El estero de San José, localizado en lo que podemos considerar el rincón -literalmente hablando- de la población de San José del Cabo, dada su ubicación lo hace el lugar ideal para disfrutar la soledad en compañía solamente de la naturaleza que allí se manifiesta en abundancia. Dependiendo de la época es el tipo de vida que vemos, por ejemplo en estos días de noviembre hay algunas -muy pocas- mariposas; quizá sean una desbandada de las tumultuosas bandadas de Monarcas que viajan hacia los bosques de Michoacán y el Estado de México. Luego vendrán los patos que, en tiempos pasados -recientes- llegaban por cientos y que ahora -al menos en los últimos tres años- las parvadas son en número menor. ¿Será a consecuencia del cambio climático? No lo sé.
Al estero lo hemos retratado cuando se viste de amarillo, al comenzar el verano, cuando las muchas docenas de árboles de nombre Palo Verde florecen. Hemos visto allí aves zancudas de al menos unas diez especies distintas. Lo hemos visto desbordado luego de las lluvias y vacío luego de la bajada del agua de lluvia de la sierra. El estero tiene tanta vida que, así como tú y como yo, cambia continuamente su modo de presentarse, se acicala, se entristece, se alegra... está vivo.
Así como fuimos testigos de la ruptura de la bocana, cuando la fuerza del agua contenida rompe la ceja de arena que limita al estero del océano, esta vez seremos testigos de un fenómeno sorprendente que es la lucha por la vida, por la sobrevivencia. Esto ocurrió luego de los periodos de lluvia que, inusualmente, (¿Será el cambio cliático?), se presentaron en tres ocasiones este año de 2012. En ellas la bocana del estero se abrió naturalmente y descargó los cientos de miles, quizá millones, de litros de agua de lluvia contenida, para verterla en el mar, e ir bajando cada día el nivel del agua dentro del estero, hasta llegar a los mínimos, es cuando el fenómeno se dio.
Nunca pensé que el estero estuviera lleno de tal cantidad de peces. Los pescadores los he visto durante años meterse allí pero ellos van en busca del camarón de agua dulce, desconocía que hubiera una colonia numerosa de peces, esos lucharon increíblemente por sobrevivir cuando, por un lado la drástica bajada del nivel del agua y, por el otro, la evaporación de la poca que quedó, provocó escenas como las que veremos a continuación en estas fotografías que tomé luego de las lluvias de la primera semana de agosto y de las de la primera semana de septiembre.
Aquí el nivel del agua es de centímetros, dudo que sean más de diez. En la parte baja de la foto vemos el lecho del estero, normalmente está cubierto de agua. Si observas con atención aparecen al centro de la toma unas especies de líneas negras, estas no son otra cosa más que los peces agrupados tratando de respirar y de alimentarse.
Al hacer el acercamiento de la toma, vemos esos grupos negros, de la parte central hacia abajo, esos son los peces que comienzan a alinearse. ¿Por qué lo hacen así? no lo sé.
Aquí vemos esa línea más claramente, allí al menos hay un centenar de peces. La naturaleza es sorprendente y el sentido de sobreviviencia rebasa toda explicación.
Esa parte rocosa está construida para evitar que el camino lateral se desmorone, tiene la malla que las sostiene y las contiene. En tiempos normales está cubierta de agua. Ahora observa bien como los peces están agrupados hacia la orilla. Presumo que, ante la poca cantidad de agua y la abundancia de vida dentro de ella, el oxígeno se acaba y ellos, para respirar, buscan las orillas... mera teoría.
Todas las sobras oscuras que se ven son peces.
Esta es otra parte del estero. Ese tubo que ves allí no es un drenaje, es un desagüe que hay de una zona a otra del estero por donde pasa encima el camino que hay para andarlo por toda la orilla. En esta parte la cantidad de peces es mucho mayor.
Sigo con la duda, ¿por que se alinean todos hacia las orillas?
Cientos y cientos de ellos...
Lo habitual es ver esta parte totalmente cubierta de agua, te podrás dar una idea, si no conoces el estero de San José, del tamaño de la tragedia.
Sin embargo la naturaleza, la madre tierra, sabe lo que hace. A pesar de que el estero se vació tres veces, en tres ocasiones se volvió a llenar, poco a poco, pero se llenó. La vida continuó.
Y de nuevo tenemos al Estero de San José en su nivel regular de agua y ni que decir de su belleza tan especial, por algo es que está considerado como un sitio de importancia de los humedales del mundo, por la organización Ramsar.
Un efecto catástrofico para el estero de Sn. José del Cabo, ocurrió en 1980 ó 1981 por el huracán "Paul" (no confundir con el huracán del mismo nombre de 2012). Como resultado de la enorme cantidad de agua que bajó desde la sierra, el cauce del arroyo, generalmente seco, se inundó repentinamente y un tanque de la planta de tratamiento de aguas negras (que constaba de 2 tanques) se partió por la mitad y descargó decenas de miles de litros de aguas negras hacia el estero, provocando un desastre ecológico. En esa época (1979-1982) yo trabajaba en el desarrollo turístico de Los Cabos, que era una zona todavía virgen. Saludos cordiales. Arq. Alfredo Macías Narro.
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