Concheros o danzantes, como los quieras llamar, son los anónimos patriotas que siguen manteniendo vigente lo que un día fue en México.
Pensaba guardar esta nota para el 13 de agosto próximo, día en que se cumplirán 488 años de la caída de Tenochtitlán, pero lo hago de una buena vez. La caída de Tenochtitlán no fue solo de la Ciudad de México sino de todo lo que era el país en aquella época, el enorme Imperio Azteca y los pueblos tributarios, todos dejaban su autonomía y eran sometidos al yugo de la corona española. La historia oficial, la que nos enseñan en la escuela, (espero que aun, al menos estos pasajes los enseñen), comentan del acto heroico de los Aztecas que enfrentaron aquel robo histórico de oro y plata que era tal cantidad que los caballos se hundían en el lodo cuando pretendieron huir de la Gran Tenochtitlán luego del saqueo al Palacio de Moctezuma, esto sucedió el 20 de junio de 1520 y conocemos el acontecimiento como “La Noche Triste”, cabe destacar que esto se dio durante las celebraciones de Toxcatl, de la cual aquí en
El Bable te había comentado algo, lo puedes releer en este enlace:
http://vamonosalbable.blogspot.com/2009/05/toxcatl.html Este no es el árbol de la noche triste, pero si es un sabino o ahuehuete que se ubica en Jerécuaro, Gto. Es tan grande y robusto como lo fue en su momento el de la Noche Triste. ¿Sabías que hay un hijo del árbol de la noche triste en el jardín principal de Dolores Hidalgo?
En la escuela enseñan sobre el acto heroico de Cuauhtémoc al cual le fueron quemados los pies para que revelara el lugar en donde se encontraba el tesoro, el ansia de ese
"excremento de los dioses", como se le denominaba al oro y la plata por los Aztecas, era infinita. Esto sucedió el 15 de octubre de 1521, por cierto la versión oficial de lo dicho por Cuauhtémoc de
“¿acaso crees que estoy en un lecho de rosas?” no es cierta, las rosas no existían en México, estas fueron traídas por los españoles, lo que dijo fue:
“¿Estoy yo sobre flores por ventura?” palabras que están más adecuado a lo que habitualmente transmite la lengua náhuatl. Pero la historia oficial ha olvidado darnos a conocer un personaje que es bueno rescatar, especialmente ahora que estamos por comenzar las celebraciones del Bicentenario del inicio del la Guerra de Independencia. Su nombre: Acualmetzli,
“mala luna”. Cuando vi a este muchacho participando en el “palo encebado” en las celebraciones de San Isidro en Cerrogordo, Gto. su imagen me hizo pensar en la que posiblemente hubiera tenido Acualmetzli.
Desconocía de su existencia, hasta que un día llegó a mis manos una publicación hecha aquí, en Salamanca, en 1964 y que era una reimpresión de un documento manuscrito encontrado en el Templo de Nativitas que data de mediados del siglo XIX en donde se relataba la historia de la llegada de la imagen del Cristo Negro que hoy conocemos como Señor del Hospital, allí menciona a un joven azteca, nacido en 1520 en Coyoacán, quizá en la misma fecha de la Noche Triste, y que queda huérfano al año siguiente al haber participado su padre en la defensa de la Gran Tenochtitlán, luego su madre, al no aceptar la imposición española, alegaba en contra de ellos y, como ejemplo y escarmiento a los demás para que dejaran de insultar y agredir a los conquistadores, le cortan las orejas, al poco tiempo muere víctima de una infección. Acualmetzli es adoptado por Hernando de Alarcón, uno de los tantos allegados al primer círculo de Cortés y como si fuera criollo es internado en el Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco, lugar en el que destaca por su rápido aprendizaje en el castellano, el latín y conservando siempre su lengua materna, el náhuatl. Grandes planes había para Acualmetzli, su padre putativo pensaba enviarlo a España para que atendiera una Universidad, tal vez la de Salamanca, me atrevería a pensar.
A los diez y siete años a Acualmetzli le piden en el Colegio de Tlatelolco que escriba una especie de autobiografía, para tal fin comienza a indagar sobre su origen, aprende la historia y le nace un odio radical a los españoles, huye del Colegio y se une a las tribus que aun luchaban en la zona otomí, corría el año de 1537, las tropas del Virrey, Antonio de Mendoza pretendían dominar a los “salvajes del norte” las tribus chichimecas que no aceptaban pasivamente la conquista, sino que se levantaron en tácticas guerreras difíciles de controlar por los invasores, Acualmetzli participa en varios enfrentamientos, se avecina en Xilotepec, lugar de concentración del poder otomí, en una batalla ocurrida en 1542 muere, a los 22 años de edad, dejándonos el ejemplo que ahora, a escasos meses de cumplir 200 años de independencia, un joven, mexicano auténtico, en plena flor de su vida, luchó contra los que venían a oprimir y devastar a su pueblo. No hay en la historia de México un ejemplo más claro de lo que es el verdadero patriotismo. Te invito a que rescatemos a uno de los primeros, sino el primero de los grandes patriotas mexicanos.
Esta pintura se localiza en el Santuario de Guadalupe de Acámbaro, Gto. Es una idealización llevada al extremo de lo que fue la evangelización, fue pintada por Pedro Cruz en 1956.
Luego de buscar por varios meses di con el libro de Francisco Sosa, escrito en 1884, Biografías de Mexicanos Distinguidos, publicado por Editorial Porrúa, Colección Sepan Cuantos #472, en donde aparecen los únicos datos conocidos sobre Acualmetzli, me tomé la libertad de transcribirlos, lo puedes leer aquí:
http://elsenordelhospital.blogspot.com/2009/04/ignacio-acualmetzli-alarcon-y.htmlPor último comentaré que en La Enciclopedia de México aparece una breve biografía de Acualmetzli, seguramente tomada de lo escrito por Sosa.