El artista Hans Hofmann dijo una vez: "todo el mundo, como que la experiencia visual, viene a nosotros a través del Reino místico de color." Con esa reflexión iniciamos ahora que salimos a caminar, una vez más, por las calles de Teocaltiche, el calor es elevado, cosa nada normal, pero, estando inmersos en el cambio climático, no es de extrañarnos estas temperaturas "atípicas". Pero no nos salgamos del tema, el asunto de nuestra caminata el día de hoy es corroborar si algo que me ha venido llamando la atención es una constante o no: el color de las puertas por estos rumbos de los Altos de Jalisco.
Hace algunas décadas tuve la gran oportunidad de ir al Magreb, es decir a la zona norte de África, a la llamada "África blanca", región musulmana, específicamente a Túnez, país cuya superficie es casi toda parte del desierto del Sahara, mejor dicho toda; de ese viaje alguna vez publiqué en este espacio algunas fotos y la constante que vi por allá era el que todas, absolutamente todas las puertas y ventanas, sean de madera que de metal, estaban pinadas de azul. Cuando pregunté la razón la respuesta fue una y muy clara: el azul ahuyenta a las moscas.
Y fue así que, de pronto, en una especie de "flash-back" (regresión), comencé a notar por Teocaltiche, especialmente en las construcciones viejas, que por acá las puertas y ventanas en algún momento estuvieron pintadas de azul, si bien no en el tono magrebino, sí en un tono entre azul-agua y un verde pastel que podemos catalogar como constante... que aun se mantiene pues aun en las construcciones modernas vemos ese color en las herrerías de las ventanas y en puertas cuando son de las metálicas.
A medida que puse más atención me di cuenta de que el color que antes se usó era ese verde agua, pues, al ver las puertas de aquellas antiguas casonas que han sido restauradas vemos aun la pátina del verde... ¿por qué precisamente se pintaban las puertas de verde?
Del azul, ya lo sabemos, era la costumbre o la creencia de que ese color sirve para ahuyentar a las moscas, tan abundantes en estos día de estío.
Todo indica que la tradición de la puerta verde (o un tono de verde) nos viene de la cultura árabe, mezclada con la judía vía España con la debida antigüedad. Leo en una novel costumbrista del siglo XIX: "En el año de 185.. . había en la ciudad de Méjico, en una de las calles próximas á Santo Domingo, una casita baja de aspecto humilde. El frente de ella no presentaba mas que un pequeño zaguán en cuyas puertas, pintadas de verde, se hallaban fijadas dos pequeñas rejas de madera, pintadas del mismo color." (1)
Para los alteños no es novedad oír del origen sefardí de esta parte del estado de Jalisco, los que somos "fuereños" nos sorprendemos y acabamos de entender que esa cosa de "los güeritos de rancho" no es legado de la invasión francesa, sino legado, más bien, de aquella desbandada ocurrida durante la guerra del Mixtón y de las huestes Sefardís que llegaron con Nuño de Guzmán. Todo esto lo traigo a colación por el tema de las puertas verdes y las ventanas azules...
Leo en una revista de arte andaluz: "Se puede apreciar el carácter íntimo del mellah con sus casas blancas, puertas verdes y azules pero ya no se puede oír la haquetía, un dialecto del ladino que era hablado por los sefardíes en el norte de Marruecos, mezcla de español antiguo con palabras del hebreo y el árabe." (2)
Fuentes:
1.- De los Ríos, Juan Pablo. El oficial mayor. Librería de Rosa y Bouret. París, 1864. p.9
2.- El legado andalusí. No. 44, Año X, 4° trimestre. Sevilla, 2010. p.64
En mi pueblo, Pueblo Nuevo, eran todas de madera de mezquite y pintadas en verde. Todas las puertas han desaparecido y han sido reemplazadas por las puertas de metal.
ResponderEliminarexcelente
ResponderEliminarEn mi pueblo había muchísimas puertas y sobretodo portones traseros, pintados en verde y en azul. Ahora ya casi no quedan, pues los cambian por el horroro e impersonal metal sin color alguno...Gracias por el artículo, me ha encantado.
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