miércoles, 12 de enero de 2011

La Revolución le hizo justicia al Monumento a la Revolución!

Los azares de la vida me llevaron apenas este fin de semana a la ciudad de México, a la misma que no pude llegar para las fiestas del Bicentenario por aquella penosa torcedura que tuve y que me mantvo en cama algunos días, precsiamente los de la semana del Bicentenario, como quiera, ahora pude estar algunas horas en la que, indiscutiblemente, es la ciudad más interesante que hay en México, la que lleva su mismo nombre: México.

Te comenté alguna vez que de un tiempo para acá cuando visito la ciudad de México me quedo en un hotel pequeño, cómodo, que ahora para mi fortuna está siendo remodelado y que su precio sigue siendo de lo más accesible, se llama Carlton y está en la Colonia Tabacalera, precisamente a una cuadra del renovadísimo Monumento a la Revolución.

Solemos decir en México que cuando la "Revolución hace justicia" es porque finalmente se hizo algo que se ansiaba y, en éste caso, nada aplica mejor a lo que le sucedió al Monumento a la Revolución y todo lo que hay en su rededor, en la llamada Plaza de la República.

El arte Republicano, con tintes de Art Decó y sus dimensiones lo hacen una pieza única, un verdadero monumento. Le agregamos a eso la iluminación con esas nuevas tendencias y el resultado es lo que estamos admirando, el renovado Monumento a la Revolución.

Fue dón Porfirio Díaz el que convocó a la construcción del Palacio Legislativo, se pretendía unir en un recinto a las cámaras de Diputados y Senadores, finalizaba el siglo XIX, participó Adamo Boari, arquitecto italiano, pero quién ganó el concurso fue un francés, claro es, en el Porfiriato la liga cultural y económica con Francia era estrecha. Emile Bernard lo proyectó, don Porfirio colocó la primera piedra el 23 de Septiembre de 1910.

Al poco tiempo comenzó la llamada Revolución y las obras se detuvieron, era practicamente el cascarón lo que se había construído. Terminó el movimiento armado y se pensó tirar lo que se había apenas construido. Fue cuando el entonces secretario de Hacienda, Alberto Pani autorizó se convirtiera en Monumento para recordar la gesta histórica; la responsabilidad recayó en Carlos Obregón Santacilia, quién se dice nació en la ciudad de México pero que tiene sus raíces en el norte de Guanajuato, en San Diego de la Unión precisamente.

Fue Obregón Santacilia quien tuvo el buen tino de diseñar en base a la estructura que aun quedaba en pie lo que actualmente vemos. Cada ángulo, es decir, cada pechina está coronada con una escena republicana: la Independencia, la Reforma, las Leyes Agrarias, las Leyes Obreras, en buena medida, una recapitulación de los pasajes más importantes de la Historia de México.

Ese elevador que ahora colocaron para acceder a la cúpula ha sido muy cuestionado, si bien, de entrada rompe con la simetría, una vez que lo vemos de cerca comprobamos que fue puesto en el lugar justo y que se integra al diseño en general.

Como se ha vuelto ya una costumbre en El Bable, te dejo unas cuantas tomas más que hice; las primeras, evidentemente en la noche, cuando llegué a la ciudad y las otras, muy temprano por la mañana, antes de irme al Aeropuerto para de allí seguir a otro de los lugares sorprendentes de nuestro país, por lo pronto, sigamos viendo el renovado Monumento a la Revolución.







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