Sin lugar a dudas una de las partes del Camino Real de Tierra Adentro que guardan más historias, que se ha vuelto un ícono y que es el punto fundamental de la ruta es Arroyozarco. De la hacienda ya hemos comentado antes, al igual que sobre el legendario Hotel de las Diligencias, así que, esta vez veremos, por un lado su muy interesante vegetación, por el otro, nos apoyaremos, esta vez, en la eminencia que es Philip W Powell en su La Guerra Chichimeca (1150-1600). Fondo de Cultura Económica, Mexico, 1984.
En el capítulo II, titulado Los Caminos de la Plata, leemos: "Partiendo de la ciudad de México, la ruta ya estaba bien definida hasta Querétaro, para el momento del descubrimiento de la plata en Zacatecas. Había un tráfico regular de mercaderes, funcionarios, ganaderos y ganado a través de esta provincia de Jilotepec, región que no ofrecía grandes dificulatades al viajero.
En el capítulo II, titulado Los Caminos de la Plata, leemos: "Partiendo de la ciudad de México, la ruta ya estaba bien definida hasta Querétaro, para el momento del descubrimiento de la plata en Zacatecas. Había un tráfico regular de mercaderes, funcionarios, ganaderos y ganado a través de esta provincia de Jilotepec, región que no ofrecía grandes dificulatades al viajero.
Los principales poblados y paradas del tránsito eran Cuautitlán, Tepeji, Jilotepec y San Juan del Río. Entre Querétaro y la posterior fundación de San Felipe había dos caminos principales que apuntaban a Zacatecas. Uno se dirigía directamente al noroese hacia San Miguel y luego a lo largo de la orilla oriental del Río San Miguel hasta San Felipe.
El otro iba hacia el norte, a partir de Querétaro, pasaba al este del Paso de Nieto (donde una rama se separaba hacia San Miguel), luego se volvía hacia el noroeste a través del Paso de Jofre (cerca de lo que después sería San Luis de la Paz), recorriendo los llanos llamados La Mohina y uniéndose con el otro camino en cierto punto, entre el río de los Sauces y San Felipe.
Unidos a partir de allí, los dos caminos se dirigían entonces hacia el norte a través del portezuelo de San Felipe, hasta Ojuelos. Después de Ojuelos el camino pasaba un punto conocido como Encinillas, considerado como la línea divisoria entre las audiencias de la Nueva Galicia y de México.
De Encinillas, seguía a través de Las Bocas y Ciénega Grande (ambos fotificados por el gobierno virreinal durante la década de 1970), luego avanzaba por el paraje del Cuicillo, a nueve leguas de Zacatecas, donde se juntaba con otro camino que, partiendo de Michoacán, iba hacia el norte.
El vierrey Mendoza prestó considerable atención al mejoramiento del camino de Zacatecas a través de la provincia de Jilotepec y a su terminación, más allá de Querétaro y San Miguel. Para mayo de 1550, se estaban iniciando los trabajos más allá de San Miguel "en el nuevo camino que está abriéndose y está destinado hasta llegar a Zacatecas".
En julio del mismo año, un funcionario especial enviado a la zona de Jilotepec y la cuenca de Alfajayucan, para investigar los daños causados por los ganados a las tierras indias, recibió órdenes de verificar el avance del camino de Zacatecas y de ver que se construyera el puente del camino de carretas de Tepeji.
Entre 1550 y 1555, el camino de Zacatecas mejoró lo suficiente para que por él pudieran circular grandes carros, así como las carretas más pequeñas, que estaban en uso desde el principio del auge de Zacatecas.
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