Andando por estos rumbos, por los valles de Puebla, encuentro que la tradición de la Candelaria y la devoción al Niño Dios está muy arraigada. Claro es que con enormes tintes de comercialización pues la parafernalia en torno a la imagen que, en este día estrena su ropa nueva es enorme. Igual los visten de obispos que de ángeles, que haciendo referencia, en los colores, atributos e indumentarias a los más variados santos que van desde la vestimenta indígena de Juan Diego Cuauhtlatoatzin hasta la rojo y blanco del Sagrado Corazón. En varias comunidades hay feria pues están dedicadas a la advocación mariana de la Candelaria, pero en pocos lugares se recuerda que hoy, 2 de febrero, estamos justo a mitad del invierno, fecha que marca el día en que se puede ya sembrar pues la tierra ha sido purificada... razón por la cual se conoce a esta festividad no solo por el nombre de la Candelaria, sino también como el de la Purificación. La escena que ahora vemos fue una de tantas que observé, cuando llevan al Niño en brazos, como si fuera humano. Las fotografías las tomé en Amozoc, Tepeaca, Acatzingo y Tecamachalco, estado de Puebla.
Benjamín..magnifico documento...me encanta la belleza de las fotos , la narrativa,,en fin felicito al escritor,y agradezco al amigo que nos permite tener estas joyas a nuestra disposcicion.!!
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