Presencia de Adolfo Ponzanelli en Salamanca, Gto.

Hace poco comentaba sobre un pueblo que existió en Baja California y que tuvo una enorme producción de ónix y mármol, su nombre fue precisamente El Mármol, solo que esta vez comentaré sobre una obra excepcional que existe en Salamanca, Gto., en donde destaca fuertemente la presencia del mármol. En el diseño y construcción de este que es el templo parroquial más importante del municipio y, en buena medida de la región, no se limitaron recursos y se contrataron a los exponentes del arte más importantes de principio del siglo XX. El Templo de El Señor del Hospital que guarda la venerada imagen del Cristo Negro, inició su construcción en 1888, pero, debido a los problemas que ya enfrentaba México y la mala relación existente entre gobierno e iglesia, tuvieron que pasar varios años para continuar con la gran obra. El trabajo de marmolería fue encargado a quién en su momento era el taller más importante en el país, el de don Adolfo Ponzanelli.

Adolfo Octavio Ponzanelli nació y murió en Carrara, Italia, (1879-1952). Fue distinguido discípulo de uno de los escultores franceses más importantes, Auguste Rodin, llegó a México en 1906 en compañía del Arq. Adamo Boari y de los escultores Leonardo Bistofi, Emilia Boni y Fiorenzo Gianetti, para la construcción del Gran Palacio Nacional , el que luego se llamaría Palacio de las Bellas Artes, allí realizó las estatuas monumentales de la fachada principal y en los altorrelieves laterales. Colaboró después con otro italiano, contratado para el diseño y construcción de la Columna de la Independencia, Enrico Aliciati. Fundó la Marmolería Ponzanelli en la calle de Rio Nazas en la Ciudad de México y fue en ese taller que ejecuto la obra de marmolería que sigue sorprendiendo a todos los que visitan Salamanca.

El mármol es una roca de las denominadas “metamórficas” pues se produce precisamente esta metamorfosis con el contacto de carbonatos, piedra caliza y piedra dolomita. El proceso produce una recristalización que aunados a las temperaturas y presiones de la propia tierra nos ofrece la piedra por excelencia para crear monumentos por su dureza y, a la vez, delicada de textura. El trabajo de Adolfo Ponzanelli no termina allí, de 1910 a 1950 realiza cientos de monumentos funerarios, trabajó en los revestimientos de los principales monumentos de la llamada Ciudad de los Palacios, tales como el interior del Palacio de las Bellas Artes, el monumento a Álvaro Obregón, el de la Revolución y de los Niños Héroes. La Enciclopedia de México nos dice que siendo él copropietario de los yacimientos de mármol en Torreón, Coah. y Dinamita, Dgo., colaboró en la difusión del uso de esa piedra en México. Es también suyo el conjunto de Juan Diego y la Virgen de Guadalupe en los jardines del Vaticano.

En Salamanca definitivamente contamos con una buena cantidad de arte, de todas las épocas y estilos, una de ellas lo es, sin lugar a dudas, el trabajo de don Adolfo Ponzanelli, quien con toda la prosapia de la misma cuna de los mejores marmolistas del mundo, Carrara, Italia, nos dejó un trabajo delicado que podemos admirar en el templo parroquial de El Señor del Hospital.

Y a propósito de mármoles, ¿alguien me puede decir algo de la Poloni?... para saber más de Mármoles Ponzanelli, accede al sitio:

http://www.aponzanelli.com/

Para ver el post sobre el pueblo de El Mármol en Baja California, ese lo encuentras aquí:
http://vamonosalbable.blogspot.com/2009/04/el-marmol.html