de 1882.

y remanentes también de los terraplenes por donde se colocaron los durmientes y encima los trenes...

No lejos del puente del río Guadalupe, hay la bajada de un arroyo, también seco ya, y vemos otro puente más sencillo...

Y de pronto el tendido desaparece debajo del pavimento de la carretera...

Y vuelve a aparecer a un kilómetro de distancia, pero ya en uso, pues es allí en donde el tren sigue funcionando esporádicamente, según las necesidades de la planta Siemens; allí se fabrican transformadores eclécticos de gran tamaño, tan grandes como que uno sólo ocupa toda la plataforma que vemos, más aun, tan grandes como los que hay en la parte alta...

Y es esto lo que queda en funcionamiento del ramal del antiguo Ferrocarril Central Mexicano, que ahora, para uso industrial, funciona por estos rumbos para dos plantas, una la Siemens, que es la que vemos, la otra para la General Motors, que está a unos 7 kilómetros más adelante.

Desde este punto alcanzamos a ver al fondo el pueblo de Marfil, pero es en la actualidad este el punto hasta donde hay servicio, no regular, solo cuando la fábrica lo requiere...

Me será imposible quitarme ese gusto tan especial que siento al caminar a lo largo de las vías... lo hice durante toda mi infancia... me remonta en el tiempo...

Nota: Lo entrecomillado viene del libro del padre Lucio Marmolejo, Efemérides Guanajuantenses, 1883.