Habíamos ya visto la impresionante mina de Santa Brígida, en donde los hornos construidos por los Jesuitas hace mas de 400 años nos remontan a los siglos XVI y XVII, cuando el Azogue (mercurio) era extraído de allí. Esta vez iremos a los años de esplendor del porfiriato, a 1895 cuando las minas de Pozos volvieron a sus niveles de excelencia y comenzaron a vomitar en abundancia plata al grado tal que San Pedro de los Pozos llegó a ser la ciudad más importante del estado, generando una riqueza equiparable a Guanajuato o León, quizá un poco mas y una población, la más numerosa de toda la geografía Guanajuatense, hay quien la ubica en 50mil habitantes, otras fuentes dicen que hubo 80 mil habitantes, cantidades que a finales del siglo XIX eran propias de las grandes ciudades del país.
Pozos atrajo la atención del presidente Díaz quien cobraba la fuerza que inició en su segundo mandato de 1884 del cual no logra deshacerse hasta iniciada la revolución de 1810, es a los diez años de ese largo periodo que don Porfirio autoriza a cambiar el nombre de Mineral de Pozos por el de Ciudad Porfirio Díaz y en un acto de total democracia, cambian el nombre de San Felipe, población cercana, al de Ciudad González, esto en honor al entonces Gobernador de Guanajuato, Manuel González. En el mapa que vemos aquí, tomado de Kalipedia, claramente aparece el nuevo nombre de la población, pero no fue la única. Más al norte floreció, en la frontera de Coahuila con los Estados Unidos otra Ciudad Porfirio Díaz, la actual Piedras Negras, en ambos casos, volvieron a sus nombres originales cuando el dictador es derrotado y exiliado en Francia.
Ese segundo auge de la ahora nombrada ciudad Porfirio Díaz atrae inversionistas de Inglaterra, Francia, España y los Estados Unidos, al igual que sucede en todo el territorio las minas son concesionadas a extranjeros, Francia representaba la fuente de mayor influencia para las clases acomodadas, de allá llegaron las nuevas tendencias en el vestir, en el hablar, en el gustar de perfumes, vinos y platillos de delicada manufactura, mismas que se asientan en las rica zona del noreste del Estado de Guanajuato, en las prósperas minas de Pozos.
Surgen San Baldomero, El Triángulo, Angustias, Cinco Señores y San Rafael, por tan solo mencionar algunas de las más importantes minas, se dice que llego haber trescientas de ellas. Y fue esa ambición desmedida la que obliga a los dueños mineros a excavar con mayor profundidad. Las minas son inundadas por las corrientes subterráneas, los denominados mantos freáticos salen de control y las minas quedan inutilizadas, lo que se llevó varios siglos en construir, en pocos días pasó a ser un desastre de tal magnitud que la población decrece irremediablemente, la revolución había estallado, la inseguridad reinaba en todo el país, quedaron no más de cinco mil habitantes en la zona.
Pocos años después otro conflicto interno que agobia a todo el Bajío inicia, era el año de 1926 cuando Emilio Portes Gil dicta la prohibición de la práctica del culto religioso, en Pozos, como en toda la región, la noticia no es aceptada con agrado, se dan fusilamientos de sacerdotes en cada una de las ciudades, Pozos no es la excepción, la muerte del cura toma tintes de tragedia, la multitud enardecida incendia la Presidencia Municipal, esto genera la huida de mas población aun, la ciudad se vuelve un fantasma… Quizá la historia de Pozos te la había contado ya aquí en El Bable, la verdad no me canso de recrearla, pues Pozos guarda una belleza única. No es aun Pueblo Mágico, sin embargo, cuando José López Portillo “reinó” en México, tuvo a bien denominarla como Monumento Nacional, corría el año de 1982.
En la actualidad Pozos fue ya descubierta por esos norteamericanos que conforman el 30% de la población de San Miguel Allende que se ubica a escasos 50 kilómetros, hay ya varios asentamientos de casas muy al modo gringo, será bueno regular los estilos de construcción para mantener la atmósfera tan particular que hoy reina en el lugar. Si vienes a Guanajuato, date el gusto de recorrer Pozos, deja tu auto y piérdete en las calles, el impacto, te aseguro, será una memoria de por vida.
Para que tus memorias sean positivas, recuerda que los tiros de las minas tienen al menos 250 metros de profundidad. Las minas están al ras del suelo y no tienen marcas ni protecciones. Como lo puedes apreciar aquí, es un riesgo fuerte el que corres, así que, cuando decidas conocer Mineral de Pozos, extrema las precauciones al caminar por las ruinas.
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