martes, 14 de julio de 2009

Hace un año me tiré a perder por la península de Baja California

Este es un autorretrato que me hice en Loreto, en la playa a donde iba todas las tardes a leer y reposar, la que se encuentra a un lado del arroyo en la Colonia Zaragoza. Las fotos de este “post” si no son muy claras es porque las originales son en papel, de cámara desechable, por cierto.

Hace un año, Junio 2008, había terminado un compromiso que tuve con la UABCS, institución en la que di clases durante el primer semestre de ese año, fue en Loreto, BCS, lugar ideal para establecerse y explorar la parte más interesante de la península de Baja California, tuve la oportunidad de conocer los alrededores, esos te los he contado ya aquí. San Xavier, Bahía Magdalena, Isla el Carmen, La Purísima… esos seis meses fueron por un lado interesantes al estar nuevamente en la cátedra hablando si parar durante una hora, en una ocasión fueron tres horas seguidas, apuntando y anotando lo que es en la vida real el mundo del turismo, tratando de hacer entender que en el Turismo se estudia para atender al turista, no para ser turista.

A poco más de 25 kilómetros al sur de Loreto se encuentra Puerto Escondido, un lugar impresionante de aguas cristalinas.

El calor había ya iniciado, la humedad se sentía cada vez más fuerte, sin lugar donde vivir y pagando cuarto de hotel diariamente, la balanza de ingreso/egreso no funcionaba así que aplicado el examen final y dados los resultados el domingo siguiente empaqué mis pertenencias, las embodegué y salí rumbo norte, la primera parada fue Mulegé. La carretera era poco transitada, el panorama que se muestra es fabuloso, primero en plano corriendo paralelo a la Sierra de la Giganta, luego entrando en ella para ver de pronto aparecer la bahía que indudablemente es la más hermosa que existe en todo México, la de Concepción. Cerca de allí está Mulegé con su arroyo caudaloso, su misión, cientos de miles de palmas que se pierden en el horizonte rumbo a la sierra y una tranquilidad que en pocos lugares se puede ver. ¿Calor? Un poco… 40 grados a la sombra.

De la Sierra de la Giganta ya he comentado varias cosas aquí en El Bable, así es como se ve cuando agarras por despoblado siguiendo las veredas que van hacia el norte de Loreto.

Nunca he temido a los lugares solitarios ni apartados, si no veo un ser humano en todo el día no me causa problema alguno, tampoco si permanezco varios días sin abrir la boca. El oír los ruidos naturales es la mejor de las músicas, comenzaba un viaje que pensaba sería de una semana, sin itinerario fijo, sino dispuesto a llegar hasta donde fuera posible y siguiendo simplemente el gusto de estar allí, descubrir, ver, no pensar, solo disfrutar. Una de las cosas más maravillosas que indudablemente tiene la península son las noches estrelladas, como esas de Mulegé en donde no acabé nunca de entender cómo es posible que existan tantas estrellas en el cielo y no siempre las podamos ver todas.

Desde que vas entrando a Mulegé notas los cerros de distintos colores, impactantes tonos que parecen ser pintado, pero no, son todos tonos naturales, la naturaleza en pleno.

Era apenas la primera noche y ya me encontraba en mi ambiente ideal. No ruido, no gente, no rastros humanos de basura ni grafiti, soledad agradabilísima. Retomé mi tiempo, mi ritmo, el que en verdad me gusta, ese en el que cada cosa que comes, cada cosa que ves, cada cosa que piensas te llena, te satisface, la ves distinta, la observas a profundidad y los sabores comienzan a sentirse como si fueran la primera vez que los disfrutas, ese ritmo de vida que se vuelve un desfile de secuencias afortunadas, todas ellas. Reposar en la playa solitaria, haciendo esculturas efímeras con las piedras moldeadas por las olas, dejé una especie de mirador ya formado, lo hice con los mejores materiales, esos que están allí arrojados por el mar, de seguro el siguiente “soñador” lo disfrutó.

Santa Rosalía, en su parte antigua, está toda construida en madera. Casas con porche que parece fuera una escenografía del “viejo oeste”. No puede faltar el toque de color que en México llevamos en la sangre.

Dos días y estaba listo para seguir descubriendo mas y mas cosas, seguí rumbo norte, no recuerdo cuantos kilómetros pero no más de cien y estaba ya en Santa Rosalía, entrar ahí es, sencillamente retroceder un siglo. Las casas de madera, todas del mismo nivel, iguales pero distintas, los restos de la mina que siguen de pie, con más de un silgo a cuestas pero siguen erguidas las chimeneas, la planta de luz, por cierto, la primera que hubo en el noroeste de México. La mesa Francia arriba con sus casas magníficas y la mesa México con sus casas más sencillas pero igual de bellas. Ahora me encontraba en otra de mis debilidades, los pueblos abandonados, aunque Santa Rosalía tiene sus 20 mil habitantes (creo), la zona de la mina es un pueblo fantasma.

La mina El Boleo, fue construida por los Rothschild, una de las familias más ricas de la Europa de finales del siglo XIX para la explotación del cobre, Porfirio Díaz les concesionó por 50 años a cambio de la construcción de un pueblo con todos los servicios.

Caminé, caminé y seguí caminando, entre en todo lo permitido, me brinqué algunas bardas, entré en casas abandonadas que a punto de caer todavía mostraban lo que en su momento fueron los tiempos de esplendor, me comí todo el pueblo con los ojos en un día, al otro me seguí para San Ignacio pues desde que volví a la península, luego del accidente la idea de religión me renació y la vida de San Ignacio de Loyola me motivó mucho, me interné lo mas que pude en su vida, su obra, su filosofía, así que, si me encontraba a 100 kilómetros de su templo construido en 1728, no me podía perder la oportunidad, para allá me fui. (Eso te lo contaré aparte). Luego me perdí, me dejé perder.

En la Mesa Francia se conserva aun y operando el Hotel Francés, uno de los más antiguos de todo México. La máquina del tren era una de las cuatro que funcionaban para servicio de la mina.

Pensaba que lo más hermoso de la península de Baja California estaba en la parte Sur, pero ahora me doy cuenta del grave error en el que estaba. El domingo siguiente llegué a Bahía de los Ángeles, del lado del Mar de Cortez, justo frente a la Isla del Ángel de la Guarda, la más grande de México, hay también cinco más pequeñas. El panorama es en verdad de impacto cuando aparecen en el horizonte, surgiendo en tonos rojizos del mar azul intenso. Para esto, recordarás que llegué a San Ignacio, esto hace ya 6 días, unos kilómetros antes inicia la Reserva de la Biosfera del Vizcaíno, la cual, ahora que la he visto, entiendo el por qué le dan la importancia que tiene, es bellísima, sobran los calificativos, hay que verla para creer que pueda existir tanta belleza en este mundo.

La Misión de San Ignacio de Loyola Kadakaamán, es de todas las misiones ubicadas en la península que ofrece una belleza muy particular en mitad del desierto, junta a un oasis de palmeras datileras.

La zona del Volcán de las Tres Vírgenes está unos cuarenta kilómetros más adelante de Santa Rosalía, ahí es donde la CFE tiene una planta de producción de electricidad en base a la geotermia, a tan solo tres kilómetros de la carretera pavimentada que va a la planta, se levanta un parador que una vez terminado será uno de los más interesantes que pueda ofrecer la BCS. Hay cinco cabañas, construidas de pino y que tienen por espectacular vista el valle del volcán, el cual me dejo sin aliento, no por el calor, sino por la belleza.

Lo formidable de la península de Baja California es que cada 200 kilómetros, aproximadamente, el paisaje desértico te cambia.

Luego de una hora por el desierto, en tonos grises y cafés, aparece la desviación a Punta Abreojos, pero es terracería y se requiere de un buen auto para recorrerla, a los pocos kilómetros de allí está el pueblo e Vizcaíno. Quién piense que en Cd. Constitución o en Las Veredas hay mucho polvo, espérense a ver Vizcaíno, ese es el puro desierto, de polvo finito, finito, con una población de algo así como tres mil habitantes, un banco y varios hoteles, no más. Cerca de allí hay enormes centros agrícolas, se ve que le invierten mucho a la producción pues son sembradíos todos techados en campamentos que se alargan en unos cinco kilómetros cada uno, techados y enmallados con el mismo color del terreno, lo cual prácticamente los camuflajea.

Esta es la entrada a la zona protegida, está a un lado de la Carretera Transpeninsular, aunque siempre la vas atravesando, al fondo se ve el Volcán de las Tres Vírgenes.

Siguiendo hacia Bahía Asunción, en el Pacífico, hasta donde hay pavimento me topé con la entrada a una de las zonas protegidas de Semarnat en donde están reproduciendo al Berrendo, algo así como un venado, pero de cornamenta sencilla, bastante bello el animal, en estos días es el período de celo, pero tienen gigantescos corrales con los machos separados de las hembras, esto con el fin de evitar que se crucen ejemplares de la misma familia y no den una cría en buenas condiciones. Me comentan que a pesar de que los corrales están llenos, aun no han llegado al nivel óptimo de ejemplares.

Este es el inicio del Desierto del Vizcaíno, de pronto la carretera se desaparece debajo de la arena, cuidado de que te toque una tormenta, lo más seguro es que pierdas el rumbo.

La gente de Áreas Protegidas, viven en mitad de la nada y tienen contacto directo con los animales, los reconocen con facilidad y cuando llega un visitante, hacen el recorrido con todas las explicaciones necesarias, pero es recomendable hacer reservación para evitar el viaje tan en desolado y no ser aceptado, por suerte, con el polvadero que levanta el auto, notan cuando alguien se aproxima, así que a la puerta de entrada esperan al visitante. Me comentan que Asunción es bien interesante, que hay grupos enormes de Focas y Leones Marinos todo el año, pero el acceso es difícil por las condiciones de la terracería. Es sorprendente que en Vizcaíno, es pueblo desconocido para muchos, se come muy bien, hay un restaurante, La Casa de Afrodita, en donde sirven carne de excelente calidad traída de Sonora, es uno de los lugares obligados a visitar, si es que tu presupuesto te lo permite.

Cerca del pueblo de Vizcaíno, atravesando la llanura, de pronto aparecen las salinas, aun no llegamos a Guerrero Negro y la sal ya está presente.

Pensaba que Guerrero Negro tenía la salina y no más. Grave error, tiene mucho más que ofrecer, el puerto viejo, que era donde originalmente se embarcaba la sal y todo está en ruinas, aun quedan tumbas, oficinas, y pedazos de lo que fue la empacadora de Sal Santa Rosa. Para llegar allí se pasan varios kilómetros de humedales con una cantidad de aves, de tal dimensión que hasta hay una guía impresa donde marcan los tipos de cada una de ellas. Están en esa zona las dunas, de varios kilómetros de largo. También uno de los dos accesos a la laguna Ojo de Liebre, el verdadero lugar de apareamiento de la Ballena gris.

La zona de protección de Vizcaíno es enorme, esta es la entrada a la laguna Ojo de Liebre, lugar de apareamiento de la Ballena Gris… Berrendo, Cimarrón… no cabe duda de que en el desierto hay vida al por mayor.

Para visitar la Exportadora de Sal, es necesario obtener un pase en las oficinas, solo de lunes a viernes de 8 a 4, pero era sábado cuando fui, así que no las vi y el domingo crucé el paralelo 28 y estaba ya en Baja California Norte. Una sorpresa más. Es también zona protegida y otra Reserva de la Biósfera, la del Valle de los Cirios. De eso y más te contaré mañana…


5 comentarios:

  1. Caray, es que hay tanto de nuestro país todavía por descubrir...tengo que conocer mejor mi estado! Ya será, ya será, porque me he dado cuenta que siempre logro conseguir una excusa para viajar...

    Alratillo!

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  2. especiales tus fotofrafias y sobre todo tú experiencia...naci y viví hasta los 7 años en Sta.Rlía...me emociona todo lo que se de mí añorada B.C. Gracias.....E.

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  3. bonito todo, yo vivi en mulege pueblo hasta mis 19 años hace 2 k no voi para aya... pero lastima queno dices nada de ahi ni fotos... pero mi estado es hermono....

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    1. PILAR MATA, ¿DE DÓNDE ERES? YO ESTOY BUSCANDO A LOS FAMILIARES DE JOSÉ MARÍA MATA, UN MILITAR QUE VIVIÓ EN LORETO ENTRE 1814 Y 1840. ¿TIENES ALGÚN PARENTESCO CON ÉL? ESTOY ESCRIBIENDO SU BIOGRAFÍA Y ME INTERESA MUCHO LA INFORMACIÓN. UN SALUDO CORDIAL. SERGIO MORALES POLO

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  4. QUE TAL...YO ESTUBE TRABAJANDO UN AÑO POR ALLA DE GUERRERO NEGRO A STA ROSALIA INSTALANDO CABLEADOS DE FIBRA OPTICA......LOS QUE HEMOS ESTADO ALLA SABEMOS LO MARAVILLOSO DE LA NATURALEZA Y LO BELLO QUE ES MEXICO ATTE FERNANDO LARA MORELIA MICH.

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